Virginia no podía creerlo, ahora ella se encontraba de pie entre los brazos de ese Barón recién comprometido. — Virginia… Lo siento, realmente lo siento mucho, todo esto, todo lo que estás viviendo ha sido mi culpa… Aunque te pida perdón mil veces sé que no borrará lo que ya has tenido que vivir. — Se disculpaba el Barón con una sincera expresión de arrepentimiento. Virginia que había estado en shock hasta ese instante le empujó con fuerza causando que el Barón se desestabilice y la suelte. Ella terminó cayendo sentada en el césped. Él rápidamente se acercó con intenciones de volver a levantarla. — ¡NO! — Gritó Virginia temblorosa. — ¡No me toques! ¡No me pongas ni un dedo encima! Tú… ¡Estás comprometido! Eres feliz con esa señorita y ella parecía ser alguien dulce, pura e inocente, alguien tierna con la que seguramente tendrás una vida muy feliz… Así que no… No te quiero cerca de mí nunca más.
Virginia quiso responderle a ese hombre con insultos. ¡Ella quería golpearlo o escupir en su rostro y salir corriendo!Pero… Sabía que ese hombre no era un juego. Ella sabía que en el instante que hiciera eso, sería sentenciada a muerte. Lance Lamparth era un tirano que la aterraba. Un curioso recuerdo pasó por su mente en ese instante. Ese cuando lo conoció por primera vez, cuando ella se encontraba en su cuarto de refugio en su propio castillo en el Reino de Gorian y él la encontró y le apuntó con su espada. Hace poco más de un año de aquella terrorífica experiencia. …..El cuerpo de la joven comenzó a temblar en ese instante. Lance lo notó. Sin embargo, una semi sonrisa se mostró en sus labios, él disfrutó verla perder el control. Él siguió inclinado hacia Virginia y susurró buscando que ella cayera
Cuando la Reina de Maita comenzó a leer la carta, la guardo de inmediato sorprendiéndose. — ¿Quién es el remitente su majestad? — Preguntó Tiana acercándose a la joven Gorianita. Virginia nerviosa negó rápidamente con la cabeza. — No es nadie de importancia. — Respondió ella mostrando una sonrisa llena de nerviosismo y caminando rápidamente hacia su modista. — Continuemos mi preparación. — Añadió. "¿Por qué esa extraña reacción?" Pensó Tiana curiosa. "¿Podría tratarse de… El barón?" "No, no hay manera que una carta de él haya llegado tan casualmente a no ser que tenga… Bueno… Si hay posibilidad, quizá tenga algún infiltrado, no, siendo el barón Jones, tiene muchas amistades en el castillo principal del Rey Lance" Pensó la soldado. ••••••••••Varías horas más tarde. En un hermoso y amplio jardín en los terrenos del ca
••••••••••— Su majestad, ¿La Reina no ha venido con usted? — Preguntó uno de los servidores del Rey. — No. — Respondió Lance tajante. — Ella debería haber venido. — Comentó el secretario Real. — Hoy se reanudarán las reuniones con el consejo y a partir de mañana una vez por semana se realizarán las audiencias con el pueblo. Según las leyes Maitanas, ella tiene que estar presente, ya que a diferencia de otros Reinos vecinos, siempre nos hemos caracterizado por darle un rol importante a nuestra soberana. — Sigue siendo una extranjera de una nación que hasta hace poco era enemiga a muerte. — Recalcó Lance. — Que se posponga su presencia hasta que termine sus estudios del Reino y haya pasado todas las pruebas básicas. — Entiendo, tiene razón su majestad… — Comentó él secretario de cabello rubio rizado. — Tomaré nota al respecto. — ¿El Márquez Sebastián Forsten se marchó del territorio Real? —
4: 30 pm. Tap, tap~ Sonaban las zapatillas de la Reina Virginia Wiztan, quien caminaba junto a su asistente y guarda espaldas de más confianza, Tiana. La mujer pelirroja vestida de soldado Real, veía preocupada a su Reina, que parecía estar inmersa en sus pensamientos. "Así que no es que esté realmente obligada a tener un hijo, pero es lo mejor si quiero mantener una firme posición en Maita como la Reina" "Sin embargo, el hecho de que deba hacerlo para que ese niño sea una herramienta, sin mencionar que puede que no nazca un niño y añadiendo el hecho de que no quiero que ese Rey me vuelva a tocar jamás y… Creo que él tampoco piensa hacerlo nunca" "Básicamente, un hijo para mí está descartado" Pensaba Virginia, cuando finalmente caminaba por un pasillo al aire libre y se dió cuenta que ya el cielo comenzaba a pintarse poco a poco de hermosos tonos naranjas. — ¿
— Señor Jones… Por mí usted ya ha cometido muchos errores… Usted ya ha sufrido consecuencias todo por ayudarme a mí, así que… por favor, siga su vida tranquilo, cásese con Lady Abigail y olvide por completo cualquier pasado que hemos tenido juntos… Por favor… La expresión de la Reina Virginia mientras decía aquellas palabras con un tono de voz tembloroso, era una seria. Ella intentaba mantener la compostura y verse bien ante ese atractivo Barón de cabello rubio claro. Sin embargo, él no le creyó. Allen Jones negó lentamente con su cabeza y volvió a acercarse a la Reina de Maita. — No te creo, simplemente no es algo que pueda hacer. Eres tan buena que quieres mi felicidad aún cuando te estás sacrificando a ti misma por el bien de tu nación e inclusive de mí vida… — No es así… Us- usted está muy equivocado… Virginia respondió titubeante y claramente intentaba negar lo que ante
— ¿La Reina? Es cierto… Todo esto comenzó por eso… La muerte de esa mujer… Cassandra Forsten. — Comentó Virginia cabizbaja. — Si tan solo mi padre no hubiera atacado a esa mujer… Si tan solo… — Lo hecho, hecho esta, no creo que nada cambie. — Aclaró Allen. — Aún con la muerte de Cassandra, Lance no hubiera atacado a Gorian si yo no le hubiera animado a vengarse, pero… Era mi mejor amigo y no quería verlo hundirse en depresión… Tenía que darle un motivo para continúar, pero no pensé que las consecuencias seguirían extendiéndose por tanto tiempo y yo me vería afectado en todo el proceso. Aunque supongo que, ¿Lo merezco no es así? — Sonrió él Barón Jones. Virginia asintió lentamente con una expresión decaída. "Claro que el señor Jones se lo merece" Pensó ella. "Por qué… Todo eso llevó a la destrucción de mi hogar… De mi familia… La muerte de miles de inocentes…" — ¡Su majestad! — Se escuchó a
6: 00 am. >> En Maita odian a las Reinas inútiles y poco capacitadas Las palabras dichas por su secretaria no salían de la cabeza de esa joven Reina de solo diecinueve años. Ella que estaba de pie en el exterior del castillo principal, veía como a la distancia el sol recién comenzaba a salir. Una mañana refrescante. A su lado también de pie se encontraba su guarda espaldas y asistente, la soldado Tiana. Virginia volvió a ver hacia esa amiga que había hecho en el Reino de Maita. — ¿El viaje será muy largo? — Preguntó la Reina. Tiana negó con su cabeza. — Su majestad llegará en la tarde al segundo pueblo al norte; ahí el Rey tiene una propiedad, se quedarán en esa casa a pasar la noche. Al día siguiente a medio día ya estarían en el pueblo de Luterd del Norte. Esta cerca de la frontera y dentro del territorio del Márquez… Forsten…