AUDREY —¿Por qué mejor no salen a pasear algunas unas horas? —sugiere la mujer de cabello gris y sonrisa amable —Anda hijo, sácala a cenar, al cine o a bailar.—Sabes que no bailo y los sitios para cenar en Brisbane, no son muy adecuados —replica Daniel.—Si te refieres porque son sencillos y nada fino y elegantes a los que estás acostumbrado a ir en América, tenlo por seguro que a tu novia no creo que le importe eso —me guiña el ojo, Tabby.Sin conocerme y tratarme un poco, podía darse cuenta de ciertas cosas que me gustan. Si prefiero la sencillez mil veces a algo fino donde va pura gente estirada y finge ser muy feliz con sus tantos millones. En este momento pude ser que esté fingiendo algo, pero nunca será felicidad por dinero.Forzó una sonrisa cuando ella palmea mi brazo y lo toma para tirar de el y halar hasta acercarme a Daniel, quien miraba con atención a su abuela y a mí.—Anda, llévala —insiste, y le ofrece mi mano a la fuerza, Daniel la coge obligadamente —Salgan de aquí
AUDREY Al parecer ya había amanecido, escuché el canto de las aves y un brillo que puedo deducir se está filtrando entre las cortinas de la gran ventana.Abro los ojos lentamente, y al hacerlo por completo, recuerdo dónde estoy y dónde dormí. No podía ser cierto, no pude quedarme dormida junto a su pecho. Se supone que debí haberme levantado después de que él se durmiera, pero creo que primero fui yo la que cayó profundamente en un sueño.Fue… fue tan relajante dormir entre sus brazos, que no me di cuenta en qué momento me quedé muy dormida.Por Dios, no.Me giro bruscamente todavía en la cama, las sábanas enredadas de mi cintura para abajo, me doy cuenta de que tengo descubiertos mis pechos y mi abdomen con solamente la tela fina de mi camisón que muy apenas consigue cubrirme.Tiro de las sábanas blancas para cubrirme hasta casi la cara, y visualizo mi alrededor. Mi lado izquierdo en el colchón está vacío, tocó esa parte donde antes durmió Daniel, está tibio, quiere decir que no fue
AUDREY Me dejo caer en el asiento de mi escritorio frente a mi computadora. Aún me es difícil creer que sea la novia de mi jefe, el CEO de Crawford. No solamente me pasa a mí, sé que también a toda la gente que está en este edificio, y puede ser que hasta toda la ciudad, se que es extraño que nos vean juntos.Aunque por lo general nunca nos hacemos ver en público, al menos que sea un evento social relacionado con el trabajo. Y la verdad agradezco que Daniel no hiciera ni un intento en querer arrastrarme a un lugar para exponer nuestra relación de noviazgo falso.Debo tener en claro eso, mi mente debe pensar en que esto es solamente un plan con un único un propósito, que es, engañar al padre de Daniel, para que esté mantenga su puesto como CEO.En parte me siento como una traicionera y una malagradecida, Anthony Crawford, siempre vio por mí en cierta forma, a pesar de ser solamente su empleada. Ese hombre es alguien honesto y caritativo con su personal, y yo no fui una excepción. Por
AUDREY —¡Caramelo amargo, ese eres tú! —elevo la voz —Y deja de llamarme así, deja de jugar conmigo.Eso último no debí haberlo dicho, pero no lo pensé antes, maldición.—¿Jugar? —finge pensarlo —¿En qué forma, caramelito? —remarca las letras cuando pronuncia ese estúpido apelativo que me coloco.—Que no me llames así —digo entre dientes —Y sabes a lo que me refiero.Ni yo misma lo sabía. Jugar era parte del plan, ¿no? Pero no jugar conmigo, se supone que el juego debemos jugarlo los dos juntos.—Ni siquiera me has dejado acercarme más a ti, ¿cómo se supone que puedo jugar contigo? —eleva una ceja.—Pervertido —mascullo —No estoy hablando esa clase de juegos, sino de tus amantes, cómo esa que se acaba de ir —señale la puerta por dónde había salido antes la rubia esa.Se inclina en su asiento y apoya los brazos en el borde del escritorio entre cerrando los ojos mientras me observa.—¿A caso estás celosa? —un brillo de algo resalta en su mirada y luego muestra una sonrisa de lado.—¿Qu
