Llega hasta él, haciendo que Megan se aparte de su hombre. Tira de la pajarita sin importarle nada y lo besa.
Aplausos, silbidos y envidia los rodean, pero eso no les importa, porque en ese momento Max es el hombre más feliz del mundo.
—Pensé que te daba vergüenza decir que soy tu novio —le dice pegando su frente a la de ella, sin quitarse esa sonrisa de la cara—.
—¡¿De dónde sacas eso?!
—Como querías mantenerlo en secreto…
—Porque no quería que se te lanzaran, pero me di cuenta que algunas son muy descaradas —dirige la mirada hacia Megan, que sigue parada al lado de ellos sin poder creer lo que ve—. Solo para que lo sepas, bruja mal vestida, es mío… así que no vuelvas a ponerle un dedo encima, o me olvidaré que eres mi clienta.
Megan solo empuña las manos y sale de allí furiosa, Giselle
Cuando Giselle abre los ojos, sonríe al ver a su muchachote al lado, aferrado a ella con brazos y piernas, despeinado, joven y feliz. Se remueve con cuidado de no despertarlo para ir al baño, se mira al espejo unos segundos y puede ver que ella también está despeinada y feliz.Un suspiro largo y esperanzador sale de ella, considerando que ya es domingo y ese día le tocará apoyar a su hombre con aquella noticia que su madre tiene preparada para él y su hermano.Al salir, se encuentra a Max dormido, haciendo un puchero y con la mano estirada en aquel espacio vacío. Se acuesta otra vez, se acerca a ese cuerpo que es para ella lo más perfecto y Max la atrae hacia él enseguida.Se deja llevar por ese sueño que la invade poco a poco, provocado por el calor de su hombre y por la tranquilidad de su corazón.Un par de horas más tarde se despierta con un beso en los labios y
Sin embargo, lo que no se espera ella, sucede. Max se detiene de pronto y se separa un poco, dejando a la chica frustrada y molesta.—No puedo seguir —le dice jadeando.—No debiste empezarlo en primer lugar —Giselle lo empuja a un costado para bajarse, camina a la salida, pero Max la toma de un brazo y tira de ella para abrazarla—. Llegaremos tarde.—Vamos con tiempo —la mira a esos bellos ojos enojados y le besa la nariz—. Admite que lo hiciste a propósito… porque no creo que enloquecerme sea casualidad.—Es un vestido ligero, adecuado para la ocasión, solo eso.—Bien, lo que tú digas.Max se encoge de hombros y se va con ella a la salida, en donde Ferny espera recostado en el suelo, ya que se irá con ellos para que pueda correr en libertad.El recorrido lo hacen en silencio, básicamente porque Giselle se siente frustrada, tanto como
Cuando al fin Ferny dejó de aullar, Max ya está listo para partirle la cara a Evan, pero tanto Giselle como Lucy se paran en medio.Sin embargo, Evan mueve a su novia a un lado con delicadeza y niega con una sonrisa, ella asiente tranquila, porque a final de cuentas, él pidió esa reunión para enfrentar la verdad.Camina hacia los hombres y se para a una distancia en la que Max perfectamente puede darle un gancho y no podría evitarlo, o al menos eso es lo que él cree, por eso tiene las manos empuñadas.—Kevin, Max… —comienza a hablar Evan, pero es interrumpido de inmediato—.—No digas una maldita palabra —sisea Max—. ¿Cómo pudiste meterte por los ojos de mi madre?—En realidad —dice Lucy acercándose a ellos y tomando la mano de Evan—. Fui yo quien se le metió por los ojos.—¡Mamá!
