AUDREY—¿No era más apropiado que conversáramos en el auto o incluso podíamos haberlo hecho en tu oficina?No me responde. Me sorprende cuando su mano toca mi espalda baja y me empuja hacia el interior del restaurante.Eso es lo que hizo, me trajo a un restaurante para que hablemos del tema que tenemos pendiente. Otra vez exponiendo está relación ficticia o como se le pueda llamar.Sé que no debo preocuparme porque no acostumbro a venir a este tipo de lugares a cenar, así que no corro el riesgo de encontrarme con algún conocido, pero él sí.¿Qué tal si nos cruzamos con algún conocido o peor aún, un amigo suyo? No quiero ni imaginarlo.—Tu lista ya me llegó a la bandeja de mensaje en mi correo —habló luego de que nos sentamos en la mesa que había reservado —Estuve leyéndola un poco y no vi tantas cosas que incluyeran en tu vida diaria.—Es que no hay muchas —aseguro.—¿Cómo? —sus ojos se fijan en mí —¿No tienes una vida fuera del trabajo? —inquiere sorprendido.Nunca me había dado pena
AUDREY Me giro en la cama, no he podido dormir nada porque sus palabras están dando vueltas y vueltas cada segundo.No sé cuánto tiempo pasa, pero llega el momento en que me quedo dormida, mañana tendré unas enormes ojeras.Al día siguiente, como lo supuse el cansancio, no abandona mi cuerpo, estoy a nada de quedarme dormida sobre mi escritorio.El día pasa lento, así lo siento, pero agradezco que no haya mucho trabajo por sacar. La próxima semana habrá una nueva reunión de inversionistas y analistas de las ventas, y ya está todo listo para ese día.Como todos los días laborales, se va en papeleos, copias y archivar más papeleo, platicar un rato con mi amiga mientras comemos a la hora que nos toca y volver a nuestros asuntos. Así pasa este día y el día siguiente, sin tanto escándalo, ya que los murmullos de los compañeros ya se han relajado un poco, puede ser que se hayan distraído en otra cosa.Sobre mi jefe, Daniel, solamente lo he visto cuando llega las mañanas y saluda con un “bu
AUDREY Su beso es exigente y seguro como lo es él, sus labios controlan nuestro beso, me deja sin respiración y puedo sentir como sensación fuerte hace que se agite todo en mí y el calor invada esa parte baja entre mis piernas.Dios, si sus manos y su boca bajarán ahí, perdería el control por completo…¿Qué me está pasando?Muevo mi cuerpo cuando mi mente se aclara un poco, no es el momento ni el lugar. ¿Pero qué estoy pensando? No debe pasar nada entre nosotros, esto está mal.Lo aparto suavemente interrumpiendo nuestro beso, pero dejando las manos sobre sus hombros, mientras me recupero de ese fabuloso beso que nos dimos.Me sorprendo ver qué Daniel también se encuentra algo agitado por nuestro beso, su aliento es igual de irregular al mío. Mientras me recobro de todos los sentidos, siento que caigo en un estado de confusión, la inquietud regresa, incapaz de comprender su espontaneidad y su reacción después del beso.Desde que lo conocí no vi mucho de él, en ratos se mostraba desca
AUDREY —No estés nerviosa —susurro en mi oído —Confía en ti, lo harás bien.¿Tan obvia me veo? ¿Y como puede estar seguro?Nos acercamos a lo que son sus padres. Ambos están en una charla animosa con un grupo de personas de tres más. Uno de ellos se aclara la garganta y llama la atención del señor Anthony, la señora Sarah se percata de ello y se gira hacia nosotros.Una expresión de asombro se muestra en su cara cuando sus cejas se levantan, me mira por unos segundos y luego desvía sus ojos hacía su hijo. La señora Sarah es muy guapa, cabello rubio y sedoso, alta y esbelta, puede ser que se haya hecho unos arreglitos en su cara, pero eso no le quita algo de lo natural que sigue conservando.El señor Anthony le pone fin a su conversación y se vuelve hacia nosotros. Su expresión es muy diferente a la de su esposa.Los nervios me recorren el cuerpo. ¿Y si no se creen nuestra farsa? ¿Y si lo estropeo todo? Creo que Daniel siente mi inquietud otra vez, pues me ha rodeado la cintura con un
