DANIEL—Cómo dijiste antes, ella es muy diferente a las mujeres que he conocido. Es… única, y eso la hace especial.—¿Te estás escuchando claramente? —cuestiona asombrado.¿Qué tenía de raro decir que alguien es único? Talvez sea porque yo no soy el tipo de hombre que diga o haga tales cosas como las que estoy haciendo ahora.Puede ser que haya cambiado un poco, pero todo es parte del plan, para poder conservar lo que quiero y conseguir algo más, que es a ella. Quiero llevar a Audrey a la cama, hacer la mía solamente una vez.¿Qué puede tener de extraño eso? Es mi naturaleza de mujeriego. Eso sí, lo puedo aceptar con claridad.*****El viaje hasta Australia fue cansado, a pesar de haber viajado en el avión privado de la compañía Crawford, llegue agotado.El calor de Australia me recibe con una gran ola de viento y un sol tan brillante que quema. No soy mucho de andar en el campo, pero admito que amo venir a este lugar, de hecho tenía años que no lo hacía y ahora por petición de esa gr
AUDREY Luego de que él bajará, me quedé atolondrada por el efecto de la excitación. No puedo creerlo, me había tocado aquí mismo, sin importarle si estábamos solos o no, y lo más confuso, es que se lo permití.Había dicho que más tarde continuaría, pero no, no puedo seguir permitiendo le que lo haga, ¿dónde está mi dignidad? Por Dios, estoy perdido la cabeza, lo dejé que me tocará hasta casi obtener un orgasmo.No, no más.Una vez que me repongo de aquel acto improcedente, me acomode la falda y peine mi cabello con los dedos, logré hacerlo antes de que la puerta a mi lado se abriera.Al abrirse, no estaba el chófer, sino Daniel con su mano extendida para ofrecérmela. No lo rechazaré, no puedo hacer escenas como esas y llamar la atención de las personas que nos rodean. Aunque todavía no sabía por qué estábamos en este sitio y porque yo tenía que acompañarlo.Había dicho algo de viajar, creí que era algún lugar cercano, no al otro lado del mundo. ¿Qué se supone que voy a hacer aquí?Ob
AUDREY —Oh, pero si ahí está mi chico favorito —exclama la mujer, extendiendo sus brazos al pasar por el umbral —Hasta que por fin vienes a hacerle una visita a esta vieja —se señala y llega a nuestro lado.Daniel se levanta de su lugar y va hacía ella para hacer lo mismo que ella y ambos se abrazan.—Yo te hacía disfrutando unas vacaciones en Hawái —se aparta de ella para decirle.—Oh, pequeño demonio —golpea su hombro en modo ofendido —Querías estar a solas con esta hermosa mujer —pone sus ojos brevemente en mí —No es por mi que has venido, insolente, malcriado. Es mi culpa haberte consentido mucho —su tono es bromista, puedo percatarme de ello por su sonrisa y ese brillo juguetón en su mirada.—Claro que vine por ti, ¿por cuál otra cosa vendría hasta aquí? —el también le sonríe, toma sus manos y las besa en el dorso.—No quiero poner mi mente a trabajar sobre por cuál otra cosa podrías haber venido —la mujer hace un gesto de fingido disgusto.Este par parece llenarse muy bien, cre
AUDREY Está loco si cree que vamos a dormir juntos, ni siquiera acepto que durmamos en la misma habitación, esto es plan con maña. Pego un pequeño respingo cuando pongo mi atención en él, ¿se está desnudando?—¡Oye! —replico enseguida —¿Pero qué se supone que estás haciendo? —cubro mis ojos con ambas manos.—Pues desvistiéndome, la gente no se ducha con la ropa puesta —aclara como si lo que pregunte fuera una estupidez.—Si, pero no aquí —libere una de mis manos para indicarle —Para eso está el cuarto de baño —no sé si estoy señalando bien, pero no me importa.—Esa no es la puerta del cuarto de baño, es la de la habitación —indico ahora él.—Pues deberías mejor irte por esa puerta —demando firme.—¿Por qué? Si esta es mi habitación, en ese caso la que debería irse sería tú.¿Ah, ahora me está corriendo? Primero dijo que deberíamos hacer esto juntos si no queríamos que se supiera la verdad, y ahora sale con eso. Creo que ni el mismo se entiende.Oigo el sonido de unos pasos alejarse y