Justo en ese momento llega Max y aplaude con sarcasmo.—Vendido —es todo lo que le dice a Kevin, pero este ni se inmuta.Se acerca a Lucy y la abraza.Ese hombre enorme se ve demasiado tierno agachándose para poder terminar en los brazos de su madre. Ella solo acaricia su espalda y sonríe emocionada, porque sabe lo que para Max significa eso.—Perdóname… por no contarte antes.—Si lo hubieses hecho, no te habría dejado perderte por tanto tiempo —Max se separa con expresión horrorizada—.—¿Y perder la oportunidad de conocer a mi bruja? ¡No! Bendito yo que me callé —se gira y levanta a Giselle, haciéndola reír—. Lo mejor que me pasó fue que esta mujer llegara a dominarme.Ella se queda viendo a Max con aquella sonrisa que la desarma y comienza a preguntarse si lo que siente por él es tan intenso
Después del compromiso de Evan y Lucy, todo siguió su curso. Tal como debía ser, en uno de los almuerzos familiares, Ferny se encargó de babear a Evan y con eso ya era oficialmente parte de los Hunter.La noticia del compromiso aún no se daba a la opinión pública, porque a ninguno de los dos se les daba la gana contar acerca de su felicidad, pero como ya no tenían que esconderse, al menos Evan no tendría que saltar del balcón otra vez.Por otra parte, aunque Giselle y Max seguían disfrutando de su noviazgo tal como antes, para él no era tan maravilloso, porque allí estaba esa espinita acerca de los sentimientos de Giselle.Giselle llevaba un poco más de tres meses viviendo con él, era obvio que Max no se iba a portar mal, pero no quería irse, porque estar con él cada día, amanecer entre sus brazos y acompañarse para el desayuno, no
Aquellas palabras impactaron a Max más que cualquier catástrofe natural, pero eran todo lo contrario a una, eran esperanza, realidad… más paz a su alma.La mira sin poder creer que aquellas dos palabras al fin salieran de su boca, la misma que ahora tiembla y se le hace deliciosamente provocativa.—¿Qué dijis…?—Eso… que te amo. Te amo desde hace mucho, pero no quería aceptarlo, tenía miedo de darte más poder sobre mí, que me hicieras tanto daño como aquel idiota del pasado… pero tú no eres así —las manos de Giselle le acarician el rostro y una de ellas baja hasta su pecho duro, a la altura del corazón loco de Max—. Hoy al fin entendí que tú jamás me harías daño. Pero yo sí te lo hice, ¿verdad?—Solo un poquito —le dice Max, casi juntando sus dedos—
Siente un dolor allí por la falta de atención y lo quiere completo dentro de ella.Max presiona solo un poco y está a punto de irse, pero hace el esfuerzo de aguantarse. Ha esperado estoicamente a que ella dijera que sí, como para arruinarlo todo ahora.Levanta una de las piernas de Giselle, para tenerla lo suficientemente abierta y entrar con mayor facilidad… ¡Pero la condenada ni siquiera eso le pone fácil!Está estrecha, demasiado y es como si tratara de meter algo en el lugar incorrecto, pero insiste, porque los dos lo necesitan de una manera desesperada y urgente. Giselle arruga el ceño, se aferra a los brazos de Max, enterrándole las uñas en la piel, lo que en lugar de provocarle dolor, de la más placer.Su chica lo está sintiendo y eso solo puede ser una cosa, le está gustando al tiempo que le duele.—¿Estás bien? —ella
Ya a la luz de sol, Giselle está sentada en la cama, poniéndose una botas bajas y muy adolorida. Una parte de su mente está en la noche que tuvo con Max, preguntándose de dónde salió eso de que no se iba a romper, cuando era obvio que sí. Aquel dolor lo confirma.La otra parte está en la casa que la vio crecer, allí donde dejó cientos de recuerdos y ahora, el sismo que le abrió los ojos, puede que haya destruido una buena parte de esos recuerdos.—¿Estás bien, bonita? —la voz grave y preocupada de Max la hace levantar la mirada, arrepintiéndose en el acto de hacerlo, porque se ve condenadamente sexi… tal como cuando se coloca jeans.—Adolorida y preocupada, solo eso —le dedica una sonrisa y él se acerca para darle un beso en la frente, lo que Giselle aprovecha para abrazarse a su cintura.—No vuelvo a hacerte caso c