AUDREY
—¿Escucharte lo que están diciendo por ahí? —dice en tono bajo Maggi cuando se coloca junto a mi escritorio.—No, no sé, y no me interesa —le digo, tratando de no sonar grosera.—Pues debería importarte, porque es sobre el jefe.Dejo de escribir en el teclado de mi ordenador, me bajo un poco los anteojos y fijo mi mirada en ella.—¿Del jefe? —inquiero.Ella asiente de inmediato.—Si, se dice que dejara la empresa y que su hijo Daniel será el nuevo CEO. Yo que tú me preocuparía.—¿Por qué debería?—¿No es obvio? —gira los ojos mientras hace un ademán con su mano —Si cambian de jefe en la presidencia, eso quiere decir que también lo harán con su secretaria. Escuché hablando Fernando, el encargado de recursos, con Yani, la otra recepcionista, sobre algo de un remplazo.¡¿Qué?! No me podían reemplazar, ¿o sí? No, no podía pasar eso, llevo casi cinco años trabajando para esta empresa. Debo aceptar que fue duro entrar a trabajar aquí, pero con un buen currículum detallado y limpio, pude conseguir mi puesto en la presidencia desde el día que pise este lugar.Mi trabajo es mi vida, es todo lo que tengo y a lo único que le he dedicado todo mi tiempo, no pueden echarme así como así y mucho menos sin darme una explicación. Espero que todo lo que se hable por allí, solo sean rumores, solo eso y nada más.No deseo continuar con esta charla, así que le hago saber a Maggi lo muy ocupada que me encuentro en este momento, claro, omitiendo sus chismes.—Lo siento Maggi, tengo mucho trabajo por hacer —me coloco bien los anteojos, y regreso mi atención a mi ordenador para continuar con lo que deje a medias.Bloqueó todo a mi alrededor y solamente me concentro en mi trabajo, como normalmente siempre lo hago cuando no quiero que nadie me moleste.La mañana se va en asuntos de la junta y otros pendientes que tenía que organizar y tener listos antes de que los jefes de la empresa se reunieran en la sala de juntas. En un momento a otro la mañana se fue deprisa, la reunión salió bien como siempre y una vez termino pude ir por fin a comer algo a la cafetería. Mi amiga ya estaba esperándome allí.Sentada en una de las mesas al fondo la noté cuando entre a la cafetería. El lugar no es pequeño, tiene un buen espacio con varias mesas y sillas en el centro del salón y algunas otras pegas a los ventanales largos que este edificio resalta más por esa peculiar estructura.—Ya era hora —protesta mi amiga cuando me acerco a la mesa —Tuve que pedir por ambas si no no alcanzamos a comer.—Bien —digo, luego de sentarme en la silla frente a ella —Esto se ve…—¿Delicioso? —cuestiona con una sonrisa —Lo es, te va a gustar.—Si tú lo dices… —fuerzo una sonrisa mientras miro la escasa ensalada: unos trozos de lechuga, unos cuántos pequeños jitomates, zanahoria rayada, y algo morado que no sé qué sea —Nel, esto… —me callo un segundo, meneó el redondo jitomate con el tenedor mientras sigo viendo mi comida saludable —Necesito reponer energías y esto no ayudará a hacerlo, definitivamente, no me llenará.—No se trata de que te llene, sino de que te nutra mientras te alimentas.—Pero es que…—Pero nada, tú come. Si ya después sientes que necesitas comer algo más, me dices, y yo te consigo un batido delicioso elaborado con muchas proteínas y minerales que necesitas para tu rendimiento elaborar —me guiña el ojo.Ya hasta parece comercial de televisión con ese discurso absurdo. En cualquier momento me desmayaré o tal vez muera después de eso, mientras no pase enfrente de mi jefe. Al final terminaré desmayada y despedida.Que frustrante quedarse con hambre luego de haber comido, se siente como si no hubiera ingerido ningún alimento. Termino mi escasa ensalada, Nelly pide dos batidos de plátano y fresa, muy rico, de eso no me puedo quejar, pero me deja todavía con el hueco en el estómago.Para olvidarme del asunto y no estar pensando que todavía tengo hambre, le saco el tema del cambio de jefe en la presidencia.—¿Has sabido algo sobre la partida del señor Anthony?—¿Sobre su partida? —responde con una pregunta —¿Por qué debo saberlo yo? Tú eres su secretaria.—¿Entonces no te han llegado los rumores? —pregunto sorprendida.Esta mujer está igual que Maggi, tal vez no tanto, pero está como los periódicos, siempre tiene la nota principal antes de medio día. A veces le digo que se equivocó de empleo y que mejor debería trabajar en una prensa de chismes.—¿Sobre Daniel? —arquea una ceja.Ahí vamos otra vez a lo mismo, nunca pierde el momento para decir lo guapo que esta y el gran partido de hombre que es, que todas lo desean y quisieran ser esa mujer afortunada y estar a su lado como su novia, prometida y hasta esposa.