— ¿Qué crees que haces? — Preguntó en voz baja el Rey Maitano. — Voy a ir a Gorian y—— No. — La Interrumpió él de inmediato. — No irás a ningún lado, siéntate. Virginia negó con su cabeza. — El que debería sentarse eres tú, vas a avergonzarte ante tu gente. Yo iré… — Decía ella hablando aún en voz baja. — Tengo una idea del por que quieres hacerlo, pero créeme, no es la mejor manera. — Hablaba el Rey intentando convencerla. — Tengo algo que decir. — Levantó la mano el marqués Forsten. En ese momento, toda la atención que estaba dirigida a los Reyes, se posó en ese hombre de cabello oscuro y largo atado en una cola que caía por su hombro izquierdo. — En el caso de que la Reina vaya a Gorian. Yo me ofrezco como su guardián. Lance y Virginia, quienes también habían dejado de discutir en voz baja, se sorprendieron en gran manera ante las palabras del marqués. — De que hablas. Tú no puedes ir a Gorian. — Decía Lance molesto. — Tienes que quedarte en Maita y—— Disculpe que lo inte
— ¡Por favor, déjame ir a Gorian! — Pidió la Reina Virginia sosteniendo del brazo izquierdo a su esposo. — No. — Estaré bien, el marqués a como todos en Maita probablemente solo quieren ayudar a que ganen la guerra. — ¿Y tú tienes que sacrificarte para eso? Existen muchas otras alternativas para hacer tiempo, ¿Por qué dejaría que tú vayas? ¡No tiene sentido! — Exclamó Lance posando su mirada dorada con enojo en esa Gorianita. — ¡Por qué en todas esas alternativas habrá caos! El caos trae muertes de inocentes… ¿No entiendes que si yo voy ellos serán menos violentos? Déjame tratar con mi hermano y el señor Jones… Por favor, confía en mí, Lance. — No serás más que una carnada… Lo sabes y yo no quiero eso. Uno te entregó al Reino enemigo sin importarle tu seguridad y para el otro no eres más que la mujer de su enemigo, ¿Ellos serán menos violentos, dices? ¡No seas tonta! Es todo lo contrario. — ¡Déjame ser la carnada! Mientras ellos prestan atención a mí, busquen interrogarme y más,
••••••••••9: 00 pm. "Estoy cansada… No he dormido nada desde la noche antepasada" Pensaba Virginia con su bata color melocotón en la habitación del Rey. "Tampoco he podido ver a Lance desde que discutimos en ese salón" "A pesar de que estuve en la oficina de la Reina, cercana a la suya… Él no llegó a verme ni un momento, tampoco envío a ningún mensajero" "Los nobles ya se marcharon a sus respectivos hogares a continuar la organización previo a la guerra" "También me llegó el reporte que se había procedido con el castigo de Chantelle Lorens y que Lance estuvo presente" "Eso quiere decir que… Esa mujer ya se encuentra… Muerta" "Lance se supone iba a dejar a Abril… Pero todavía no se nada al respecto, ¿Qué habrá sucedido? ¿Realmente el marqués Forsten se casará con ella?"Virginia se sentó sobre la enorme cama dejándose caer y viendo hacia un costado. "¿Lance vendrá esta noche? No me dijeron nada" Tock~ tock~ En ese momento Virginia escuchó que tocaban a la puerta. La Reina
Virginia Wiztan que estaba disfrazada como una soldado corriente, se quedó inmóvil por unos segundos ante la pregunta de su esposo. — Te pregunté algo, Virginia, responde. — Exigió Lance acercándose hacia ella. La mujer Gorianita tragó en seco. — Sí. — Respondió ella posando sus ojos azules en ese hombre que ahora estaba a menos de dos metros de distancia. Lance frunció el ceño. — ¡Quiero hacerlo! — Exclamó ella decidida dando unos pasos al frente, acercándose aún más a Lance. — Aún si te enfadas conmigo quiero ir, si me envías a encerrar solo buscaré una manera de escaparme, si me quieres sancionar no voy a obedecer y no lograrás nada más que me enoje contigo. — Maldición… — Susurró Lance paseando su mano por su cabellera oscura. — Te dejé claro que NO irías y NADA hará que cambie de opinión. Después de decir esas palabras el Rey se acercó a su esposa y le arrebató la pequeña caja que ella sostenía en sus manos. — ¡Ah! ¡Dámela! — Exigió Virginia enojada, sin embargo Lance la
