AUDREYLlegamos a una mesa redonda algo pequeña solamente para dos personas. Daniel saca la silla alta para que yo me siente primero, luego de eso él lo hace del otro lado.Menos de cinco minutos después, un mesero se acerca a tomar nuestro pedido. Tengo algo de hambre, pues no había cenado, pero solo pedí una bebida, un cosmopolita para ser exactos, en cambio, Daniel se decidió por un Blue Label.Bebimos unas copas más y me detuve cuando comienzo a sentirme mareada. Quizás es por no haber comido antes y es por eso que el licor me afectó de inmediato.Sin embargo, me entraron unas ganas inmensas de bailar. La música empezó hacerse más cómoda y agradable, sé que cuando entramos al ático.—¡Vamos a bailar! —grito sobre la música mientras me muevo a su ritmo desde mi asiento.Daniel sacude la cabeza.—No sé bailar —dice alto, sin gritar tanto, pero lo alcanzó a escuchar.—Ah, no, tú me trajiste aquí, así que ahora me cumples —replico.—Bueno, no pensé que fueras a querer bailar —confiesa
AUDREYNo conseguimos llegar a la cama cuando entramos a la suite, Daniel me pega mi espalda contra la puerta en cuanto pasamos a la habitación. Y sin dejar pasar un segundo más me besa, se me corta el aliento y la respiración se me dificulta a causa de nuestro beso, es profundo y erótico, que despierta todo en mí.Pasa el pulgar de un lado a otro sobre mi labio inferior cuando se separa un poco, mientras me mira.Es tan sensual y sus ojos brillan de deseo por mí, solamente por mí. Me empuja hacia atrás, dejando caer sus labios en mi cuello, y mi cabeza cae hacía un lado para darle más libertad a qué haga lo suyo. Mis ojos se cierran por el placer.Luego de eso me susurra muy cerca de mi oído:—Necesito meter mi lengua entre tus piernas.Oh, por Dios. En vez de asustarme, esa revelación suya me calienta y hace que me moje.—Entonces hazlo —le permito sin una pizca de miedo.Él se ríe, y es un sonido profundo y sexi. Diablos, como decirle no a este magnífico espécimen.Está vez su leng
AUDREYMe quedo quieta, desconcertada mientras miro su pene.—Iré despacio —dice como si fuera una promesa.De esta forma no quiero que vaya despacio, lo quiero duro y salvaje, que sea el mejor sexo de mi vida. Cómo dijo Nelly, el sexo me hacía mucha falta y ahora lo acabo de comprobar, pero también acabo de comprobar que es Daniel la persona indicada con la que quiero compartir esa intimidad.Él es lo que estaba esperando.Sus dedos llegan a mis muslos internos y los arrastra hasta ese punto y los empuja para penetrarme. Gimo alto y sin control.—Vuelve a la cama y acuéstate de boca arriba —ordena.Sigo de obediente. Pero antes de colocarme, él vuelve a besarme y de esa manera me empuja hacia atrás, acomodándonos juntos en el centro del colchón.Abre mis piernas y se coloca entre ellas, para luego volver a lamer y chupar en mi zona, mi espalda se arquea fuera del colchón.Me bombea con sus dedos constantemente, sin parar ni un segundo, haciéndome gritar de placer.Sus embestidas se v
AUDREY—¿Y qué tal su pene?—¿Qué? —salto de inmediato.Ya estoy instalada de vuelta en mi apartamento y mi amiga ya tan rápido comenzó con su interrogatorio. Mis padres también ya volvieron a su ciudad, y de nuevo estoy sola en mi actual hogar, solamente que aguantando a Nel. Agradezco que mamá y Ronny ya se han ido, si no escucharían las absurdas preguntas de mi amiga, y sería una vergüenza que ellos se enteren de mi intimidad.—¿Cuánto le mide? —continúa.—Y yo que sé cuánto le mide el pene—hago un ademán sin importancia, para que se le acabe el interés; sin embargo, eso es imposible.—Venga, no me mientas, ya debes habérselo visto y muy bien.Hago un gesto exagerado de asco. No me dio asco, al contrario, provocó otra cosa en mí, pero no le daré detalles.Esta mujer no tiene filtros, todo lo pregunta directamente y sin tanteo.—Eso no te lo diré. Aparte fuimos a asuntos de trabajo —miento, pero ella no lo sabe, solo se lo imagina.Mueve sus cejas y me sonríe con esa sonrisa suya de
