AUDREY¿Por qué otra vez?—Tonta, tonta, tonta —me golpeó la frente varias veces con la palma de la mano.Me encuentro encerrada en el baño de la habitación que me toca compartir con Daniel. Y aquí voy de nuevo, no se me olvidó echar una pijama modesta, no, pues yo pensé que iba a dormir a mis anchas en una cama sola y sin ese par de ojos devorándome.Nunca aprendo.Me miró el es el pequeño del cuarto de baño, el camisón transparente deja una vista de mis pezones y de mis muslos, pues está muy corto.Esta ropa para dormir, grita “fóllame” y eso va a creer él.Pero es peor salir desnuda, ¿no?Ya que. Respiro hondo antes de en balotarme y abrir la puerta para finalmente salir del cuarto contiguo del dormitorio.Vigilo desde la puerta antes de salir de cuerpo completo. No hay moros en la costa, y aprovecho y salgo disparada, rumbo a la cama, me dejó caer sobre ella y me cubro con ellas rápido.Unos pasos se escuchan y la puerta se abre, me quedo inmóvil, pero sin cerrar los ojos, está ve
AUDREYY sin pensarlo antes que nada, muevo mi mano y la llevo a su cara. Despacio, despacio, con la punta de mis dedos acaricio su mentón y luego subo hasta su mejilla.Los ojos de Daniel se cierran, y solo se deja, no hace nada por quitarse o apartarme. No sé si me atreva a besarlo, ¿y si él me rechaza? No sé por qué pienso que no lo hará; puede que me haya besado antes y no lo rechace, pero él notó mi incomodidad en ese momento, pues me tomo por sorpresa y nunca pensé que podía llegar a pasar algo así entre nosotros.Corto un poco la distancia y me inclino, me he armado de valor. Aprovecho que sigue con los ojos cerrados y me acerco más.Un simple roce, pero que significa mucho, creo que mi corazón ya lo sabe, acaba de quedar advertido. Me quedo ahí, sin embargo, él se mueve y termina por unir nuestros labios.Un beso tierno, muy diferente al primero, lento y dulce, sin desesperación y ninguna pizca de lujuria. Solo amor.¿Amor? Es una palabra fuerte, lo sé, pero eso sentí.Deshace
AUDREY—No podemos, la cita con el cliente es a las dos —le recuerdo.—No te traje para trabajar.Lo observó incrédula.—Pero soy tu secretaria, y hay un cliente muy importante esperando.—También eres mi novia.—Falsa —corrijo —Todavía soy tu novia falsa.El muestra un gesto fruncido, no sé si se molestó, pueda que sí, pero en este momento esa es la realidad y no tiene por qué molestarse.Suspira y su gesto se suaviza.—Iré yo solo y me veré con el cliente, luego regresaré a nuestra habitación, quiero que estés lista esperándome.—¿Pero…? —me corta.—No hay peros, harás lo que digo.Y con eso último se va y sale de la suite.Se supone que había venido a trabajar, no a pasar el rato, tirada sobre una cama mientras lo espero. No sé que está tramando, sin embargo, muero de ansias por saberlo.¿De qué forma quería que me alistara? No lo dijo, solo lo pidió sin darme detalles. ¿Ahora qué me pongo? Tampoco es como si hubiera traído ropa para salir, solamente lo practico y cómodo para andar
AUDREYLe echo una mirada. Está absorto en sus pensamientos mientras observa el camino, ¿qué estará pensando?Me sorprende mirándolo cuando gira brevemente sus ojos hacia mí. Daniel toma mi mano que está sobre mi muslo y la aprieta suavemente.—¿Es por el cansancio? —deduje.¿Qué otra cosa podía ser? O más bien quiero creer eso.Solamente se concentró en el camino y después levanto mi mano para llevarla a sus labios y besarla.—Eso no me puede afectar tanto como el no tocarte como lo hice la última vez en aquel auto —responde, me mira de nuevo y sonríe. Siento mis mejillas calentarse —estoy tratando de no perder el control, contigo a mi lado es imposible —me guiña un ojo.Espero que solamente sea eso, aunque sus palabras me dejen húmeda de entre mis piernas. Me renuevo inquieta en el asiento.—En este momento sería lo mejor no perder el control porque también podrías perderlo al conducir —consigo decir.—Eso es lo de menos, hermosa —me echa una mirada coqueta de las suyas, estoy a nad
