Quiero agradecerles a todas por darle de su tiempo a esta historia y leerla hasta el final. Muchas gracias, espero les haya gustado el final de la historia de Audrey y Daniel. Quiero informarles que esta historia es parte de una serie, habrá dos libros más, cada uno protagonizado por los amigos de Daniel, espero contar con ustedes para las siguientes. De nuevo, mil gracias por leerme.
AUDREYTengo al mejor jefe y el mejor trabajo del mundo. Aunque muchos me digan que ser secretaria no es la gran cosa del mundo, para mí si lo es.Mi madre lleva años criticando mi empleo, y no es porque menos precie lo que hago, sabe que soy buena, sino porque ella deseaba que yo obtuviera un puesto más alto. Pero mi padre siempre me apoya y me da la fuerza que necesito para poder seguir adelante.Mis padres son los mejores, jamás me he quejado de ellos, los adoro como son y aunque Ronny no sea mi padre biológico, para mí es como si lo fuera. Se casó con mi madre cuando tenía ocho años, desde entonces es el único hombre que he conservado en mi vida.Y es que él se había sabido ganar mi corazón, con solo amar y cuidar de mi madre, con eso ya tenía mi respeto y mi cariño.Cómo todas mis mañanas rutinarias, me levanto en cuanto suena mi alarma, me voy directo al baño y me aseó. Minutos después salgo y me visto rápido.Falda negra entubada a las rodillas, camisa celeste de manga larga co
DANIEL—Madre, te he dicho millones de veces que no necesito una novia para presumir ante la sociedad, mi vida privada me corresponde a mí y no a los demás —me quejó por la bocina de mi celular.—Ya es hora de que sientes cabeza hijo, tu padre tiene un ojo puesto en ti sobre eso —pronuncia —eso te ayudará a conservar tu lugar en la empresa, él lo ha dicho.Dudo de eso, hasta ahora mi padre seguía siendo el CEO de la compañía Crawford, no quería pasarme el cargo porque no confiaba del todo en mí. Y ella estaba haciendo de todo para que consiguiera una novia, y así de esa forma mostrarle a mi padre que en verdad estoy tomando en serio mi vida.A mi padre lo único que le importa son los negocios, que se llegue a enterar de que su hijo se ha follado una gran parte de las mujeres que habitan en Londres, eso solo ayudara a perjudicar más mi reputación delante de él, y no quería eso.—Debo cortar la llamada, el avión está por despegar —el hecho era más que nada para no estar escuchando lo mi
AUDREY—¿Escucharte lo que están diciendo por ahí? —dice en tono bajo Maggi cuando se coloca junto a mi escritorio.—No, no sé, y no me interesa —le digo, tratando de no sonar grosera.—Pues debería importarte, porque es sobre el jefe.Dejo de escribir en el teclado de mi ordenador, me bajo un poco los anteojos y fijo mi mirada en ella.—¿Del jefe? —inquiero.Ella asiente de inmediato.—Si, se dice que dejara la empresa y que su hijo Daniel será el nuevo CEO. Yo que tú me preocuparía.—¿Por qué debería?—¿No es obvio? —gira los ojos mientras hace un ademán con su mano —Si cambian de jefe en la presidencia, eso quiere decir que también lo harán con su secretaria. Escuché hablando Fernando, el encargado de recursos, con Yani, la otra recepcionista, sobre algo de un remplazo.¡¿Qué?! No me podían reemplazar, ¿o sí? No, no podía pasar eso, llevo casi cinco años trabajando para esta empresa. Debo aceptar que fue duro entrar a trabajar aquí, pero con un buen currículum detallado y limpio, p
AUDREYApresurada llego a mi escritorio al día siguiente. Mi entrada es a las ocho, pero siempre llego quince o veinte minutos antes, solo que hoy el señor Anthony pidió que viniera más temprano, aún no sabía el porqué.Solamente espero que no sea para echarme, aunque si es así no creo que se tome el tiempo y la molestia de decírmelo y mucho menos llamarme para que me presente tan temprano. Además, parecía urgente.—Audrey —me llama Maggi cuando paso por el pasillo, debía sacar unas copias antes de volver a la oficina del señor Anthony.—¿Si? —me detengo un momento —¿Qué pasa? Llevo prisa.—Se me pasó avisarte de algo cuando llegaste, es que pasaste tan deprisa que apenas alcance a verte.Me hace recordar el nuevo maratón que me eche hace un momento atrás cuando llegue.—Si, lo siento —me disculpo —Es que tengo muchos pendientes.—Siempre los tienes, pero es entendible, eres la secretaria de la presidencia —sonríe amablemente —Oh, se trata de Jonathan, el director de publicidad. Pidió
