***************••••••••••***************>>> Virginia Wiztan De Lamparth: La Reina de Maita. Ya era un miembro del Linaje Real, pertenecĂa a este glorioso paĂs, tanto como a Gorian. SabĂa que Maita no me recibiĂł con sus brazos abiertos y una gran parte de sus nobles me soportaban por exigencia de Lance. Sin embargo, era mi nuevo hogar. En este hermoso Reino, viven los dos hombres que se volvieron mi familia. Lance y Landel. SentĂa mi corazĂłn latir aceleradamente, estaba nerviosa, viĂ©ndome ahora sĂ, lista para salir a la fiesta ceremonial. Se supone que todo esto debĂa realizarse en los tres dĂas que durĂł mi ceremonia de bodas, pero fue totalmente omitido por Lance. — 7: 20 pm. A las 8 la Reina tiene que hacerse presente. — InformĂł mi asistente, terminando de leerme uno a uno los eventos durante la ceremonia. — Finalizará la ceremonia a las 9 pm aproximadamente. Su majestad la Reina puede retirarse hasta las 11pm. Eso solo si asĂ lo desea o quedarse aĂşn en la fiesta que se exte
***************••••••••••***************Los Reyes de Maita finalmente habĂan salido del castillo principal esa noche. Virginia Wiztan veĂa la hermosa gran fuente del jardĂn este, reciĂ©n habĂa escuchado los acontecimientos que ese Rey habĂa vivido durante lo largo del dĂa. Lance permanecĂa en silencio sentado en una banca cercana y Virginia de pie con su vista posada en el agua cayendo de la fuente tenĂa una tensa expresiĂłn. "DeberĂa estar feliz…""Lance aprobĂł el divorcio de la concubina Abril Brown y se hará pĂşblico mañana durante el desayuno en la fiesta de jardĂn para despedir a los invitados nobles" "Pero… ¡No era como lo esperaba!""No era como yo lo querĂa…""Ella se va a casar con el marquĂ©s Forsten" "ÂżEso no significa que le seguirĂ© viendo?""ÂżEso no es darle más acceso a esa mujer al prĂncipe Landel?""¡No quiero eso!" "ÂżPor quĂ© Lance permitirĂa eso?""ÂżNo me dijo que era su plan deshacerse de ella?""No creo que ella vaya a morir si Lance hace algo asĂ… A no ser que…"
••••••••••La joven de cabello rubio, rizado y corto, caminaba a toda prisa por un pasillo al aire libre en las afueras del castillo principal Maitano. SentĂa que las zapatillas le lastimaban de lo rápido que iba, casi corriendo para alcanzar a ese hombre elegantemente vestido y de un corto cabello de un tono rubio claro. — ¡Por favor, señor Jones, espere! — PedĂa la joven de aspecto dulce e inocente, alzando su voz suave y que en ese momento, estaba temblorosa. Sin embargo, ese BarĂłn que iba caminando a pasos rápidos ni siquiera la volvĂa a ver. — ¡Señor Jones! — VolvĂa a llamarlo, Lady Abigail HaltĂłn. Finalmente su prometida se detuvo volviendo a ver a los alrededores. No habĂa nadie en dicho sector. Él sonriĂł. Allen Jones conocĂa perfectamente todo el territorio Real de Maita. Que zonas protegĂan más en los eventos de ese tipo, cuáles eran más vulnerables, en quĂ© sitios se podrĂa tener una charla amena con nula vigilancia. Abigail HaltĂłn, al ver la sonrisa de ese hombre s
— ¡Lance! — Le llamĂł el comandante Charlie. — ÂżYa te han informado tus guardianes? EnviĂ© a uno de mis caballeros a dar el reporte. Allen no está. Creo que se fue del territorio Real. — TambiĂ©n pienso lo mismo, lo conocemos bien para saber que harĂa algo como eso… Necesito confirmarlo para decidir que acciones— El Rey hizo una pausa, guardando silencio. — ¡EnvĂame a su mansiĂłn, Lance! — PidiĂł Charlie. — Si Ă©l volviĂł ahĂ, es por que tiene cosas que hacer, no debe estar planeando nada bueno. Posiblemente se llevĂł a Lady HaltĂłn como una rehĂ©n. Lance en ese instante recordĂł la informaciĂłn de los soldados que murieron despuĂ©s de ir a la frontera con Gorian por posible pedido del BarĂłn Jones. — No. No vayas a ninguna de sus propiedades en la capital, Allen no tomarĂa un rehĂ©n cuando está en desventaja. Él va a Gorian, ¡Hay que evitar que ese maldito cruce la frontera! — ExclamĂł el Rey enfurecido.