—No exactamente, me refiero a la salida de mi jefe, dicen que se irá y ya no regresará a trabajar como el CEO de la compañía, ¿sabes tú algo?Se queda unos segúndos en silencio, como si estuviera recordando algo. Una sonrisa aparece en sus labios.—Por eso digo que se trata de Daniel —giro los ojos, está mujer, no se cansa de nombrarlo —No me mires así —se queja y me señala —Cuando lo conozcas me darás la razón.—No me interesa conocerlo, ni saber nada de él, solo quiero conservar mi empleo y que el señor Anthony no se marche, nunca podré tener un mejor jefe como él.Eso es cierto. Aunque me preocupa perder mi empleo, lo que más me tiene inquieta es su partida, si es que es verdad lo que Maggi me dijo antes.No sé porqué demonios le hago caso a los rumores, nunca lo he hecho y ahora esto me está agobiando mucho, necesito distraer mi mente y no estar pensando en eso, pero es imposible, mi trabajo es muy importante para mí.AUDREYApresurada llego a mi escritorio al día siguiente. Mi entrada es a las ocho, pero siempre llego quince o veinte minutos antes, solo que hoy el señor Anthony pidió que viniera más temprano, aún no sabía el porqué.Solamente espero que no sea para echarme, aunque si es así no creo que se tome el tiempo y la molestia de decírmelo y mucho menos llamarme para que me presente tan temprano. Además, parecía urgente.—Audrey —me llama Maggi cuando paso por el pasillo, debía sacar unas copias antes de volver a la oficina del señor Anthony.—¿Si? —me detengo un momento —¿Qué pasa? Llevo prisa.—Se me pasó avisarte de algo cuando llegaste, es que pasaste tan deprisa que apenas alcance a verte.Me hace recordar el nuevo maratón que me eche hace un momento atrás cuando llegue.—Si, lo siento —me disculpo —Es que tengo muchos pendientes.—Siempre los tienes, pero es entendible, eres la secretaria de la presidencia —sonríe amablemente —Oh, se trata de Jonathan, el director de publicidad. Pidió
AUDREYTodavía estoy reponiéndome de lo que presenciaron mis ojos anteriormente.Encontrar a un hombre desconocido teniendo sexo oral en la oficina de mi jefe, era algo muy perturbador. Mi corazón seguía latiendo con fuerza, mis manos sudan y tiemblan debido al nerviosismo.Fui una estúpida, no sé por qué no llame antes de entrar, pues supuse que no había nadie. Trato de mantenerme serena, no vaya a hacer que cuando salga me vea y crea que me quede ahí parada porque quería ver. No soy esa clase de persona.Me enderezó cuando la puerta de la oficina se abre. Rápido me apresuró a mi lugar y tomo asiento. La chica que estaba con ese hombre adentro, sale.Es alta y rubia, con una melena larga que apenas me deja ver su rostro. Una vez que pasa por enfrente de mi escritorio, ladra la cabeza hacia mí y me sonríe.Se trata de la secretaria del señor William. No conozco a todo el personal del edificio, porque son muchos empleados los que elaboran aquí, pero a ella la recuerdo muy bien, pues so
DANIEL—Yo no sé cómo Anthony la siguió tolerado y no la echó. Espero tú si lo hagas, sobrino —comenta Willy.—Nunca he entendido por qué no te cae bien, Audrey es una chica amable y trabajadora —revela Fabián.—Para trabajar y permanecer aquí, lo amable viene sobrando. Y si, talvez, sea trabajadora, pero incompetente, le queda muy grande el puesto de secretaria presidencial. Esa chica nunca se compondrá.Luego de que la empleada se fuera, mi tío y mi primo han estado dialogando relacionado con ella. Si me lleve una sorpresa al enterarme de que ella sería la secretaria con la que trabajaré.La primera impresión siempre es la crucial, y ella no se llevó la mejor, de hecho nada bueno fue lo que vio. Lo que me dejó más impresionado fue que no dijera nada respecto a lo que miró en la ex oficina de mi padre, ni tampoco me lo saco a relucir, quizás se lo esté guardado para más tarde.No parece ser una mujer que se deje ayudar o se quede callada sobre algo que no le parezca, en tan poco rato
