AUDREYYa pasaban de las diez y pagué la tele, me puse una camiseta sin mangas y unos pantalones cortos de pijama y me metí bajo las sábanas de mi cama. Segundos después consideré en enviarle un mensaje a Nelly, me estaba carcomiendo la duda en mi cabeza de porque el tal Daniel quería información mía de mi vida privada.De todas maneras, aunque le llamé no contestará ni siquiera un mensaje, siendo viernes por la noche no me sorprende que ande en estos momentos en algún bar nocturno bailando con otros amigos.Sábado por la mañana, por fin. Aprovecharé el día para ir a mi librería favorita y comprar otro libro, la novela última que compre ya la termine y todos los que tengo en mi estante ya están más hojeados y leídos que la biblia.Me preparo un desayuno rápido para salir pronto y cuando estoy lista y a punto de salir por la puerta, me topo con mi amiga.—¡Buenos días! —exclama entrando al apartamento.No, ahora no.Adoro a mi amiga, pero también quiero momento para mi sola, es tanto pe
AUDREY—Nel, no hacía falta que me acompañaras, ya has hecho mucho —asevero resignada.Qué ganaba con reclamarle, al final siempre se salía con la suya, y yo siempre tenía que ir agregada a sus artimañas.—Ya, no te quejes, mejor sonríe para que te vea radiante tu sexy cita —trata de animarme, pero es inútil.—Si tanto te gusta, pues sal tú con él —hago un gesto de mal gusto.—Ya, silencio —me da un ligero golpe en el brazo —Anda, ya entra, debe estarte esperando. En la entrada solamente pregunta por Hill, ellos te llevarán a la mesa —suspiro —Ve —me empuja a la puerta.Ya estoy aquí, no puedo retroceder y volver a casa. Las puertas dobles de cristal se abren y entro en el lujo restaurante.No sé cómo es que consiguió una cita Nelly, con un hombre adinerado, debe serlo porque este sitio es uno de los más prestigiosos de la ciudad y también no es muy fácil reservar una mesa aquí.Camino y me dirijo directo al pequeño mostrador donde está una mujer vestida con un uniforme azul marino, fa
AUDREYMi ritmo cardíaco se aceleró en cuanto sus ojos se encontraba con los míos. No podía adivinar si estaba molesto y ofendido por mi insulto, tampoco es como si hubiera sabido que era él.No sabía que responder a la duda que expresó, me sentía nerviosa como cada vez que lo tengo enfrente de mí. ¿Cómo es que iba a continuar trabajando con él si me ponía de esta forma cuando lo miraba?Por Dios, estoy perdida.Pero en vez de decir algo, hui. Si hui de ahí y dejé plantado a mi jefe en ese pasillo, yo volví con mi cita.Adam seguía sentado en su lugar cuando llegué, de nuevo su atención estaba en su móvil, pero cuando me acerqué y me senté, de inmediato lo guardo en su bolsillo de su saco y volvió a colocar sus ojos en mí.Mi mente estaba en otro lugar, en como reaccionó o que pensó mi jefe cuando salí disparada de allí hace un momento.Que piense lo que quiera, no estamos en la empresa, así que no me pude amonestar o reclamar por mi comportamiento.—¿Estás bien? —inquiero Adam con un
AUDREYLo dice sin reserva, así nomás. Esto tiene que ser una broma, ¿cómo es que yo voy a hacerme pasar por su novia? Es una locura.—¿Qué ha dicho?—Lo que escucho claramente.—No estoy entendiendo.—Ya se lo dije, lo que quiero es que sea mi novia provincial.—Si eso ya lo entendí, lo que no es que… —me callo rápidamente.No sabía cómo procesar todo ese asunto, me había tomado desprevenida e incluso, sino fuera de esa manera.Creo que el que está más loco que una cabra, era él, ¿a quién se le ocurre pedirle algo así a una mujer? Bueno, cualquiera diría que es algo normal, pero en este caso no lo es.Aparte, no siquiera me lo había pedido, me lo estaba ordenando.—Se cuestiona, por qué usted —no se lo cuestiono, lo aseguro como si supiera lo que yo iba a preguntar.—Lo que quería decir es que, yo simplemente soy una empleada de las empresas Crawford —desvío lo anterior y le recuerdo lo muy obvio —No espere a que acepte su… su, no sé cómo podría llamarle a lo que me está pidiendo.—¿P
