Hola preciosuras... Por aquí otro capítulo de esta divertida historia. Esperemos que a Lea le vaya bien ya que es un poco... tosca. ¡¡¡Disfruten!!! Lean, denle me gusta a la histori ay sobre todo comenten. Así les subo más capítulos ;)
— ¡No digas tonterías! – regaña mandón — te ves muy bien…— Hasta que hable, hasta que me pregunten y deba decirles donde nos conocimos – espeta.— ¿Y dónde nos conocimos? – indaga para tranquilizarla ya que se ha percatado de que hacerla hablar es buena idea.— ¿En el bar? – responde rodando los ojos por la obviedad.— ¿Y que hicimos? – Lea se detiene en lo alto de la suntuosa escalera para mirarlo como si fuese de otro planeta.— Nos emborrachamos, bailamos y luego nos fuimos a un hotel – susurra muy cerca de su rostro.— ¡Exacto! – él se acerca un poco más mirando sus labios colorados de tanto morderlos — ahora agrega que lo hemos hecho cada semana por lo menos dos meses y aquí estamos – la acerca a él por la cintura y coloca la frente sobre la suya.— ¿Qué haces? – dice ella en voz baja.— Disimulo – explica con esa sola palabra.— ¿Por qué? – intenta zafarse y no puede.— Porque Gretta está justo debajo de nosotros – ella abre la boca y él quiere besarla, pero se cont
El rostro de Doña Mildred se arruga como una pasa al ver que Paula Del Toro ingresa con una preciosa sonrisa en el rostro luego de que haya insultado a su retoño haciéndose dueña y señora de todo lo que pisa como si fuese una gran pieza de arte., piensa la doña orgullosa su muy estilizada figura.— ¡Paula Angelina, que placer! – saluda. La aludida sonríe radiante.— Mildred Josefina – abre los ojos devolviendo el veneno que supone decir el segundo nombre — ¡qué bien te ves! – entonces contraataca aludiendo tácitamente a los “arreglitos y refrescadas corporales” que se ha hecho la mujer para estar así de estilizada.Paula decidió desde muy temprano que pese al grosor de su cuerpo, curvilíneo y voluptuoso, no se haría ninguna operación ya que Harold Del Toro la ha amado siempre rellenita. La sociedad Española en los Estados Unidos refleja la estirpe en el entorno visual, tal como en el siglo dieciocho cuando las mujeres que eran poco agraciadas se quedaban solteronas
Lea observa con fascinación la rebeldía y desfachatez de su ahora acompañante además de los dos platos que lleva en la mano con cualquier cantidad de exquisiteces de las que supone tomó de la mesa delante de las miradas atónitas de los comensales. Sonríe con satisfacción ajena ya que la mujer en cuestión es la más irreverente, pero a la vez elegante y suntuosa de las mujeres que en algún momento había visto.Solo en la tele por cierto…— ¡Gracias! – expresa Lea llena de emociones que hasta ahora sabe que existen.Paula frunce el ceño ante las palabras de Lea, suspira dispuesta a ayudarla en este viaje. Toma asiento a la pequeña mesa redonda de jardín y la mira fijamente a los ojos, con afecto, sin juicios y sobre todo… sin segundas intenciones.— ¿Y gracias por qué Lea? – la mira cómplice al indagar con una preciosa sonrisa.— Pues por salvarme ahí dentro – cierra los ojos al hablar — créeme que no habría podido defenderme de no ser por ti – explica con un rubor vergonzoso tiñendo
Damián y Harold abandonan el comedor cada uno por una razón en particular. Damián porque no desea ser descubierto y peor aún, ser cazado por una loca arpía que se cree su dueña, sabe perfectamente que será retado por su madre razón por la cual necesita salir cuanto antes de la mansión junto a Lea que platica alegremente con Paula.— ¡Vaya, cuanta camaradería! – menciona Damián a su hermano-tío, este sonríe.— Es que mi esposa es adorable – dice Harold con ojos soñadores y Damián pone los de él en blanco — y tu Lea es preciosa ¿podrías decirme de donde las sacas? – inquiere con curiosidad.— No lo sé, ellas solo aparecen ¿qué te puedo decir al respecto? – se encoge de hombros.— Sí bueno, eres tan lindo que la suerte no te deja en ningún momento – le sonríe como un tonto según piensa Damián.No pone los ojos en blanco de nuevo concentrado en Lea que sin maquillaje es muy hermosa. Suspira de manera imperceptible sin reconocer el ardor en el pecho. Como sea necesita deshacerse de la
