—¡Una última carga! —grita el doctor, vuelve a accionar el desfibrilador y el corazón de Max reacciona.
—¡Lo tenemos, doctor! ¡Tenemos signos vitales!
Luego de eso, consiguen estabilizarlo y continuar con la operación. Tras varias horas, el doctor termina de cerrar la herida y mira a su equipo con satisfacción.
Una enfermera algo nerviosa lo espera fuera y le dice que la familia de Max está muy alterada. El hombre sale para darles las noticias, pensando cómo explicarles lo que se viene ahora, lo ha hecho muchas veces, pero la imagen con la que se encuentra, lo deja por completo impresionado.
Todos están juntos, tomados de las manos, incluso la chica embarazada que llegó momentos después que el paciente. Respira profundo y los llama.
—¿Familiares de Max Hunter? —Giselle y Lucy se ponen de pie de un salto.
—Nosotros&helli
Giselle entra al hospital sola, porque su padre fue a la oficina para ver cómo van las cosas y los demás ya deben estar allí, pero cuando llega, se da cuenta que no ha llegado aún.Han pasado dos días, ese día esperan a que el doctor les dé un reporte más detallado del estado de Max y, por supuesto, esperan a que sea alentador.Se encuentra con la enfermera que les ha dado noticias, la mujer se acerca y le hace un guiño.—Hablé con el doctor, la dejará entrar para verlo cinco minutos y a la madre también.—Ella no ha llegado aún…—La haré pasar cuando lo haga, vamos.Giselle se deja guiar otra vez, el mismo procedimiento del otro día y se van a la sala. Se le estruja el corazón, de verlo en aquella cama, pálido y sin moverse. La enfermera se queda a un lado y Giselle se acerca con una sonrisa, deja u
Las discusiones acerca de dónde sería la boda se extendieron por varios días.Todo estaba listo, pero entre Lucy y Phil no paraban de discutir que en su mansión la boda se celebraría mejor. Hasta que en un almuerzo en la casa de Max, vio la cara de Giselle, que se notaba algo preocupada por eso y decidió callar a ambos padres, les dijo que la boda sería en su propia casa y que no se admitía discusión.Luego de eso, todo había sido absolutamente sencillo.Y por fin el día llegó.El amanecer llega con Max sentado en la cocina, solitario, porque Giselle se fue a casa de Phil hace dos días para ajustar el vestido y otras cosas. Por supuesto, ninguno había dormido, pero era más por los nervios que por otra cosa.Max temía que Giselle se arrepintiera a último minuto, Giselle temía que Max también… en especial porque
Max la ve y sonríe, porque supo perfectamente que ella no quería una fiesta convencional, una boda de la típica princesa.No, esa era la boda de una mujer que estaba dispuesta a iniciar de cero con él, que al fin podría ser ella misma, sin esperar la aprobación de los demás.Los dos se miran con sorpresa, porque Giselle no se esperaba a Max vestido así.—Yo quiero ese rastreador en el auto de Lucy —le dice Evan a Kevin en un susurro y Max susurra lo mismo.Embobados, así están los tres, mientras la novia se acerca cada vez más.Cuando llegan frente a Max, Phil le da la mano de Giselle, pero no la suelta.—Te entrego uno de mis más preciados tesoros… a Kevin no tuve que hacerle la advertencia, porque me imaginé que Lilly ya le había dejado claro que no es cosa seria y que tendría muchos problema de meter la pata &m
Max y Giselle caminan sin preocupaciones por las calles de Berlín, sin que la gente sepa de quienes se trata, allí solo son dos personas que se aman, que van de la mano y a veces se besan para demostrarse amor.Esa luna de miel ha sido magnífica, sin nada que los preocupe y los atormente. Al fin son felices, esperando a sus gemelas y planificando su nacimiento.—¿Ya te decidiste esposa mía dónde las quieres tener? —le pregunta Max, mientras la abraza frente a la Puerta de Brandeburgo.—Creo que en casa, es más sencillo que los dos vayamos a casa a que todos vengan aquí.—Ese corazón enorme, que no deja de pensar en los demás… a casa de regreso entonces.La verdad era que Giselle no quería estar allí más tiempo, extrañaba su hogar, su familia, a Ferny y también el aire costeño. Era cierto que podían ir
