••••••••••La mirada marrón del Barón Jones veía a distancia su mansión prendida en fuego. Todas las zonas donde tenía información importante ardía ahora en llamas. Las llamaradas a distancia se reflejaban en sus ojos, sus manos sostenían las riendas del caballo que montaba sobre una colina a distancia. Gritos de los sirvientes en la mansión se escuchaban claramente hasta donde él se encontraba… Eso sí, los pocos que quedaban vivos después de que el Barón enviara a sus hombres más fieles a matar a la mayoría. Una vez esos cuatro caballeros cumplieron sus órdenes y fueron a la colina con el Barón…Se encontraron con una trampa y sus vidas… Se apagaron. Si se iba a ir de Maita tenía que ser solo y para siempre. Clop~ clop~Comenzó a cabalgar en su caballo adentrándose en el bosque.Una capucha oscura lo cubría y él se dirigió por la ruta segura a la frontera con Gorian. Al menos un día le tomaría ese viaje, pero si lograba cruzar, todo saldría según lo planeado. Adiós Maita, adió
••••••••••— Pensaba traicionar a los Lamparth. — Confesó el Duque Brown al Rey Maitano. Virginia abrió sus ojos de par en par sorprendida y volvió a ver hacia su esposo que estaba sentado a su lado en ese sofá largo del salón gris, llamado así por tener una decoración resaltante en ese tono y otros opacos, además de decoraciones de plata. Un salón bastante seguro y usado exclusivamente para reuniones con miembros nobles de ciertos rangos. …..Ante la confesión del Duque, Lance lucía totalmente calmado e imponente. Sentado con sus piernas cruzadas y su brazo izquierdo posado en el borde alto del sofá trás el espacio donde estaba sentada su Reina. — ¿Sabes que lo que acabas de admitir es traición al Reino y castigado con el despojo de tus posesiones? — Sí. Ahora que el Barón Jones huyó y terminó derrumbando mis planes. — Continúo hablando el Duque, luciendo notablemente molesto. — Quiero negociar con usted, su majestad. — ¿Negociar? Pff~ — Lance soltó una risita burlona en ese m
— Conozco a mi gente. — Explicaba el Rey a su esposa. — Todos estarán de acuerdo, una guerra, atacar primero ahora que Gorian está desprevenido a la espera de que Allen los ayude con sus planes. Virginia escuchaba las palabras de ese Rey, sintiendo que estaba en una pesadilla. De pronto volvía a esos días llenos de caos e incertidumbre. La felicidad que vivió en esa semana que parecía de ensueño, ahora era como un recuerdo bastante lejano. ¡No quería! No quería perder nada de lo que amaba. Su corazón se encontraba dividido. Gorian su nación cuna y Maita su nuevo hogar. Raynold su único familiar en el mundo y Lance su amado esposo. No quería que ninguno saliera afectado. — Si necesitan de Allen es por que no saben que movimiento hacer exactamente y no tienen espías en Maita. — Continúo explicando Lance. — Pues la mayoría fueron exterminados durante los últimos meses, previos a nuestro matrimonio y pertenecían a la facción del príncipe Leonardo Wiztan. — ¿Entonces… Si ya se
— ¿Qué crees que haces? — Preguntó en voz baja el Rey Maitano. — Voy a ir a Gorian y—— No. — La Interrumpió él de inmediato. — No irás a ningún lado, siéntate. Virginia negó con su cabeza. — El que debería sentarse eres tú, vas a avergonzarte ante tu gente. Yo iré… — Decía ella hablando aún en voz baja. — Tengo una idea del por que quieres hacerlo, pero créeme, no es la mejor manera. — Hablaba el Rey intentando convencerla. — Tengo algo que decir. — Levantó la mano el marqués Forsten. En ese momento, toda la atención que estaba dirigida a los Reyes, se posó en ese hombre de cabello oscuro y largo atado en una cola que caía por su hombro izquierdo. — En el caso de que la Reina vaya a Gorian. Yo me ofrezco como su guardián. Lance y Virginia, quienes también habían dejado de discutir en voz baja, se sorprendieron en gran manera ante las palabras del marqués. — De que hablas. Tú no puedes ir a Gorian. — Decía Lance molesto. — Tienes que quedarte en Maita y—— Disculpe que lo inte