AUDREYTiemblo al escuchar esa confesión falsa. No sé a dónde íbamos a llegar con esto, pero la verdad no quería ni pensarlo.Hubiera preferido que me echará, a hacer tal locura. No porque sea mi jefe se puede creer con el derecho de obligarme a aceptar su propuesta absurda.La mujer frente a nosotros nos escudriña a más no poder, si la conociera diría que quisiera lanzarse sobre mí para tirar de mis cabellos hasta dejarme calva.—¿Entonces Sarah me mintió? —cuestiono con recelo —¿Por qué lo haría? —comento para sí misma; sin embargo, la alcancé a escuchar.¿La señora Sarah? Creo que se estaba refiriendo a la esposa del señor Anthony. O no, y si ella no acepta tal locura, cuando se entere de que su hijo tiene un dique relación con su secretaria, el edificio entero se caerá cuando entre aquí.Tengo miedo. En qué me metí, o más bien en qué me metió este degenerado.—No es que haya mentido —comento él —Simplemente no estaba al tanto de nuestra relación, todavía no lo hacemos oficial frent
AUDREYLlegó a la empresa y en cuanto doy el primer paso adentro del edificio, todo mundo fija sus ojos en mí mientras murmuran unos con otros.¿De cuándo acá me he vuelto el punto de atención?Sigo caminando y me detengo frente al mostrador de la recepción. Me aclaro la garganta para que Nelly deje de hacer lo que está haciendo y me vea.Levanta la vista y en el instante que se da cuenta de que soy yo, frunce ambas cejas.—¿Cuándo se supone que me ibas a decir? —cuestiona molesta.La miro extrañamente.—¿Decirte qué cosa? —inquiero confundida.—No te hagas conmigo, ya lo sé todo. En realidad, ya lo sabe toda la empresa —hace un gesto día gustada —Solo así me puse enterar yo también, porque mi mejor amiga se lo guardo para ella misma.Seguía sin comprender a qué se refiere. Fue hasta entonces cuando recordé todo lo que pasó el día de ayer, después de que llegó aquella mujer y luego me mandó hablar mi jefe a su oficina. Paso tan rápido todo que no he logrado digerir nada.¿Entonces es p
AUDREY—¿No era más apropiado que conversáramos en el auto o incluso podíamos haberlo hecho en tu oficina?No me responde. Me sorprende cuando su mano toca mi espalda baja y me empuja hacia el interior del restaurante.Eso es lo que hizo, me trajo a un restaurante para que hablemos del tema que tenemos pendiente. Otra vez exponiendo está relación ficticia o como se le pueda llamar.Sé que no debo preocuparme porque no acostumbro a venir a este tipo de lugares a cenar, así que no corro el riesgo de encontrarme con algún conocido, pero él sí.¿Qué tal si nos cruzamos con algún conocido o peor aún, un amigo suyo? No quiero ni imaginarlo.—Tu lista ya me llegó a la bandeja de mensaje en mi correo —habló luego de que nos sentamos en la mesa que había reservado —Estuve leyéndola un poco y no vi tantas cosas que incluyeran en tu vida diaria.—Es que no hay muchas —aseguro.—¿Cómo? —sus ojos se fijan en mí —¿No tienes una vida fuera del trabajo? —inquiere sorprendido.Nunca me había dado pena
AUDREY Me giro en la cama, no he podido dormir nada porque sus palabras están dando vueltas y vueltas cada segundo.No sé cuánto tiempo pasa, pero llega el momento en que me quedo dormida, mañana tendré unas enormes ojeras.Al día siguiente, como lo supuse el cansancio, no abandona mi cuerpo, estoy a nada de quedarme dormida sobre mi escritorio.El día pasa lento, así lo siento, pero agradezco que no haya mucho trabajo por sacar. La próxima semana habrá una nueva reunión de inversionistas y analistas de las ventas, y ya está todo listo para ese día.Como todos los días laborales, se va en papeleos, copias y archivar más papeleo, platicar un rato con mi amiga mientras comemos a la hora que nos toca y volver a nuestros asuntos. Así pasa este día y el día siguiente, sin tanto escándalo, ya que los murmullos de los compañeros ya se han relajado un poco, puede ser que se hayan distraído en otra cosa.Sobre mi jefe, Daniel, solamente lo he visto cuando llega las mañanas y saluda con un “bu