••••••••••La mirada marrĂłn del BarĂłn Jones veĂa a distancia su mansiĂłn prendida en fuego. Todas las zonas donde tenĂa informaciĂłn importante ardĂa ahora en llamas. Las llamaradas a distancia se reflejaban en sus ojos, sus manos sostenĂan las riendas del caballo que montaba sobre una colina a distancia. Gritos de los sirvientes en la mansiĂłn se escuchaban claramente hasta donde Ă©l se encontraba… Eso sĂ, los pocos que quedaban vivos despuĂ©s de que el BarĂłn enviara a sus hombres más fieles a matar a la mayorĂa. Una vez esos cuatro caballeros cumplieron sus Ăłrdenes y fueron a la colina con el BarĂłn…Se encontraron con una trampa y sus vidas… Se apagaron. Si se iba a ir de Maita tenĂa que ser solo y para siempre. Clop~ clop~ComenzĂł a cabalgar en su caballo adentrándose en el bosque.Una capucha oscura lo cubrĂa y Ă©l se dirigiĂł por la ruta segura a la frontera con Gorian. Al menos un dĂa le tomarĂa ese viaje, pero si lograba cruzar, todo saldrĂa segĂşn lo planeado. AdiĂłs Maita, adiĂł
••••••••••— Pensaba traicionar a los Lamparth. — ConfesĂł el Duque Brown al Rey Maitano. Virginia abriĂł sus ojos de par en par sorprendida y volviĂł a ver hacia su esposo que estaba sentado a su lado en ese sofá largo del salĂłn gris, llamado asĂ por tener una decoraciĂłn resaltante en ese tono y otros opacos, además de decoraciones de plata. Un salĂłn bastante seguro y usado exclusivamente para reuniones con miembros nobles de ciertos rangos. …..Ante la confesiĂłn del Duque, Lance lucĂa totalmente calmado e imponente. Sentado con sus piernas cruzadas y su brazo izquierdo posado en el borde alto del sofá trás el espacio donde estaba sentada su Reina. — ÂżSabes que lo que acabas de admitir es traiciĂłn al Reino y castigado con el despojo de tus posesiones? — SĂ. Ahora que el BarĂłn Jones huyĂł y terminĂł derrumbando mis planes. — ContinĂşo hablando el Duque, luciendo notablemente molesto. — Quiero negociar con usted, su majestad. — ÂżNegociar? Pff~ — Lance soltĂł una risita burlona en ese m
— Conozco a mi gente. — Explicaba el Rey a su esposa. — Todos estarán de acuerdo, una guerra, atacar primero ahora que Gorian está desprevenido a la espera de que Allen los ayude con sus planes. Virginia escuchaba las palabras de ese Rey, sintiendo que estaba en una pesadilla. De pronto volvĂa a esos dĂas llenos de caos e incertidumbre. La felicidad que viviĂł en esa semana que parecĂa de ensueño, ahora era como un recuerdo bastante lejano. ¡No querĂa! No querĂa perder nada de lo que amaba. Su corazĂłn se encontraba dividido. Gorian su naciĂłn cuna y Maita su nuevo hogar. Raynold su Ăşnico familiar en el mundo y Lance su amado esposo. No querĂa que ninguno saliera afectado. — Si necesitan de Allen es por que no saben que movimiento hacer exactamente y no tienen espĂas en Maita. — ContinĂşo explicando Lance. — Pues la mayorĂa fueron exterminados durante los Ăşltimos meses, previos a nuestro matrimonio y pertenecĂan a la facciĂłn del prĂncipe Leonardo Wiztan. — ÂżEntonces… Si ya se
— ÂżQuĂ© crees que haces? — PreguntĂł en voz baja el Rey Maitano. — Voy a ir a Gorian y—— No. — La InterrumpiĂł Ă©l de inmediato. — No irás a ningĂşn lado, siĂ©ntate. Virginia negĂł con su cabeza. — El que deberĂa sentarse eres tĂş, vas a avergonzarte ante tu gente. Yo iré… — DecĂa ella hablando aĂşn en voz baja. — Tengo una idea del por que quieres hacerlo, pero crĂ©eme, no es la mejor manera. — Hablaba el Rey intentando convencerla. — Tengo algo que decir. — LevantĂł la mano el marquĂ©s Forsten. En ese momento, toda la atenciĂłn que estaba dirigida a los Reyes, se posĂł en ese hombre de cabello oscuro y largo atado en una cola que caĂa por su hombro izquierdo. — En el caso de que la Reina vaya a Gorian. Yo me ofrezco como su guardián. Lance y Virginia, quienes tambiĂ©n habĂan dejado de discutir en voz baja, se sorprendieron en gran manera ante las palabras del marquĂ©s. — De que hablas. TĂş no puedes ir a Gorian. — DecĂa Lance molesto. — Tienes que quedarte en Maita y—— Disculpe que lo inte