AUDREY El lunes regresa todo a la normalidad. Luego de que el sábado por la noche se terminó la velada, Daniel me llevo de vuelta a mi apartamento, ninguno de los dos dijimos algo del beso o de alguna otra cosa, solo nos despedimos y baje de su auto.En tan poco tiempo ya me estoy cansando de esto, no debí seguirle el juego, ahora no tengo cómo salir de ese problema en el que me metió mi querido jefe.—¿Ya tienes todo listo? —pregunta sin preámbulo cuando llegó a la sala de juntas, asiento —Perfecto, en menos de cinco minutos comenzamos.Solamente anuncia eso y se va por el pasillo rumbo a recepción. ¿Qué cambió en él? Lo noto diferente, como distante. Ahora es Crawford “puro negocio”.La junta termina antes de las once, casi la hora para ir a comer. Me encamino hacia la pequeña cafetería de ese piso y dejo la bandeja con tazas de café vacías y me dispongo a salir de ese cuarto cuando de repente siento un cuerpo pegado contra mi espalda, encerrándome entre la encimera y evitando mi h
AUDREY Tomo mi bolígrafo y mi libreta que están en mi escritorio y agarré mi bolso para buscar mi frasco pequeño de pastillas para el dolor de cabeza. Mi mente en momentos todavía se tambalea por lo que pasó el día anterior en aquel cuarto, y luego me lleva aquella escena donde lo vi con esa rubia ofrecida conversando muy felices.Siseó entre dientes una maldición cuando una punzada más dolorosa me da en la sien un poco. Camino hacia el elevador cuando y abro el frasco, e ingiero dos pastillas antes de entrar al cubículo metálico.Me han mandado a llamar al piso de diseño y fotógrafo, no se para que, pero debo ir a averiguar y debo aprovechar ahora que no está Daniel en la oficina y no hay mucho trabajo pendiente por sacar.Al cruzar por las puertas me topo con varias modelos y con otros compañeros que he conocido antes, los saludo y me encamino hacia la parte de recepción.—Hola, soy Audrey, la secretaria…—Sé quien eres —me corta la chica que está detrás del mostrador —El señor Tay
AUDREY —¿Qué es eso? —señalo.—Pues un vestido, señorita —responde la joven del vestuario.—Eso ya lo sé —la chica me ve como si me hubiera vuelto loca —No me lo pondré, así que no pierdan su tiempo esperando —recrimino.—Pero señorita Turner…La interrumpo.—Tampoco me diga de esa forma, llamarme Audrey, también soy empleada de esta empresa —puntualizo mientras veo en mis manos la prenda que me dio, parece más un trozo de tela que un vestido —¿A esto se le puede llamar vestido? —cuestiono con un gesto de asco. Creo que tienen más tela la ropa de una prostituta.—Sí, es un nuevo diseño, de uno de los mejores diseñadores del país —sonríe la chica, no se dio cuenta de mi desagrado a hacia esa prenda —Lo mejor de hoy en día.Si a esto le llama lo mejor, no quiero saber que es lo peor. La miro y forzó una sonrisa.—Bueno, yo no estoy acostumbrada a vestir, este… —le echo otro vistazo mientras busco la manera de nombrar ese dizque vestido sin ofender al creador. Ni loca me pondré eso —tip
AUDREY —Bésense, abrácense, demuéstrense que se aman. Ay, hagan todas esas cosas que se dan las parejas, dense mucho amor —eleva más la voz Marlon.¿Cuándo se terminará esto?—Por Dios mujer —exclama el fotógrafo —Abraza a tu hombre, que parezca que lo amas y que no dejarás que nadie te lo robé.¿Qué me lo roben? Que se lo lleven si tanto quieren, me harán un favor. Pero, pues claro, no lo gritaré en voz alta.¿Y por qué me molesté hace momento atrás cuando la rubia esa dio a entender que Daniel quería con ella?Qué tontería, a mi no me interesa eso, que se lo lleve si quiere, es más, le pongo un moño enorme como regalo.El brazo de Daniel llega hasta mi y me rodea la cintura para atraerme hacía él, su cadera choca contra mi cintura. Me pongo rígida cuando siento sus dedos clavarse en mi piel desnuda y su respiración traspasa los mechones de mi cabello hasta llegar a la zona de mi cuello.Por Dios, ¿por qué siento está sensación cuando lo tengo así? Esto no es bueno, no es bueno sent