AUDREY—No podemos, la cita con el cliente es a las dos —le recuerdo.—No te traje para trabajar.Lo observó incrédula.—Pero soy tu secretaria, y hay un cliente muy importante esperando.—También eres mi novia.—Falsa —corrijo —Todavía soy tu novia falsa.El muestra un gesto fruncido, no sé si se molestó, pueda que sí, pero en este momento esa es la realidad y no tiene por qué molestarse.Suspira y su gesto se suaviza.—Iré yo solo y me veré con el cliente, luego regresaré a nuestra habitación, quiero que estés lista esperándome.—¿Pero…? —me corta.—No hay peros, harás lo que digo.Y con eso último se va y sale de la suite.Se supone que había venido a trabajar, no a pasar el rato, tirada sobre una cama mientras lo espero. No sé que está tramando, sin embargo, muero de ansias por saberlo.¿De qué forma quería que me alistara? No lo dijo, solo lo pidió sin darme detalles. ¿Ahora qué me pongo? Tampoco es como si hubiera traído ropa para salir, solamente lo practico y cómodo para andar
AUDREYLe echo una mirada. Está absorto en sus pensamientos mientras observa el camino, ¿qué estará pensando?Me sorprende mirándolo cuando gira brevemente sus ojos hacia mí. Daniel toma mi mano que está sobre mi muslo y la aprieta suavemente.—¿Es por el cansancio? —deduje.¿Qué otra cosa podía ser? O más bien quiero creer eso.Solamente se concentró en el camino y después levanto mi mano para llevarla a sus labios y besarla.—Eso no me puede afectar tanto como el no tocarte como lo hice la última vez en aquel auto —responde, me mira de nuevo y sonríe. Siento mis mejillas calentarse —estoy tratando de no perder el control, contigo a mi lado es imposible —me guiña un ojo.Espero que solamente sea eso, aunque sus palabras me dejen húmeda de entre mis piernas. Me renuevo inquieta en el asiento.—En este momento sería lo mejor no perder el control porque también podrías perderlo al conducir —consigo decir.—Eso es lo de menos, hermosa —me echa una mirada coqueta de las suyas, estoy a nad
AUDREYLlegamos a una mesa redonda algo pequeña solamente para dos personas. Daniel saca la silla alta para que yo me siente primero, luego de eso él lo hace del otro lado.Menos de cinco minutos después, un mesero se acerca a tomar nuestro pedido. Tengo algo de hambre, pues no había cenado, pero solo pedí una bebida, un cosmopolita para ser exactos, en cambio, Daniel se decidió por un Blue Label.Bebimos unas copas más y me detuve cuando comienzo a sentirme mareada. Quizás es por no haber comido antes y es por eso que el licor me afectó de inmediato.Sin embargo, me entraron unas ganas inmensas de bailar. La música empezó hacerse más cómoda y agradable, sé que cuando entramos al ático.—¡Vamos a bailar! —grito sobre la música mientras me muevo a su ritmo desde mi asiento.Daniel sacude la cabeza.—No sé bailar —dice alto, sin gritar tanto, pero lo alcanzó a escuchar.—Ah, no, tú me trajiste aquí, así que ahora me cumples —replico.—Bueno, no pensé que fueras a querer bailar —confiesa
AUDREYNo conseguimos llegar a la cama cuando entramos a la suite, Daniel me pega mi espalda contra la puerta en cuanto pasamos a la habitación. Y sin dejar pasar un segundo más me besa, se me corta el aliento y la respiración se me dificulta a causa de nuestro beso, es profundo y erótico, que despierta todo en mí.Pasa el pulgar de un lado a otro sobre mi labio inferior cuando se separa un poco, mientras me mira.Es tan sensual y sus ojos brillan de deseo por mí, solamente por mí. Me empuja hacia atrás, dejando caer sus labios en mi cuello, y mi cabeza cae hacía un lado para darle más libertad a qué haga lo suyo. Mis ojos se cierran por el placer.Luego de eso me susurra muy cerca de mi oído:—Necesito meter mi lengua entre tus piernas.Oh, por Dios. En vez de asustarme, esa revelación suya me calienta y hace que me moje.—Entonces hazlo —le permito sin una pizca de miedo.Él se ríe, y es un sonido profundo y sexi. Diablos, como decirle no a este magnífico espécimen.Está vez su leng