— ¿Podrías esperar por favor? – Lea prácticamente corre detrás de Damián.— ¡No! – responde ofensivo — ¡date prisa! – gruñe — ¿a menos que desees quedarte a platicar con alguien más? – se detiene abruptamente.Lea interrumpe su casi carrera evitando colisionar con el hombre que acaba de gruñirle, no da crédito a las palabras que acaba de soltar, se enfada con él y lo encara de manera dramática.— ¡No entiendo tu molestia! – da un paso al frente decidida a que no se dejará mangonear de él a quien le está haciendo un gran favor — me dijiste que socializara y mantuviera la calma. Tu cuñada o ni idea de lo que es tuyo… - toma una respiración para continuar — es linda y agradable y… y – él la mira con una sonrisa extraña que la enoja — ¿de qué coño te ríes imbécil?— De lo ilusa que eres Lea – expone con aburrimiento — Paula es una excelente persona y goza de todo mi afecto, no quiero que me malinterpretes por favor – baja el tono —, pero ellos dos saben perfectamente que tú y yo
El resto del viaje se hizo en un silencio casi escabroso, Damián no deja de pensar en el error que evidentemente ha cometido con Lea ya que… las relaciones que comienzan con acostones nunca tienen futuro y aunque el único futuro que él visualiza es el de ser un interesante y atractivo divorciado que rompa bragas solo con mirar, sonreír o tal vez con su porte, debe resignarse a que ella es la mejor opción que tiene. El solo hecho de pensar en Gretta como su esposa le hace doler la úlcera que ni siquiera tiene.El camino es algo largo considerando que Brooklyn es uno de los sectores más retirados del centro de la isla y aunque el trayecto es de una hora aproximadamente a él prácticamente se le hace eterno el paso del puente, no desea dejarla sola en ese apartamento que, aunque es su logro – y la admira por eso –, su futura esposa no puede estar al otro lado de donde él vive.¡Se retracta enseguida!No piensa de forma coherente y menos al ver que la pierna de ella sale de la abertura que
Damián la contempla con resignación, su bello rostro bañado en lágrimas y el vestido arruinado le recuerdan el fracaso que va a ser continuar con esta farsa., piensa con amargura.— ¿Continuarás llorando o nos vamos a buscar un departamento para que te mudes? – ella gime enseñando todas sus pertenencias — descuida ya me encargué – ella lo mira sin entender — un tráiler vendrá por ello, pero estas helada – le acomoda el saco en los hombros — no, mete las manos para que te calientes, esperemos en el auto – ella lo mira con vergüenza.Su boca forma una “U” hacia abajo con lo cual a él se le aprieta el pecho – además del pantalón – y la dirige al auto porque no sabe como manejar la sensación y hace lo que mejor sabe: la ignora.— ¡Gracias! – Damián solo asiente, algo le dice que va a tener que continuar salvándola incluso de ella misma.Resopla enfadado por su suerte.Suspira audiblemente y recuesta la cabeza hacia atrás cavilando posibilidades, no e
Damián baja por el ascensor completamente desconcertado por lo débil que puede ser frente a esa chica – esa preciosa, provocativa y peligrosa chica – que lo deja sin defensas por completo. Debe concentrar su mente y raciocinio en el convenio que tienen. De ahora en más no se acercará tanto, solo lo justo para hacer que su familia – especialmente su abuelo metiche y el dueño de la herencia – se crea el chisme.Realmente se siente desilusionado porque deseaba besarla, saborear esos labios ricos y disfrutar del calorcito que le provocan cuando lo hace, cuando la besa como esta noche en la terraza de la casa mientras fingían la pelea. Sacude la cabeza., pone los ojos en blanco ante el pensamiento crítico acerca de si mismo.Pero al acercarse al auto cree reconocer – pero no está seguro – uno estilo limusina negro, parecido al que se hallaba en la casa esa misma noche. Sonríe.— Creo que estoy cansado – se dice en voz alta