Como buen domingo, Max se despierta temprano de todas maneras para hacer sus ejercicios matutinos, igual que siempre, solo con un short. Seguro su Giselle estuviera frente a esa visión, estaría babeando, pero como no es así, los ejercicios de Max fluyen sin contratiempos.
Cuando termina, se seca el sudor, se coloca una playera y luego se va a la cocina para sorprender a su chica con el desayuno.
Unos minutos después, llama a la puerta de Giselle, pero no se escucha nada, así que entra y sonríe al verla dormir, desparramada en la cama, con el cabello por cualquier parte. Se acerca a la cama, la remueve un poco y le da un suave beso en los labios.
—Despierta, flojita, te traigo el desayuno.
—Mmm… quiero dormir —abre un ojo y sonríe—. ¿Por qué no te metes aquí y dormimos otro rato?
—Tendría que bañarme primero, porque acabo de termi
Las manos de Max se cuelan por debajo de la playera de Giselle y las de ella se van al borde de la playera de Max, levantándola y quitándosela de una vez.—Usted, señorita, si no se detiene, terminaremos saltándonos el límite número uno.La voz de Max sobre su cuello la enloquece, pero sabe que él tiene razón. Se separa de él, moviéndose un poco y sintiendo aquella parte de su anatomía dura como roca, provocando que se ponga roja como la grana.—Yo… yo no me di cuenta, lo siento, no…—No me digas que no debiste, porque me encantó que lo hicieras… ya esa cosa me estaba molestando — le dice con esa sonrisa que a Giselle le encanta, mientras acaricia su rostro—. Si hay algo que te prometo, es que te voy a detener cada vez que esto suceda, porque quiero que cuando llegue ese momento estés muy segura.—Me gu
Los días fueron intensos, pero ya todo estaba listo para aquella gala que prometía ser fantástica, llena de glamur, pero con la clara intención de impresionar a todos, porque una gala de beneficencia como aquella no se había visto jamás.Durante dos semanas Max había sufrido, porque en las tardes Giselle se reunía con Rob para lo que se supone sería la mayor sorpresa de la velada. Pero se aseguró de ir por ella al lugar en donde ellos se reunían, a la hora que se suponía debían terminar, para luego llegar al departamento y pegarla contra la pared en un beso urgente, posesivo y que no dejaba dudas de lo celoso que se sentía.En este preciso instante, Max está apoyado en el respaldo del sofá, con las manos en los bolsillos, enfundado en un traje negro de tres piezas que define cada músculo de su cuerpo, con una pajarita negra y el cabello desordenado.
Tomy se acerca a Giselle, ella le da un abrazo fuerte y se queda con su jefa para apoyarla en lo que necesitara.—Llegó la modeloca —le susurra al oído y ella se gira a la puerta—.—Con permiso…Se despide de uno de los empresarios más importantes de la noche y se va hacia la puerta para saludar a Megan.En cuanto la modelo la ve, abre los brazos como si estuviera viendo a una vieja amiga frente a ella y grita para que le presten atención.—¡Giselle! —la chica llega a ella y acepta esos dos besos en las mejillas y ese abrazo totalmente sobreactuado, porque ella ni siquiera se acercó lo suficiente para recibirlo—. ¡Qué lindo está todo! Te felicito.—Gracias, Megan. Entra, por favor, y diviértete.—Por supuesto que lo haré.Si Giselle supiera cierta parte de la vida del patán con exactitud