DANIELFinjo seguir leyendo los correos que abrí hace unos minutos antes de que entrará mi madre a mi oficina. Su parloteo no me deja concentrarme.—Madre —suspiro —No te estoy echando, pero tengo mucho trabajo que hacer.—Por supuesto que me estás echando, no grosero, pero lo haces —replica ofendida tocándose el pecho —Solo he venido a decirte que a esta cena tienes que asistir, sí y sí.Me recuerda la dichosa cena con sus amigos y los de mi padre, ¿para qué?, no sé y tampoco le preguntaré por qué se agarra, hable y hable y no hay quien la calle.—Sí, está bien, allí estaremos —le informó.—¿También ella? —su tono áspero no me lo paso a la ligera, coloco mis ojos en ella y la observó con determinación severa.—Audrey, también irá, me acompañará, quieras o no ella es mi novia.—De a mentiras, será —hace un gesto con sus labios, no me agrada su actitud hacía Audrey, ¿qué tiene contra ella?—Es hora de que me digas que pasa, ¿por qué te molesta Audrey? Madre.Me apoyo en el respaldo de
AUDREYNuestros labios chocan y su lengua se desliza profundamente en mi boca. Me levanta del suelo después de habernos desnudado, me inmoviliza contra la pared unos segundos, y luego se aparta para caminar conmigo así hasta otra habitación.Gimo suavemente y él profundiza más nuestro beso y su agarre en mi trasero es más firme, no tengo temor a caerme.Esto es hermoso, él es hermoso.—Vamos a ducharnos juntos —susurra aún sin apartar sus labios de los míos.No será la primera vez así que lo dejo que me lleve. Perdimos el control en cuanto cruzamos la puerta de su apartamento cuando llegamos, ambos veníamos en el camino dándonos caricias el uno al otro, la flama ya estaba encendida, el besarnos lo avivó en su momento.Una de sus manos cambia de lugar, la mueve a mi espalda, mientras que la otra la usa para abrir el grifo de la ducha. Yo aprovecho derramando besos por todo su cuello y clavícula. Con mis piernas enroscadas en su cintura y mis brazos en su cuello, continuo besándolo, no
AUDREYIr otra vez a esa casa, no quería, pero tampoco podía decirle a Daniel lo que su madre me había dicho aquel día. Debí haberlo hecho en ese momento, sin embargo, dude de que me creyera y tuve miedo de quedar como una víbora mentirosa yo, en vez de su madre.Sigo sin entender cuál es su problema conmigo, yo nunca le di motivos de nada, incluso muy pocas veces me ha visto, pues casi no frecuentaba la empresa, ni cuando su marido pasaba el mayor tiempo del día en ese lugar se paraba allí.Daniel termina de entrar por el sendero de concreto firme y estaciona su Mercedes en la parte posterior de otro auto ubicado casi en la entrada.Bajamos como siempre, tomados de las manos y nos encaminamos a la casa. Está vez, caminamos, por otro lado, hay una valla media metálica negra con figuras espirales en la parte superior, dándole un toque bonito.Pero antes de llegar nos detenemos y sin esperarlo, Daniel me toma de las caderas, me tira contra él y me planta un beso rápido en los labios.—N
AUDREY―Alguien me puede explicar, por favor ―pido, desorientada.Así me hallo, desorientada, sin rumbo. ¿Cómo es eso que se conocen?, ¿desde cuándo? A lo que dijo el señor Anthony, puede que sea años y no los cinco que llevo allí en la empresa trabajando, es más tiempo.¿Pero por qué no me lo dijo Ronny?―Es largo de contar ―el único que responde es el padre de Daniel.―Pero puedes empezar por el principio ―le indica Daniel, él está curioso por saber más, muy diferente a mí.No es que no quiera saberlo, es solo que es raro que conozca a los Crawford desde hace tiempo y estemos aquí reunidos más que como familias allegadas.¿Ahora qué significa esto?El padre de Daniel se pone a contar la historia desde el principio, en como se conocieron y todo eso. A lo que ha dicho, a lo que indica, estos hombres llevan una gran trayectoria como amigos. Ni sabía que Ronny había estudiado administración de empresas en una universidad de esas costosas. Al parecer todavía había muchas cosas que no sab