Ya a la luz de sol, Giselle está sentada en la cama, poniéndose una botas bajas y muy adolorida. Una parte de su mente está en la noche que tuvo con Max, preguntándose de dónde salió eso de que no se iba a romper, cuando era obvio que sí. Aquel dolor lo confirma.
La otra parte está en la casa que la vio crecer, allí donde dejó cientos de recuerdos y ahora, el sismo que le abrió los ojos, puede que haya destruido una buena parte de esos recuerdos.
—¿Estás bien, bonita? —la voz grave y preocupada de Max la hace levantar la mirada, arrepintiéndose en el acto de hacerlo, porque se ve condenadamente sexi… tal como cuando se coloca jeans.
—Adolorida y preocupada, solo eso —le dedica una sonrisa y él se acerca para darle un beso en la frente, lo que Giselle aprovecha para abrazarse a su cintura.
—No vuelvo a hacerte caso c
Padre e hija siguen en esa complicidad que hace mucho no sentían.—Lilly no es la única que te necesita el día de su boda —le dice Giselle en un susurro—. Yo también voy a necesitar que espantes al Patán ese día, frente a todos los invitados.—Lo haré, por mi niña mayor lo haré —le besa una mano y le pide llorando—, perdóname, hija por favor… perdóname.—Sí, papi… tranquilo… yo te perdono todo, menos que me dejes caminar sola al altar.Las chicas se quedan unos minutos más allí, mientras que los hermanos salen para darles privacidad y buscar a la enfermera.—Ya oíste a tu chica —le dice Kevin a Max mientras bajan la escalera—. Quiere que su padre te amenace el día de tu boda, frente a los invitados.—Esa mujer es una bruja —le dice riendo.<
Tras visitar el hogar de la señora Peck y comprobar que todos estaban bien, ahora van de camino a un lugar misterioso, al menos eso es lo que piensa Giselle, porque Max no se dignó a decirle a dónde irán.De pronto, Max se detiene y se baja sin decir nada, Giselle lo sigue con la mirada y ve que entra a una farmacia.—Ay no… si lo hará.Unos minutos después, Max llega con una bolsa de papel bastante considerable y ella se ríe. Max saca una cajita y una botella de agua de la bolsa, para luego entregarle ambas cosas.—Te dije que era tu decisión, ya sabes que sea lo que sea, yo te apoyo y aceptaré lo que nos depare la vida.—¿Y si no quiero tomarla?—Me harías el hombre más feliz, si en un par de semanas sale esa prueba positiva —le dice sonriendo—.—¿Y si la tomo?—Seguiremos practican
En cuanto lo hace, esta vez con menos lentitud, siente que está apretada, pero no se detiene. Giselle siente que todo él la llena, pero hay algo que no le gusta.—Max… para —él se detiene y sale de inmediato.—¿Te duele aún? —le pregunta preocupado.—No es eso… pero lo siento extraño.—Por supuesto, nena, es por el preservativo, si quieres puedo cambiarlo por otra textura.—Está bien.Pero luego de probar cuatro texturas más, Giselle no se siente a gusto.—Deja de perder tiempo —lo regaña ella cuando lo ve buscar otra caja—. Ven aquí y hazme esos bebés, pero yo no vuelvo a dejarte entrar con una de esas cosas.—Pero bonita…Lo que sea que quisiera decir, Giselle lo detiene con un beso y tirando de él para que la cubra con su cuerpo. Retoman aquella pasi
Los días fueron pasando y los dos estaban irreconocibles.Cuando Giselle llegaba a la empresa, todos se la quedaban viendo disimuladamente, porque ahora era más dura que antes, pero también era cierto que sonreía más. En cambio Max, se había relajado un poco, seguía pendiente de todos los proyectos, pero todos sabían que a las cuatro de la tarde se iba.Los tiempos de quedarse hasta la hora que fuera necesario había quedado atrás, ese hombre salía del edificio con la mejor de las sonrisas y se iba a buscar a su novia.Ya los paparazis les habían sacado varias fotos juntos, en todas se reflejaba lo enamorado que estaban y considerando que a Max no se le veía en ninguna otra parte, era obvio el cambio radical que había tenido por aquella chica.—Creo que tú y yo no deberíamos vivir juntos —le dice Giselle mientras se lleva un alfajor d
Max sale dando un portazo de la habitación y se va directo al gimnasio a liberar tensión. Aún lleva el traje que se puso para ir a la oficina hoy, hasta Ferny se mete a su cuarto cuando lo ve pasar tan furioso.Muy pocas cosas pueden molestar a Max, una de ellas es que Giselle sea tan terca como para no querer cancelar la gira de la bendita canción esa.Se quita la camisa, los zapatos, los calcetines, se coloca la venda en las manos y comienza a darle al saco como si tuviera a ese acechador en frente.Ha pasado una semana desde que le dañaran el auto a Giselle, sin resultados de nada, porque quien lo hizo, se cuidó de no dejar ni un rastro de ADN. El guardia del estacionamiento, luego de despertar, solo dijo que sintió un sueño que no pudo evitar luego de beber el café, a la misma hora de siempre.Quien estaba detrás de esto, se había tomado la molestia de saber dónde cort
Los días se pasaron tan rápido como terminaban el concierto, se subían a un avión y partían a la siguiente ciudad. Luego de Chicago, pasaron por Pittsburg, Nueva York, Nashville y Houston.En el aeropuerto George Bush Intercontinental Airport, Rob se despide de Giselle y le agradece por acompañarlo.—Yo soy quien debe agradecerte —le dice Giselle sonriendo—, me ayudaste a cumplir el sueño de una niña sin dientes, de trenzas y que soñaba que su cama era el escenario.—Supongo que todos empezamos así, yo sentaba a mi G.I. Joe y mi Max Steel en una de las sillas, eran mis más fervientes fanáticos.—En mi caso eran Polly Pocket y Barbie —los dos se ríen y Rob la acompaña a la escalera.—Espero que un día, cuando decidas que ya tienes suficiente de las relaciones púb
Giselle siente la rabia surgir poco a poco, hasta que se le sale como mejor puede.—¿Sabes qué? Creo que no es necesario que vayamos al hospital —dice con la voz seca y Max se sorprende de su actitud.—¿Por qué? ¿Qué pasa?—¿Qué pasa? —dice ella dejando que las lágrimas salgan sin control y que la rabia que siente fluya sin más—. ¡Pasa que me estás mintiendo!—¡Claro que no!—Ah no —sisea, poniéndose de pie, medio vestida—. ¡Ah no! Entonces, ¿qué significan estos aros en mi lado de la cama?Se los tira, impactando en el pecho de Max, pero él no entiende nada… ¿cómo se supone que llegaron esos aros allí?—¿No son tuyos? Porque aquí no ha venido nadie.—¡Mentira! —dice ella mientras te
Luego de que Max se vaya, la vida se le presenta fría y vacía.Podía ser que él tuviera razón, que no estaba consciente al estar con aquella mujer, pero en medio de su inconsciencia, lo había hecho… la había llevado a la casa que compartía con ella, a la cama en donde los dos acababan de hacer el amor.Camina con los pies pesándole como nunca y mira todo lo que es de ella. Busca la otra maleta con la que llegó en el fonde del vestier, sin poder evitar cerrar los ojos al sentir el aroma de su hombre en sus prendas.Allí mismo comienza a meter la ropa, lo más rápido posible, para irse de aquel lugar.Cuando termina, va por sus cosas al baño y no puede dejar de pensar en las veces que allí fue suya, no solo al hacer el amor, sino en todas las veces que la trató como una reina.Al salir de nuevo a la habitación, ve aquella cama