AUDREY—¡Qué haces! —levanto la voz, apartándolo con ambas manos—Besando a mi novia.Ya habíamos regresado a mi apartamento, el auto de Daniel está estacionado en la entrada del edificio.—Aún no he dicho que sí —replico.—Pero aún sigues siendo mi novia falsa.—No hace falta que me beses si estamos solos, nadie nos puede ver en el interior de tu coche.Encoge los hombros y se acomoda en su asiento como si nada hubiese pasado.—Eso que importa, solamente te quise besar y ya —agrega con desdén.Abro la boca para responder, pero inmediatamente la cierro en cuanto mi cerebro comienza a trabajar. No, será mejor que no diga nada, no quiero terminar discutiendo con él y de nuevo salir furiosa, porque la que siempre sale perdiendo soy yo.—Bien —digo —Buenas noches —me despido y salgo de su lujoso Mercedes para luego entrar al edificio donde vivo.—No seas tonta y aprovecha.Nelly y yo estamos reclinadas en las sillas que están situadas en el pequeño balcón de mi apartamento. El clima está
DANIELNuestra conversación es interrumpida en la parte que le digo a Fabián que Audrey me ha pedido tiempo. En ese mismo instante la puerta de su oficina se abre mostrándonos a ambos una mujer rubia, que instantáneamente logro reconocer.—Perdón —Katty se disculpa al momento que levanta su mirada y se percata nuestra existencia en la habitación —Sé que debí tocar, pero… —la corto.—Qué en este edificio nadie toca la puerta antes de entrar a una oficina —murmullo irritado.Sus ojos los pone unos segundos en mí en el momento que replicó, por supuesto que me escucho y no me inmuto por ello. Después desvía su mirada para ver a Fabián.—Su padre ordenó que le trajera directamente los documentos del contrato nuevo y que si no estaba en su oficina se los dejara sobre el escritorio, es por eso que se me pasó llamar antes —se explica rápido y nerviosa, echándome repentinamente miradas.La miro con desaprobación por unos segundos y me giro. Desde que se volvió una acosadora me irritó con facil
AUDREYSalgo apresurada del edificio, con el riego de que me vaya a encontrar con Jon en el camino. Sigo huyendo de él desde el martes que apareció en mi puesto de trabajo.Ya me cansé de estarme escondiendo casi toda la semana, talvez ya se olvidó de eso y yo sigo paranoica por algo sin sentido.No me percató en el momento que un auto se detiene a lado mío, es el Mercedes de Daniel. El vidrio baja despacio y deja al descubierto su rostro.Lleva unas gafas oscuras para el sol. Se las quita y me mira detalladamente. Me muevo inquieta. Sí, él tiene ese efecto en mí siempre que pone sus ojos sobre mí.—Sube —demanda, ni siquiera me lo pregunta.Qué cortesía de su parte. Aún así le tomo el ofrecimiento, ya que odio tomar el metro, rodeo el auto para subirme del otro lado.—Qué caballeroso es, señor Crawford —digo con sarcasmo.Me da igual si se enoja, ya lo noto molesto y no tengo la menor idea de porque.—No sabe cuánto —responde con ironía y echa andar su auto.—¿A dónde me lleva? —cues
AUDREY¿Por qué otra vez?—Tonta, tonta, tonta —me golpeó la frente varias veces con la palma de la mano.Me encuentro encerrada en el baño de la habitación que me toca compartir con Daniel. Y aquí voy de nuevo, no se me olvidó echar una pijama modesta, no, pues yo pensé que iba a dormir a mis anchas en una cama sola y sin ese par de ojos devorándome.Nunca aprendo.Me miró el es el pequeño del cuarto de baño, el camisón transparente deja una vista de mis pezones y de mis muslos, pues está muy corto.Esta ropa para dormir, grita “fóllame” y eso va a creer él.Pero es peor salir desnuda, ¿no?Ya que. Respiro hondo antes de en balotarme y abrir la puerta para finalmente salir del cuarto contiguo del dormitorio.Vigilo desde la puerta antes de salir de cuerpo completo. No hay moros en la costa, y aprovecho y salgo disparada, rumbo a la cama, me dejó caer sobre ella y me cubro con ellas rápido.Unos pasos se escuchan y la puerta se abre, me quedo inmóvil, pero sin cerrar los ojos, está ve