AUDREY—Quiero renunciar —digo en voz alta.—Ay, no seas quejosa. Solo será una vuelta más y ya —comenta Nelly entre jadeos —Anda, no pares, ya falta poco.Me tiene dando vueltas en el parque. Todas las mañanas suele venir aquí a correr, y me había hecho prometerle que la acompañaría todos los días; sin embargo, mi trabajo no me ha permitido darle tiempo a otras cosas que no sea a mi labor como empleada de la compañía Crawford.Admito que he descuidado mis actividades y muchas otras cosas de mi vida personal. Pero la verdad, venir a correr, eso no es lo mío.Luego de dar la última vuelta que nos quedaba recorrer, voy hacía la banca más cercana y me dejó caer mientras recupero la respiración, estoy exhausta, muerta diría mejor.—Por fin… —digo, me llevo la botella de agua a mis labios para beber algo.—Nomas porque no hay tiempo para ir al gimnasio, si no tiraría de ti hasta allá.—Tú me odias —protesto —Igual que mi nuevo jefe.Hasta ahora me atrevía a nombrarlo, no quería aceptar que
AUDREYAsí paso el resto de la mañana archivando y organizando todos los documentos para la nueva campaña que se habló en la última reunión.El día no me alcanzará para sacar el trabajo pendiente, al final del día me llevaré algo para continuar en casa, espero no desvelarme tanto.Suena el teléfono de mi escritorio, reaccionó y lo tomo. Tanto trabajo me tenía abrumada.—Oficina presidencial Crawford, Audrey Turner, le atiende —digo automáticamente como un contestador.—¿A qué hora me traerá los documentos que le pedí? —la voz profunda de mi nuevo jefe suena a través de la línea telefónica —¿Señorita?No me había dado cuenta de que me quedé un largo tiempo en silencio, no sé que estaba esperando, pero él estaba esperando una respuesta de mi parte.—Oh, si, si —respondo en tono alto pero torpe.—¿Si? —inquiere, y no sé si me imaginé que una pequeña risa salió de sus labios, sin abandonar su tono serio.—Si, que su ya los tengo listos —trato de controlar mis nervios —En un momento se los
DANIEL—Madre, no me interesa ninguna de esas mujeres —señalo la pantalla de mi computador —Ni ninguna otra a futura con la que me quieras emparejar.—Pero Daniel, debes conseguir una novia y presentársela a tu padre, y no parece que tú te muevas hacerlo. Así que déjamelo a mí, elegiré la correcta para ti.Suspiro hastiado. ¿Cuándo será el día que entienda?—Ya no necesito buscar, y tampoco que tú lo hagas.Tenía que hacer de todo para que no siguiera insistiendo con lo de las citas, buscaría una candidata por mi cuenta sin que mi madre tenga que ser parte de ello.—¿Ya encontraste una? —inquiere con sus cejas levantadas.—Algo así —mentí en parte, pues ya tenía a una en mi mente.—No —negó —Tú no puedes elegirla, lo harás mal.—¿Por qué no? —exclame —No me estás diciendo que busque a una chica y la haga pasar como mi novia, y ahora me dices que yo no puedo elegirla. Madre, no soy tu juguete.—Hijo, no te enojes —se levanta de su asiento y se acerca a mi lado —Solo quiero lo mejor par
AUDREYYa pasaban de las diez y pagué la tele, me puse una camiseta sin mangas y unos pantalones cortos de pijama y me metí bajo las sábanas de mi cama. Segundos después consideré en enviarle un mensaje a Nelly, me estaba carcomiendo la duda en mi cabeza de porque el tal Daniel quería información mía de mi vida privada.De todas maneras, aunque le llamé no contestará ni siquiera un mensaje, siendo viernes por la noche no me sorprende que ande en estos momentos en algún bar nocturno bailando con otros amigos.Sábado por la mañana, por fin. Aprovecharé el día para ir a mi librería favorita y comprar otro libro, la novela última que compre ya la termine y todos los que tengo en mi estante ya están más hojeados y leídos que la biblia.Me preparo un desayuno rápido para salir pronto y cuando estoy lista y a punto de salir por la puerta, me topo con mi amiga.—¡Buenos días! —exclama entrando al apartamento.No, ahora no.Adoro a mi amiga, pero también quiero momento para mi sola, es tanto pe
AUDREY—Nel, no hacía falta que me acompañaras, ya has hecho mucho —asevero resignada.Qué ganaba con reclamarle, al final siempre se salía con la suya, y yo siempre tenía que ir agregada a sus artimañas.—Ya, no te quejes, mejor sonríe para que te vea radiante tu sexy cita —trata de animarme, pero es inútil.—Si tanto te gusta, pues sal tú con él —hago un gesto de mal gusto.—Ya, silencio —me da un ligero golpe en el brazo —Anda, ya entra, debe estarte esperando. En la entrada solamente pregunta por Hill, ellos te llevarán a la mesa —suspiro —Ve —me empuja a la puerta.Ya estoy aquí, no puedo retroceder y volver a casa. Las puertas dobles de cristal se abren y entro en el lujo restaurante.No sé cómo es que consiguió una cita Nelly, con un hombre adinerado, debe serlo porque este sitio es uno de los más prestigiosos de la ciudad y también no es muy fácil reservar una mesa aquí.Camino y me dirijo directo al pequeño mostrador donde está una mujer vestida con un uniforme azul marino, fa