••••••••••12: 30 am. — ¿Sabes que con ese plan el primero que te va a atacar es el marqués Gostel? Escuché que es el nuevo que pusieron en lugar de Walsh el ex prometido de tu esposa. — Decía el marqués Forsten. — El territorio es bastante grande. Pero puedo retenerlos para que no— Tock~ tock~ Comenzaron a tocar a la puerta. — ¡Su majestad, una emergencia! Por favor déjenos ingresar. — Avisó con un tono de voz alterado un caballero del Rey. Sebastián se quedó viendo fijamente a Lance. Lance se levantó del sofá individual donde estaba y se dirigió a la puerta. Una vez abrió, el caballero hizo una reverencia. — ¡Mi Rey! La… La Reina… Huyó. Lance abrió sus ojos en gran manera sorprendido. — ¿Huir? Ella estaba en la habitación rubí, no existe manera de que—— La hay. — Interrumpió Sebastián sonriente trás Lance. El Rey volvió a verlo amenazante. En ese instante, Lance le tomó por el cuello y arrinconó al marqués contra la pared cercana. — ¡Ahg! — Hizo Sebastián un gesto de d
Los minutos pasaban, Virginia sentía como la noche se ponía cada vez más fría. Había estado caminando por más de quince minutos y no lograba ver al marqués por ningún lado. En ese punto, ella comenzó a sospechar. Seguía con total confianza a ese extraño que le dijo que trabajaba para el marqués Forsten como un infiltrado. ¿Pero era eso cierto? Hasta donde ella sabía la seguridad interna en el territorio Real mejoró muchísimo después de la última "limpieza" que ordenó Lance al comandante Charlie Evans. Fue cuando la Reina comenzó a pensar analizando la situación. "Si el comandante Charlie fue tan capaz de encontrar a todos los infiltrados de Allen… ¿No le iba a resultar igual de sencillo con los demás de otros nobles?""Además, sé que él marqués vino con gente, un grupo de su gente al castillo del príncipe heredero… Pero ellos no visten el uniforme de los caballeros de Lance…" "¡Maldición! ¡Me atrapó!"Tras esos últimos pensamientos Virginia se soltó del agarre de ese soldado
***************••••••••••***************>>> Virginia Wiztan De Lamparth: El escenario que tenía frente a mis ojos, era uno que había visto dos veces en mis diecinueve años de vida. Eran las siete de la noche aproximadamente, ya que hace pocos minutos atrás el sol finalmente se ocultó. Desde que intenté escapar de Maita habían transcurrido treinta y cinco días. Unos en los que estuve a diario al lado de Lance planificando este ataque. Muertes por doquier. Era el camino que al final decidimos recorrer juntos. Perdidas de Maitanos y Gorianitos; conforme las tropas de Lance avanzaban, Gorian que fue tomado desprevenido y sin su preparación completa fue cayendo poco a poco. Lágrimas. ¿Cuántas veces lloré en los brazos de mi esposo al ver lo que hacíamos? Ni si quiera las recuerdo ya. Sin embargo, algo que estará torturando mis memorias por el resto de mi vida…Es el dolor desgarrador que me invadía cada vez que sabía que un pueblo Gorianito más, había sido vencido. Todo era por
…..Tres. Era el número de soldados maitanos que quedaron. — ¡Su majestad! ¡Vamos a atacar sin su aprobación! — Dijeron ellos preocupados de que me quedará sin guardias que me protejan. Fue entonces que las cosas se pusieron aún peores y Tiana me tomó de la muñeca llevándome a un sector mas alejado de ese gran salón que tenía inclusive un mini jardín artificial en el sector este. Raynold comenzó a dirigirse a ese jardín, uno que probablemente ya conocía bien. Se me dificultaba ver qué estaba sucediendo desde donde estaba con Tiana. Solo escuchaba los sonidos de las hojas de esas espadas chocando. — ¡Vámonos de aquí! ¡Hay que huir y venir con refuerzos! — Me pidió Tiana. — ¡No! ¡No puedo! — Exclamé entre lágrimas. — Es mi única oportunidad… Si me voy… Lance se dará cuenta y va a matar a mi hermanito y yo— ¡PLAF!En ese instante, Tiana me dio una bofetada. Abrí mis ojos en gran manera viéndola sorprendida. — ¿Por qué? — Pregunté apoyando mi mano en la mejilla que me dolía. —