AUDREY —¿Por qué mejor no salen a pasear algunas unas horas? —sugiere la mujer de cabello gris y sonrisa amable —Anda hijo, sácala a cenar, al cine o a bailar.—Sabes que no bailo y los sitios para cenar en Brisbane, no son muy adecuados —replica Daniel.—Si te refieres porque son sencillos y nada fino y elegantes a los que estás acostumbrado a ir en América, tenlo por seguro que a tu novia no creo que le importe eso —me guiña el ojo, Tabby.Sin conocerme y tratarme un poco, podía darse cuenta de ciertas cosas que me gustan. Si prefiero la sencillez mil veces a algo fino donde va pura gente estirada y finge ser muy feliz con sus tantos millones. En este momento pude ser que esté fingiendo algo, pero nunca será felicidad por dinero.Forzó una sonrisa cuando ella palmea mi brazo y lo toma para tirar de el y halar hasta acercarme a Daniel, quien miraba con atención a su abuela y a mí.—Anda, llévala —insiste, y le ofrece mi mano a la fuerza, Daniel la coge obligadamente —Salgan de aquí
AUDREY Al parecer ya había amanecido, escuché el canto de las aves y un brillo que puedo deducir se está filtrando entre las cortinas de la gran ventana.Abro los ojos lentamente, y al hacerlo por completo, recuerdo dónde estoy y dónde dormí. No podía ser cierto, no pude quedarme dormida junto a su pecho. Se supone que debí haberme levantado después de que él se durmiera, pero creo que primero fui yo la que cayó profundamente en un sueño.Fue… fue tan relajante dormir entre sus brazos, que no me di cuenta en qué momento me quedé muy dormida.Por Dios, no.Me giro bruscamente todavía en la cama, las sábanas enredadas de mi cintura para abajo, me doy cuenta de que tengo descubiertos mis pechos y mi abdomen con solamente la tela fina de mi camisón que muy apenas consigue cubrirme.Tiro de las sábanas blancas para cubrirme hasta casi la cara, y visualizo mi alrededor. Mi lado izquierdo en el colchón está vacío, tocó esa parte donde antes durmió Daniel, está tibio, quiere decir que no fue
AUDREY Me dejo caer en el asiento de mi escritorio frente a mi computadora. Aún me es difícil creer que sea la novia de mi jefe, el CEO de Crawford. No solamente me pasa a mí, sé que también a toda la gente que está en este edificio, y puede ser que hasta toda la ciudad, se que es extraño que nos vean juntos.Aunque por lo general nunca nos hacemos ver en público, al menos que sea un evento social relacionado con el trabajo. Y la verdad agradezco que Daniel no hiciera ni un intento en querer arrastrarme a un lugar para exponer nuestra relación de noviazgo falso.Debo tener en claro eso, mi mente debe pensar en que esto es solamente un plan con un único un propósito, que es, engañar al padre de Daniel, para que esté mantenga su puesto como CEO.En parte me siento como una traicionera y una malagradecida, Anthony Crawford, siempre vio por mí en cierta forma, a pesar de ser solamente su empleada. Ese hombre es alguien honesto y caritativo con su personal, y yo no fui una excepción. Por
AUDREY —¡Caramelo amargo, ese eres tú! —elevo la voz —Y deja de llamarme así, deja de jugar conmigo.Eso último no debí haberlo dicho, pero no lo pensé antes, maldición.—¿Jugar? —finge pensarlo —¿En qué forma, caramelito? —remarca las letras cuando pronuncia ese estúpido apelativo que me coloco.—Que no me llames así —digo entre dientes —Y sabes a lo que me refiero.Ni yo misma lo sabía. Jugar era parte del plan, ¿no? Pero no jugar conmigo, se supone que el juego debemos jugarlo los dos juntos.—Ni siquiera me has dejado acercarme más a ti, ¿cómo se supone que puedo jugar contigo? —eleva una ceja.—Pervertido —mascullo —No estoy hablando esa clase de juegos, sino de tus amantes, cómo esa que se acaba de ir —señale la puerta por dónde había salido antes la rubia esa.Se inclina en su asiento y apoya los brazos en el borde del escritorio entre cerrando los ojos mientras me observa.—¿A caso estás celosa? —un brillo de algo resalta en su mirada y luego muestra una sonrisa de lado.—¿Qu