AUDREYTodavía estoy reponiéndome de lo que presenciaron mis ojos anteriormente.Encontrar a un hombre desconocido teniendo sexo oral en la oficina de mi jefe, era algo muy perturbador. Mi corazón seguía latiendo con fuerza, mis manos sudan y tiemblan debido al nerviosismo.Fui una estúpida, no sé por qué no llame antes de entrar, pues supuse que no había nadie. Trato de mantenerme serena, no vaya a hacer que cuando salga me vea y crea que me quede ahí parada porque quería ver. No soy esa clase de persona.Me enderezó cuando la puerta de la oficina se abre. Rápido me apresuró a mi lugar y tomo asiento. La chica que estaba con ese hombre adentro, sale.Es alta y rubia, con una melena larga que apenas me deja ver su rostro. Una vez que pasa por enfrente de mi escritorio, ladra la cabeza hacia mí y me sonríe.Se trata de la secretaria del señor William. No conozco a todo el personal del edificio, porque son muchos empleados los que elaboran aquí, pero a ella la recuerdo muy bien, pues so
DANIEL—Yo no sé cómo Anthony la siguió tolerado y no la echó. Espero tú si lo hagas, sobrino —comenta Willy.—Nunca he entendido por qué no te cae bien, Audrey es una chica amable y trabajadora —revela Fabián.—Para trabajar y permanecer aquí, lo amable viene sobrando. Y si, talvez, sea trabajadora, pero incompetente, le queda muy grande el puesto de secretaria presidencial. Esa chica nunca se compondrá.Luego de que la empleada se fuera, mi tío y mi primo han estado dialogando relacionado con ella. Si me lleve una sorpresa al enterarme de que ella sería la secretaria con la que trabajaré.La primera impresión siempre es la crucial, y ella no se llevó la mejor, de hecho nada bueno fue lo que vio. Lo que me dejó más impresionado fue que no dijera nada respecto a lo que miró en la ex oficina de mi padre, ni tampoco me lo saco a relucir, quizás se lo esté guardado para más tarde.No parece ser una mujer que se deje ayudar o se quede callada sobre algo que no le parezca, en tan poco rato
AUDREY—Quiero renunciar —digo en voz alta.—Ay, no seas quejosa. Solo será una vuelta más y ya —comenta Nelly entre jadeos —Anda, no pares, ya falta poco.Me tiene dando vueltas en el parque. Todas las mañanas suele venir aquí a correr, y me había hecho prometerle que la acompañaría todos los días; sin embargo, mi trabajo no me ha permitido darle tiempo a otras cosas que no sea a mi labor como empleada de la compañía Crawford.Admito que he descuidado mis actividades y muchas otras cosas de mi vida personal. Pero la verdad, venir a correr, eso no es lo mío.Luego de dar la última vuelta que nos quedaba recorrer, voy hacía la banca más cercana y me dejó caer mientras recupero la respiración, estoy exhausta, muerta diría mejor.—Por fin… —digo, me llevo la botella de agua a mis labios para beber algo.—Nomas porque no hay tiempo para ir al gimnasio, si no tiraría de ti hasta allá.—Tú me odias —protesto —Igual que mi nuevo jefe.Hasta ahora me atrevía a nombrarlo, no quería aceptar que
AUDREYAsí paso el resto de la mañana archivando y organizando todos los documentos para la nueva campaña que se habló en la última reunión.El día no me alcanzará para sacar el trabajo pendiente, al final del día me llevaré algo para continuar en casa, espero no desvelarme tanto.Suena el teléfono de mi escritorio, reaccionó y lo tomo. Tanto trabajo me tenía abrumada.—Oficina presidencial Crawford, Audrey Turner, le atiende —digo automáticamente como un contestador.—¿A qué hora me traerá los documentos que le pedí? —la voz profunda de mi nuevo jefe suena a través de la línea telefónica —¿Señorita?No me había dado cuenta de que me quedé un largo tiempo en silencio, no sé que estaba esperando, pero él estaba esperando una respuesta de mi parte.—Oh, si, si —respondo en tono alto pero torpe.—¿Si? —inquiere, y no sé si me imaginé que una pequeña risa salió de sus labios, sin abandonar su tono serio.—Si, que su ya los tengo listos —trato de controlar mis nervios —En un momento se los