AUDREYY sin pensarlo antes que nada, muevo mi mano y la llevo a su cara. Despacio, despacio, con la punta de mis dedos acaricio su mentón y luego subo hasta su mejilla.Los ojos de Daniel se cierran, y solo se deja, no hace nada por quitarse o apartarme. No sé si me atreva a besarlo, ¿y si él me rechaza? No sé por qué pienso que no lo hará; puede que me haya besado antes y no lo rechace, pero él notó mi incomodidad en ese momento, pues me tomo por sorpresa y nunca pensé que podía llegar a pasar algo así entre nosotros.Corto un poco la distancia y me inclino, me he armado de valor. Aprovecho que sigue con los ojos cerrados y me acerco más.Un simple roce, pero que significa mucho, creo que mi corazón ya lo sabe, acaba de quedar advertido. Me quedo ahí, sin embargo, él se mueve y termina por unir nuestros labios.Un beso tierno, muy diferente al primero, lento y dulce, sin desesperación y ninguna pizca de lujuria. Solo amor.¿Amor? Es una palabra fuerte, lo sé, pero eso sentí.Deshace
AUDREY—No podemos, la cita con el cliente es a las dos —le recuerdo.—No te traje para trabajar.Lo observó incrédula.—Pero soy tu secretaria, y hay un cliente muy importante esperando.—También eres mi novia.—Falsa —corrijo —Todavía soy tu novia falsa.El muestra un gesto fruncido, no sé si se molestó, pueda que sí, pero en este momento esa es la realidad y no tiene por qué molestarse.Suspira y su gesto se suaviza.—Iré yo solo y me veré con el cliente, luego regresaré a nuestra habitación, quiero que estés lista esperándome.—¿Pero…? —me corta.—No hay peros, harás lo que digo.Y con eso último se va y sale de la suite.Se supone que había venido a trabajar, no a pasar el rato, tirada sobre una cama mientras lo espero. No sé que está tramando, sin embargo, muero de ansias por saberlo.¿De qué forma quería que me alistara? No lo dijo, solo lo pidió sin darme detalles. ¿Ahora qué me pongo? Tampoco es como si hubiera traído ropa para salir, solamente lo practico y cómodo para andar
AUDREYLe echo una mirada. Está absorto en sus pensamientos mientras observa el camino, ¿qué estará pensando?Me sorprende mirándolo cuando gira brevemente sus ojos hacia mí. Daniel toma mi mano que está sobre mi muslo y la aprieta suavemente.—¿Es por el cansancio? —deduje.¿Qué otra cosa podía ser? O más bien quiero creer eso.Solamente se concentró en el camino y después levanto mi mano para llevarla a sus labios y besarla.—Eso no me puede afectar tanto como el no tocarte como lo hice la última vez en aquel auto —responde, me mira de nuevo y sonríe. Siento mis mejillas calentarse —estoy tratando de no perder el control, contigo a mi lado es imposible —me guiña un ojo.Espero que solamente sea eso, aunque sus palabras me dejen húmeda de entre mis piernas. Me renuevo inquieta en el asiento.—En este momento sería lo mejor no perder el control porque también podrías perderlo al conducir —consigo decir.—Eso es lo de menos, hermosa —me echa una mirada coqueta de las suyas, estoy a nad
AUDREYLlegamos a una mesa redonda algo pequeña solamente para dos personas. Daniel saca la silla alta para que yo me siente primero, luego de eso él lo hace del otro lado.Menos de cinco minutos después, un mesero se acerca a tomar nuestro pedido. Tengo algo de hambre, pues no había cenado, pero solo pedí una bebida, un cosmopolita para ser exactos, en cambio, Daniel se decidió por un Blue Label.Bebimos unas copas más y me detuve cuando comienzo a sentirme mareada. Quizás es por no haber comido antes y es por eso que el licor me afectó de inmediato.Sin embargo, me entraron unas ganas inmensas de bailar. La música empezó hacerse más cómoda y agradable, sé que cuando entramos al ático.—¡Vamos a bailar! —grito sobre la música mientras me muevo a su ritmo desde mi asiento.Daniel sacude la cabeza.—No sé bailar —dice alto, sin gritar tanto, pero lo alcanzó a escuchar.—Ah, no, tú me trajiste aquí, así que ahora me cumples —replico.—Bueno, no pensé que fueras a querer bailar —confiesa