Entre él y la enfermera la ayudan a dar pasos lentos por la cabina, hasta que el piloto les anuncia que ya están por aterrizar.Max la sienta en el puesto más cercano, le coloca el cinturón y se sienta a su lado, tomándole la mano con fuerza.—Estas niñas ya quiere salir… y tú sin ponerles nombre aún.—Ya lo haré, me importa primero llevarte a un hospital para que te atiendan.En cuanto se abre la puerta del avión, entra un equipo médico, la enfermera les da todos los detalles del viaje, de los signos vitales y de la condición de Giselle. La ayudan a bajar con mucho cuidado, al final de la escalera hay una camilla esperando por ella, en donde Max la deja sin ningún esfuerzo.—¡Patán, no me dejes sola, por favor… no nos dejes! —le dice ella sin querer soltar su mano.—No, bonita, no las dejar&eacu
Veinte años después…—Max, deberías dejar que Amelie se las arregle sola, por algo quiso irse a Alemania para estudiar, ¿no crees? —Giselle le dice a su esposo mientras le revisa la tarea a Jamie, su hija menor de diez años.—Pero no puedo dejarla sola… ¡Me estás pidiendo algo imposible, mujer! —le dice Max desesperado.—Max… siéntate —le dice ella poniéndose firme y él le hace caso de inmediato—. Amelie es una joven inteligente, sabrá resolver su problema sin que tengas que ir hasta allá para hacerlo por ella. Además, se supone que para eso contrataste a un séquito.—Es que eso me preocupa más… —Max mira a Jamie, la niña rueda los ojos, toma sus cosas y se va de allí alegando que solo quería crecer para que los adultos hablaran
Si hay algo que en verdad le molesta a Giselle es tener que correr.Toda su mañana estaba planificada, organizada, pero esos imprevistos que detesta le arruinaron su día perfecto.Ahora le tocaba irse lo más rápido posible a su cita con el senador Smith, quien había despejado su agenda para recibirla y oír su propuesta de relaciones públicas, todo orientado para mejorar su imagen, luego de los escándalos dentro del partido.Revisa su correo, busca la dirección, la ingresa en el GPS e inicia la ruta para el encuentro con el senador.El semáforo la detiene en una intersección que se ve casi desierta y su teléfono suena, responde solo porque es Tomy, su asistente y debe ser muy importante.—Señor Joules.—Señorita Sparks, acaba de llegar un correo de Lucy Hunter…—¿Lucy Hunter? ¿La dueña de Hunter Security Solutions? —le pregunta sin esconder su sorpresa—.—Ella misma, quiere reunirse con usted lo antes posible.—¿Le respondiste que lo antes posible es en una semana?—Sí, pero insiste en
La música suena fuerte, el ritmo se siente hasta en las gruesas paredes de concreto, que vibran ante aquellos sonidos que llaman a los presentes a moverse, dejándose llevar por la sensación de libertad que solo la música les da en ese momento.Pero cuando Max Hunter, CEO de una de las empresas de seguridad más importantes del país pone un pie dentro del lugar, es como su todo se detuviera a su alrededor, permitiéndole el paso.Es uno de los clientes frecuentes y más generosos, por lo que todos los empleados se esmeran en darle un reservado, dejar los tragos que le gustan a su disposición y cuatro chicas que bailan allí, las más bellas, se van directo a esperar al hombre en su refugio.—Buenas noches, señor Hunter —le dice el anfitrión—. Ya está listo su reservado, con todo lo que le gusta.—Gracias.Camina con la seguridad que un hombre de su estatura y posición debe tener, al llegar al reservado, las chicas lo reciben entre bailes, le quitan la chaqueta, la corbata y lo sientan en el