—¿Evan? ¿Lucy? —los dos se separan como si se repelieran y la chica solo se queda con la boca abierta—. Pe—pero… ¿qué está pasando…?—No es nada, querida, el senador…—¿Nada? ¡Nos vio besándonos, Lucy, por dios! —dice Evan agitando las manos—. ¡¿Hasta cuándo vamos a seguir con esto solo porque tus hijos son unos egoístas?!—¡No metas a mis hijos en esto! —sentencia Lucy, levantando su dedo índice—.—¡Bien! —dice él, pasándose las manos por el cabello con frustración—. ¿Sabes? Creo que me cansé de todo esto, Giselle… —se gira hacia ella y Lucy lo toma del brazo para que no hable, pero él no se calla—. ¿La mujer misteriosa? Te la presento, era mi novia, nos estábamos ocultando de s
Llega hasta él, haciendo que Megan se aparte de su hombre. Tira de la pajarita sin importarle nada y lo besa.Aplausos, silbidos y envidia los rodean, pero eso no les importa, porque en ese momento Max es el hombre más feliz del mundo.—Pensé que te daba vergüenza decir que soy tu novio —le dice pegando su frente a la de ella, sin quitarse esa sonrisa de la cara—.—¡¿De dónde sacas eso?!—Como querías mantenerlo en secreto…—Porque no quería que se te lanzaran, pero me di cuenta que algunas son muy descaradas —dirige la mirada hacia Megan, que sigue parada al lado de ellos sin poder creer lo que ve—. Solo para que lo sepas, bruja mal vestida, es mío… así que no vuelvas a ponerle un dedo encima, o me olvidaré que eres mi clienta.Megan solo empuña las manos y sale de allí furiosa, Giselle
Cuando Giselle abre los ojos, sonríe al ver a su muchachote al lado, aferrado a ella con brazos y piernas, despeinado, joven y feliz. Se remueve con cuidado de no despertarlo para ir al baño, se mira al espejo unos segundos y puede ver que ella también está despeinada y feliz.Un suspiro largo y esperanzador sale de ella, considerando que ya es domingo y ese día le tocará apoyar a su hombre con aquella noticia que su madre tiene preparada para él y su hermano.Al salir, se encuentra a Max dormido, haciendo un puchero y con la mano estirada en aquel espacio vacío. Se acuesta otra vez, se acerca a ese cuerpo que es para ella lo más perfecto y Max la atrae hacia él enseguida.Se deja llevar por ese sueño que la invade poco a poco, provocado por el calor de su hombre y por la tranquilidad de su corazón.Un par de horas más tarde se despierta con un beso en los labios y
Sin embargo, lo que no se espera ella, sucede. Max se detiene de pronto y se separa un poco, dejando a la chica frustrada y molesta.—No puedo seguir —le dice jadeando.—No debiste empezarlo en primer lugar —Giselle lo empuja a un costado para bajarse, camina a la salida, pero Max la toma de un brazo y tira de ella para abrazarla—. Llegaremos tarde.—Vamos con tiempo —la mira a esos bellos ojos enojados y le besa la nariz—. Admite que lo hiciste a propósito… porque no creo que enloquecerme sea casualidad.—Es un vestido ligero, adecuado para la ocasión, solo eso.—Bien, lo que tú digas.Max se encoge de hombros y se va con ella a la salida, en donde Ferny espera recostado en el suelo, ya que se irá con ellos para que pueda correr en libertad.El recorrido lo hacen en silencio, básicamente porque Giselle se siente frustrada, tanto como
Cuando al fin Ferny dejó de aullar, Max ya está listo para partirle la cara a Evan, pero tanto Giselle como Lucy se paran en medio.Sin embargo, Evan mueve a su novia a un lado con delicadeza y niega con una sonrisa, ella asiente tranquila, porque a final de cuentas, él pidió esa reunión para enfrentar la verdad.Camina hacia los hombres y se para a una distancia en la que Max perfectamente puede darle un gancho y no podría evitarlo, o al menos eso es lo que él cree, por eso tiene las manos empuñadas.—Kevin, Max… —comienza a hablar Evan, pero es interrumpido de inmediato—.—No digas una maldita palabra —sisea Max—. ¿Cómo pudiste meterte por los ojos de mi madre?—En realidad —dice Lucy acercándose a ellos y tomando la mano de Evan—. Fui yo quien se le metió por los ojos.—¡Mamá!