AUDREYEse idiota y mujeriego, que se ha creído. Jamás me tendrá, porque Daniel no es el tipo de hombre con el que quiero tener relaciones.Sí, llámeme anticuada o como sea, pueda ser que no sea virgen, pero yo no me entrego a un hombre por experimentar y tener una aventura de una noche, lo hago cuando esa persona significa algo para mí y yo para él.Aún no pierdo las esperanzas de que algún día llegue ese hombre y me enamore, que signifique algo para él, que un simple acostón de una noche.Aunque Nelly siempre me dice que experimente antes de tener algo serio con alguien o antes de pensar en el matrimonio, para mí, lo crucial es conocernos mientras vivamos grandes momentos juntos y darnos cuenta de que estamos hechos el uno para el otro.¿Tan difícil es hallar alguien con quien vivir algo como eso?Suspiro mientras tomo mi taza con figura la Cookie Monster y le doy un sorbo a mi café tibio.Me siento fatal, no por lo que no hice, sino por seguir con esta farsa. Pero porque me preocup
DANIEL—Dile a tu noviecita que debe ser más accesible, hoy tampoco te acompaño a cenar con nosotros, ¿ahora que le inventaras a tu padre?Estuve a casi nada de cancelar, excusándome con el trabajo, pero mi madre como siempre insistente que nunca se cansa de serlo, salió con que tenía ya días sin visitarlos y que eso podía afectar mi relación con mi padre ahora que estamos un poco más cercanos, ni ella se cree eso.No me gusta la manera en como se expresa mi madre sobre Audrey, nunca he sido grosero con ella y no quiero perderle el respeto ahora.No puede creer que sea mi novia, por más que me ha dicho si es un plan mío o algo para conseguir la compañía, al final le confirme que en verdad es mi novia real, que no es una relación falsa como ella está creyendo.—Y tú puedes ser un poquito más considerada con mi novia —se me tensa la mandíbula con cada palabra pronunciada.Mi madre puede ser muy exasperante en algunas ocasiones. La conozco bien y no dudo que tarde en asediar a Audrey en
AUDREY—¿Esto es en serio? ¿No estás bromeando conmigo?Nelly todavía está incrédula por mi confesión, estoy segura de que no me cree porque sabe que yo nunca aceptaría una locura como esa.—No es broma, estoy hablando tan en serio como cuando te conté lo de Tobby —recordarle a su exnovio infiel ya es historia, tiene camuflaje y sé perfectamente que ya no le afecta como paso al principio. Hace un gesto de asco, seguro por memorizarlo —Lo siento —aun así, me disculpo por sacarle aquel tema.—Eso ya no importa, el ya pasó a otra vida —hace un ademán sin importancia —Pero entonces si es verdad lo que me estás diciendo —asiento, abre la boca con un O —¿Y te pago algo? Un millón de dólares tan siquiera.Le lanzó el cojín del sofá y ella lo atrapa en el aire antes de que golpeara su cara.—¡Por supuesto que no! —grito —Me conoces y sabes que yo nunca haría algo así por dinero.—¿Entonces por sexo? —mueve sus cejas sugestivamente.Siento mis mejillas calentarse.—¡Menos! —le lanzó otro cojín
AUDREYMe quedo plantada con la puerta medio abierta mientras la sostengo y viendo al hombre que tengo delante de mí, Daniel, ¿qué hace aquí? Mis pies están como si estuvieran clavados en el suelo y mis manos entumecidas, quisiera cerrarle la puerta en la cara, pero no consigo reaccionar, mi mente está bloqueada.—Hija, ¿por qué te has quedado allí parada? —indaga mamá acercándose.¿Qué hago?, ¿cierro la puerta o lo presentó?, ¿pero qué diré?, ya ni novios falsos somos.Maldición, en qué lío me he metido.—No es el repartidor —es todo lo que consigo decir, le obstruyo el paso para que no logré ver a Daniel.—¿Quién es? —insiste querer averiguar y lo logra cuando noto que los ojos de Daniel se quitan de mí para ponerlos en ella.Olvide que él es más alto que yo, y claro que su cabeza sobresale de la mi. Tonta.—Él es… —me quedó pedida sin saber qué responder.—Daniel Crawford, el novio de su hija —se presenta por si solo al instante que extiende su mano.Los ojos de mamá se abren tanto