AUDREYLlegamos a una mesa redonda algo pequeña solamente para dos personas. Daniel saca la silla alta para que yo me siente primero, luego de eso él lo hace del otro lado.Menos de cinco minutos después, un mesero se acerca a tomar nuestro pedido. Tengo algo de hambre, pues no había cenado, pero solo pedí una bebida, un cosmopolita para ser exactos, en cambio, Daniel se decidió por un Blue Label.Bebimos unas copas más y me detuve cuando comienzo a sentirme mareada. Quizás es por no haber comido antes y es por eso que el licor me afectó de inmediato.Sin embargo, me entraron unas ganas inmensas de bailar. La música empezó hacerse más cómoda y agradable, sé que cuando entramos al ático.—¡Vamos a bailar! —grito sobre la música mientras me muevo a su ritmo desde mi asiento.Daniel sacude la cabeza.—No sé bailar —dice alto, sin gritar tanto, pero lo alcanzó a escuchar.—Ah, no, tú me trajiste aquí, así que ahora me cumples —replico.—Bueno, no pensé que fueras a querer bailar —confiesa
AUDREYNo conseguimos llegar a la cama cuando entramos a la suite, Daniel me pega mi espalda contra la puerta en cuanto pasamos a la habitación. Y sin dejar pasar un segundo más me besa, se me corta el aliento y la respiración se me dificulta a causa de nuestro beso, es profundo y erótico, que despierta todo en mí.Pasa el pulgar de un lado a otro sobre mi labio inferior cuando se separa un poco, mientras me mira.Es tan sensual y sus ojos brillan de deseo por mí, solamente por mí. Me empuja hacia atrás, dejando caer sus labios en mi cuello, y mi cabeza cae hacía un lado para darle más libertad a qué haga lo suyo. Mis ojos se cierran por el placer.Luego de eso me susurra muy cerca de mi oído:—Necesito meter mi lengua entre tus piernas.Oh, por Dios. En vez de asustarme, esa revelación suya me calienta y hace que me moje.—Entonces hazlo —le permito sin una pizca de miedo.Él se ríe, y es un sonido profundo y sexi. Diablos, como decirle no a este magnífico espécimen.Está vez su leng
AUDREYMe quedo quieta, desconcertada mientras miro su pene.—Iré despacio —dice como si fuera una promesa.De esta forma no quiero que vaya despacio, lo quiero duro y salvaje, que sea el mejor sexo de mi vida. Cómo dijo Nelly, el sexo me hacía mucha falta y ahora lo acabo de comprobar, pero también acabo de comprobar que es Daniel la persona indicada con la que quiero compartir esa intimidad.Él es lo que estaba esperando.Sus dedos llegan a mis muslos internos y los arrastra hasta ese punto y los empuja para penetrarme. Gimo alto y sin control.—Vuelve a la cama y acuéstate de boca arriba —ordena.Sigo de obediente. Pero antes de colocarme, él vuelve a besarme y de esa manera me empuja hacia atrás, acomodándonos juntos en el centro del colchón.Abre mis piernas y se coloca entre ellas, para luego volver a lamer y chupar en mi zona, mi espalda se arquea fuera del colchón.Me bombea con sus dedos constantemente, sin parar ni un segundo, haciéndome gritar de placer.Sus embestidas se v
AUDREY—¿Y qué tal su pene?—¿Qué? —salto de inmediato.Ya estoy instalada de vuelta en mi apartamento y mi amiga ya tan rápido comenzó con su interrogatorio. Mis padres también ya volvieron a su ciudad, y de nuevo estoy sola en mi actual hogar, solamente que aguantando a Nel. Agradezco que mamá y Ronny ya se han ido, si no escucharían las absurdas preguntas de mi amiga, y sería una vergüenza que ellos se enteren de mi intimidad.—¿Cuánto le mide? —continúa.—Y yo que sé cuánto le mide el pene—hago un ademán sin importancia, para que se le acabe el interés; sin embargo, eso es imposible.—Venga, no me mientas, ya debes habérselo visto y muy bien.Hago un gesto exagerado de asco. No me dio asco, al contrario, provocó otra cosa en mí, pero no le daré detalles.Esta mujer no tiene filtros, todo lo pregunta directamente y sin tanteo.—Eso no te lo diré. Aparte fuimos a asuntos de trabajo —miento, pero ella no lo sabe, solo se lo imagina.Mueve sus cejas y me sonríe con esa sonrisa suya de