AUDREYMe quedo quieta, desconcertada mientras miro su pene.—Iré despacio —dice como si fuera una promesa.De esta forma no quiero que vaya despacio, lo quiero duro y salvaje, que sea el mejor sexo de mi vida. Cómo dijo Nelly, el sexo me hacía mucha falta y ahora lo acabo de comprobar, pero también acabo de comprobar que es Daniel la persona indicada con la que quiero compartir esa intimidad.Él es lo que estaba esperando.Sus dedos llegan a mis muslos internos y los arrastra hasta ese punto y los empuja para penetrarme. Gimo alto y sin control.—Vuelve a la cama y acuéstate de boca arriba —ordena.Sigo de obediente. Pero antes de colocarme, él vuelve a besarme y de esa manera me empuja hacia atrás, acomodándonos juntos en el centro del colchón.Abre mis piernas y se coloca entre ellas, para luego volver a lamer y chupar en mi zona, mi espalda se arquea fuera del colchón.Me bombea con sus dedos constantemente, sin parar ni un segundo, haciéndome gritar de placer.Sus embestidas se v
AUDREY—¿Y qué tal su pene?—¿Qué? —salto de inmediato.Ya estoy instalada de vuelta en mi apartamento y mi amiga ya tan rápido comenzó con su interrogatorio. Mis padres también ya volvieron a su ciudad, y de nuevo estoy sola en mi actual hogar, solamente que aguantando a Nel. Agradezco que mamá y Ronny ya se han ido, si no escucharían las absurdas preguntas de mi amiga, y sería una vergüenza que ellos se enteren de mi intimidad.—¿Cuánto le mide? —continúa.—Y yo que sé cuánto le mide el pene—hago un ademán sin importancia, para que se le acabe el interés; sin embargo, eso es imposible.—Venga, no me mientas, ya debes habérselo visto y muy bien.Hago un gesto exagerado de asco. No me dio asco, al contrario, provocó otra cosa en mí, pero no le daré detalles.Esta mujer no tiene filtros, todo lo pregunta directamente y sin tanteo.—Eso no te lo diré. Aparte fuimos a asuntos de trabajo —miento, pero ella no lo sabe, solo se lo imagina.Mueve sus cejas y me sonríe con esa sonrisa suya de
DANIELFinjo seguir leyendo los correos que abrí hace unos minutos antes de que entrará mi madre a mi oficina. Su parloteo no me deja concentrarme.—Madre —suspiro —No te estoy echando, pero tengo mucho trabajo que hacer.—Por supuesto que me estás echando, no grosero, pero lo haces —replica ofendida tocándose el pecho —Solo he venido a decirte que a esta cena tienes que asistir, sí y sí.Me recuerda la dichosa cena con sus amigos y los de mi padre, ¿para qué?, no sé y tampoco le preguntaré por qué se agarra, hable y hable y no hay quien la calle.—Sí, está bien, allí estaremos —le informó.—¿También ella? —su tono áspero no me lo paso a la ligera, coloco mis ojos en ella y la observó con determinación severa.—Audrey, también irá, me acompañará, quieras o no ella es mi novia.—De a mentiras, será —hace un gesto con sus labios, no me agrada su actitud hacía Audrey, ¿qué tiene contra ella?—Es hora de que me digas que pasa, ¿por qué te molesta Audrey? Madre.Me apoyo en el respaldo de
AUDREYNuestros labios chocan y su lengua se desliza profundamente en mi boca. Me levanta del suelo después de habernos desnudado, me inmoviliza contra la pared unos segundos, y luego se aparta para caminar conmigo así hasta otra habitación.Gimo suavemente y él profundiza más nuestro beso y su agarre en mi trasero es más firme, no tengo temor a caerme.Esto es hermoso, él es hermoso.—Vamos a ducharnos juntos —susurra aún sin apartar sus labios de los míos.No será la primera vez así que lo dejo que me lleve. Perdimos el control en cuanto cruzamos la puerta de su apartamento cuando llegamos, ambos veníamos en el camino dándonos caricias el uno al otro, la flama ya estaba encendida, el besarnos lo avivó en su momento.Una de sus manos cambia de lugar, la mueve a mi espalda, mientras que la otra la usa para abrir el grifo de la ducha. Yo aprovecho derramando besos por todo su cuello y clavícula. Con mis piernas enroscadas en su cintura y mis brazos en su cuello, continuo besándolo, no