— ¡Lance! — Le llamĂł el comandante Charlie. — ÂżYa te han informado tus guardianes? EnviĂ© a uno de mis caballeros a dar el reporte. Allen no está. Creo que se fue del territorio Real. — TambiĂ©n pienso lo mismo, lo conocemos bien para saber que harĂa algo como eso… Necesito confirmarlo para decidir que acciones— El Rey hizo una pausa, guardando silencio. — ¡EnvĂame a su mansiĂłn, Lance! — PidiĂł Charlie. — Si Ă©l volviĂł ahĂ, es por que tiene cosas que hacer, no debe estar planeando nada bueno. Posiblemente se llevĂł a Lady HaltĂłn como una rehĂ©n. Lance en ese instante recordĂł la informaciĂłn de los soldados que murieron despuĂ©s de ir a la frontera con Gorian por posible pedido del BarĂłn Jones. — No. No vayas a ninguna de sus propiedades en la capital, Allen no tomarĂa un rehĂ©n cuando está en desventaja. Él va a Gorian, ¡Hay que evitar que ese maldito cruce la frontera! — ExclamĂł el Rey enfurecido.
••••••••••La mirada marrĂłn del BarĂłn Jones veĂa a distancia su mansiĂłn prendida en fuego. Todas las zonas donde tenĂa informaciĂłn importante ardĂa ahora en llamas. Las llamaradas a distancia se reflejaban en sus ojos, sus manos sostenĂan las riendas del caballo que montaba sobre una colina a distancia. Gritos de los sirvientes en la mansiĂłn se escuchaban claramente hasta donde Ă©l se encontraba… Eso sĂ, los pocos que quedaban vivos despuĂ©s de que el BarĂłn enviara a sus hombres más fieles a matar a la mayorĂa. Una vez esos cuatro caballeros cumplieron sus Ăłrdenes y fueron a la colina con el BarĂłn…Se encontraron con una trampa y sus vidas… Se apagaron. Si se iba a ir de Maita tenĂa que ser solo y para siempre. Clop~ clop~ComenzĂł a cabalgar en su caballo adentrándose en el bosque.Una capucha oscura lo cubrĂa y Ă©l se dirigiĂł por la ruta segura a la frontera con Gorian. Al menos un dĂa le tomarĂa ese viaje, pero si lograba cruzar, todo saldrĂa segĂşn lo planeado. AdiĂłs Maita, adiĂł
••••••••••— Pensaba traicionar a los Lamparth. — ConfesĂł el Duque Brown al Rey Maitano. Virginia abriĂł sus ojos de par en par sorprendida y volviĂł a ver hacia su esposo que estaba sentado a su lado en ese sofá largo del salĂłn gris, llamado asĂ por tener una decoraciĂłn resaltante en ese tono y otros opacos, además de decoraciones de plata. Un salĂłn bastante seguro y usado exclusivamente para reuniones con miembros nobles de ciertos rangos. …..Ante la confesiĂłn del Duque, Lance lucĂa totalmente calmado e imponente. Sentado con sus piernas cruzadas y su brazo izquierdo posado en el borde alto del sofá trás el espacio donde estaba sentada su Reina. — ÂżSabes que lo que acabas de admitir es traiciĂłn al Reino y castigado con el despojo de tus posesiones? — SĂ. Ahora que el BarĂłn Jones huyĂł y terminĂł derrumbando mis planes. — ContinĂşo hablando el Duque, luciendo notablemente molesto. — Quiero negociar con usted, su majestad. — ÂżNegociar? Pff~ — Lance soltĂł una risita burlona en ese m
— Conozco a mi gente. — Explicaba el Rey a su esposa. — Todos estarán de acuerdo, una guerra, atacar primero ahora que Gorian está desprevenido a la espera de que Allen los ayude con sus planes. Virginia escuchaba las palabras de ese Rey, sintiendo que estaba en una pesadilla. De pronto volvĂa a esos dĂas llenos de caos e incertidumbre. La felicidad que viviĂł en esa semana que parecĂa de ensueño, ahora era como un recuerdo bastante lejano. ¡No querĂa! No querĂa perder nada de lo que amaba. Su corazĂłn se encontraba dividido. Gorian su naciĂłn cuna y Maita su nuevo hogar. Raynold su Ăşnico familiar en el mundo y Lance su amado esposo. No querĂa que ninguno saliera afectado. — Si necesitan de Allen es por que no saben que movimiento hacer exactamente y no tienen espĂas en Maita. — ContinĂşo explicando Lance. — Pues la mayorĂa fueron exterminados durante los Ăşltimos meses, previos a nuestro matrimonio y pertenecĂan a la facciĂłn del prĂncipe Leonardo Wiztan. — ÂżEntonces… Si ya se