— ¡Por favor, déjame ir a Gorian! — Pidió la Reina Virginia sosteniendo del brazo izquierdo a su esposo. — No. — Estaré bien, el marqués a como todos en Maita probablemente solo quieren ayudar a que ganen la guerra. — ¿Y tú tienes que sacrificarte para eso? Existen muchas otras alternativas para hacer tiempo, ¿Por qué dejaría que tú vayas? ¡No tiene sentido! — Exclamó Lance posando su mirada dorada con enojo en esa Gorianita. — ¡Por qué en todas esas alternativas habrá caos! El caos trae muertes de inocentes… ¿No entiendes que si yo voy ellos serán menos violentos? Déjame tratar con mi hermano y el señor Jones… Por favor, confía en mí, Lance. — No serás más que una carnada… Lo sabes y yo no quiero eso. Uno te entregó al Reino enemigo sin importarle tu seguridad y para el otro no eres más que la mujer de su enemigo, ¿Ellos serán menos violentos, dices? ¡No seas tonta! Es todo lo contrario. — ¡Déjame ser la carnada! Mientras ellos prestan atención a mí, busquen interrogarme y más,
••••••••••9: 00 pm. "Estoy cansada… No he dormido nada desde la noche antepasada" Pensaba Virginia con su bata color melocotón en la habitación del Rey. "Tampoco he podido ver a Lance desde que discutimos en ese salón" "A pesar de que estuve en la oficina de la Reina, cercana a la suya… Él no llegó a verme ni un momento, tampoco envío a ningún mensajero" "Los nobles ya se marcharon a sus respectivos hogares a continuar la organización previo a la guerra" "También me llegó el reporte que se había procedido con el castigo de Chantelle Lorens y que Lance estuvo presente" "Eso quiere decir que… Esa mujer ya se encuentra… Muerta" "Lance se supone iba a dejar a Abril… Pero todavía no se nada al respecto, ¿Qué habrá sucedido? ¿Realmente el marqués Forsten se casará con ella?"Virginia se sentó sobre la enorme cama dejándose caer y viendo hacia un costado. "¿Lance vendrá esta noche? No me dijeron nada" Tock~ tock~ En ese momento Virginia escuchó que tocaban a la puerta. La Reina
Virginia Wiztan que estaba disfrazada como una soldado corriente, se quedó inmóvil por unos segundos ante la pregunta de su esposo. — Te pregunté algo, Virginia, responde. — Exigió Lance acercándose hacia ella. La mujer Gorianita tragó en seco. — Sí. — Respondió ella posando sus ojos azules en ese hombre que ahora estaba a menos de dos metros de distancia. Lance frunció el ceño. — ¡Quiero hacerlo! — Exclamó ella decidida dando unos pasos al frente, acercándose aún más a Lance. — Aún si te enfadas conmigo quiero ir, si me envías a encerrar solo buscaré una manera de escaparme, si me quieres sancionar no voy a obedecer y no lograrás nada más que me enoje contigo. — Maldición… — Susurró Lance paseando su mano por su cabellera oscura. — Te dejé claro que NO irías y NADA hará que cambie de opinión. Después de decir esas palabras el Rey se acercó a su esposa y le arrebató la pequeña caja que ella sostenía en sus manos. — ¡Ah! ¡Dámela! — Exigió Virginia enojada, sin embargo Lance la
••••••••••12: 30 am. — ¿Sabes que con ese plan el primero que te va a atacar es el marqués Gostel? Escuché que es el nuevo que pusieron en lugar de Walsh el ex prometido de tu esposa. — Decía el marqués Forsten. — El territorio es bastante grande. Pero puedo retenerlos para que no— Tock~ tock~ Comenzaron a tocar a la puerta. — ¡Su majestad, una emergencia! Por favor déjenos ingresar. — Avisó con un tono de voz alterado un caballero del Rey. Sebastián se quedó viendo fijamente a Lance. Lance se levantó del sofá individual donde estaba y se dirigió a la puerta. Una vez abrió, el caballero hizo una reverencia. — ¡Mi Rey! La… La Reina… Huyó. Lance abrió sus ojos en gran manera sorprendido. — ¿Huir? Ella estaba en la habitación rubí, no existe manera de que—— La hay. — Interrumpió Sebastián sonriente trás Lance. El Rey volvió a verlo amenazante. En ese instante, Lance le tomó por el cuello y arrinconó al marqués contra la pared cercana. — ¡Ahg! — Hizo Sebastián un gesto de d