— ÂżQuĂ© crees que haces? — PreguntĂł en voz baja el Rey Maitano. — Voy a ir a Gorian y—— No. — La InterrumpiĂł Ă©l de inmediato. — No irás a ningĂşn lado, siĂ©ntate. Virginia negĂł con su cabeza. — El que deberĂa sentarse eres tĂş, vas a avergonzarte ante tu gente. Yo iré… — DecĂa ella hablando aĂşn en voz baja. — Tengo una idea del por que quieres hacerlo, pero crĂ©eme, no es la mejor manera. — Hablaba el Rey intentando convencerla. — Tengo algo que decir. — LevantĂł la mano el marquĂ©s Forsten. En ese momento, toda la atenciĂłn que estaba dirigida a los Reyes, se posĂł en ese hombre de cabello oscuro y largo atado en una cola que caĂa por su hombro izquierdo. — En el caso de que la Reina vaya a Gorian. Yo me ofrezco como su guardián. Lance y Virginia, quienes tambiĂ©n habĂan dejado de discutir en voz baja, se sorprendieron en gran manera ante las palabras del marquĂ©s. — De que hablas. TĂş no puedes ir a Gorian. — DecĂa Lance molesto. — Tienes que quedarte en Maita y—— Disculpe que lo inte
— ¡Por favor, dĂ©jame ir a Gorian! — PidiĂł la Reina Virginia sosteniendo del brazo izquierdo a su esposo. — No. — EstarĂ© bien, el marquĂ©s a como todos en Maita probablemente solo quieren ayudar a que ganen la guerra. — ÂżY tĂş tienes que sacrificarte para eso? Existen muchas otras alternativas para hacer tiempo, ÂżPor quĂ© dejarĂa que tĂş vayas? ¡No tiene sentido! — ExclamĂł Lance posando su mirada dorada con enojo en esa Gorianita. — ¡Por quĂ© en todas esas alternativas habrá caos! El caos trae muertes de inocentes… ÂżNo entiendes que si yo voy ellos serán menos violentos? DĂ©jame tratar con mi hermano y el señor Jones… Por favor, confĂa en mĂ, Lance. — No serás más que una carnada… Lo sabes y yo no quiero eso. Uno te entregĂł al Reino enemigo sin importarle tu seguridad y para el otro no eres más que la mujer de su enemigo, ÂżEllos serán menos violentos, dices? ¡No seas tonta! Es todo lo contrario. — ¡DĂ©jame ser la carnada! Mientras ellos prestan atenciĂłn a mĂ, busquen interrogarme y más,
••••••••••9: 00 pm. "Estoy cansada… No he dormido nada desde la noche antepasada" Pensaba Virginia con su bata color melocotĂłn en la habitaciĂłn del Rey. "Tampoco he podido ver a Lance desde que discutimos en ese salĂłn" "A pesar de que estuve en la oficina de la Reina, cercana a la suya… Él no llegĂł a verme ni un momento, tampoco envĂo a ningĂşn mensajero" "Los nobles ya se marcharon a sus respectivos hogares a continuar la organizaciĂłn previo a la guerra" "TambiĂ©n me llegĂł el reporte que se habĂa procedido con el castigo de Chantelle Lorens y que Lance estuvo presente" "Eso quiere decir que… Esa mujer ya se encuentra… Muerta" "Lance se supone iba a dejar a Abril… Pero todavĂa no se nada al respecto, ÂżQuĂ© habrá sucedido? ÂżRealmente el marquĂ©s Forsten se casará con ella?"Virginia se sentĂł sobre la enorme cama dejándose caer y viendo hacia un costado. "ÂżLance vendrá esta noche? No me dijeron nada" Tock~ tock~ En ese momento Virginia escuchĂł que tocaban a la puerta. La Reina
Virginia Wiztan que estaba disfrazada como una soldado corriente, se quedĂł inmĂłvil por unos segundos ante la pregunta de su esposo. — Te preguntĂ© algo, Virginia, responde. — ExigiĂł Lance acercándose hacia ella. La mujer Gorianita tragĂł en seco. — SĂ. — RespondiĂł ella posando sus ojos azules en ese hombre que ahora estaba a menos de dos metros de distancia. Lance frunciĂł el ceño. — ¡Quiero hacerlo! — ExclamĂł ella decidida dando unos pasos al frente, acercándose aĂşn más a Lance. — AĂşn si te enfadas conmigo quiero ir, si me envĂas a encerrar solo buscarĂ© una manera de escaparme, si me quieres sancionar no voy a obedecer y no lograrás nada más que me enoje contigo. — MaldiciĂłn… — SusurrĂł Lance paseando su mano por su cabellera oscura. — Te dejĂ© claro que NO irĂas y NADA hará que cambie de opiniĂłn. DespuĂ©s de decir esas palabras el Rey se acercĂł a su esposa y le arrebatĂł la pequeña caja que ella sostenĂa en sus manos. — ¡Ah! ¡Dámela! — ExigiĂł Virginia enojada, sin embargo Lance la