En la mañana siguiente, Bianca entró en la cocina para desayunar y se encontró a Lorenzo y Gianna ya estaban comiendo. La cocinera estaba haciendo de nuevo el desayuno desde el día anterior que Bianca comenzó a trabajar.―Buenos días ―dijo ella con voz ronca, lamento la demora me quedé dormida.―Buenos días, mamá, papá me dijo que hoy él me llevaría al colegio.―Si, mi pollito, lo imaginé.Lorenzo no contestó ni los buenos días, Bianca que se había esforzado mucho en maquillarse para ocultar los estragos del llanto de la noche anterior sintió sus ojos humedecerse, por lo que tomó una taza de café y bebió un trago.La cocinera puso delante de ella un plato de huevos, tocinos y panqueques, el olor le provocó nauseas, salió corriendo de la cocina, se dirigió a un baño de visitas y aunque casi no vomitó nada las arcadas se sucedían una tras otra.―¿Estás bien? ―pregunto Lorenzo desde la puerta.Bianca asintió moviendo la cabeza, no quería mirarlo en ese estado.―Por favor, déjame sola.Si
―Vístete, por favor que tenemos cita con el abogado en una hora, quiero ver que opciones tenemos, después iremos por Gianna al colegio ―ordenó Lorenzo con frialdad al salir de la habitación. Su cabeza era un hervidero de información, había algo que en su mente no cuadraba y no sabía lo que era. Se dijo que ayudaría a Bianca a buscar a su bebé, no porque la rabia que sentía hubiese remitido, sino por un sentimiento de compasión, nadie merecía perder a su hijo, por mucho que lo hubiese engañado. Cuando iban en el coche al despacho del abogado, Bianca subió la ventanilla que los separaba del chófer para que este no escuchara lo que le iba a decir a su esposo. ―Creo que Carmina tiene un espía dentro de la casa, no te dije nada antes porque no sé quién nos pueda estar escuchando. Ayer cuando le pregunté como sabía cuál era el colegio de Gianna, me respondió que con dinero se podía conseguir cualquier información, después comentó que no permitiría que su hija me siguiera diciendo mamá. Es
Bianca estaba impaciente por hablar con Lorenzo, cuando entraron al colegio Gianna los estaba esperando por lo que no pudieron hablar sobre la citación del juzgado, después él las dejó en la casa y se marchó a la oficina.―Por favor, llega temprano hoy, ayer Gianna se durmió sin verte, además de que me gustaría conversar algunas cosas que contigo ―pidió Bianca antes de que el coche se pusiera en camino.―Vendré a tiempo para llevar a Gianna a la cama ―respondió él con frialdad.Y había cumplido su promesa, juntos acostaron a Gianna y le leyeron un cuento hasta que se durmió, después la dejaron con Dora y bajaron a cenar.Una vez que la comida estuvo puesta en la mesa le pidieron al servicio retirarse.―¿Qué dice la citación? ¿para cuándo es el juicio?―Se la pasé a mi abogado, el juez quiere vernos para conciliar, no se ha aceptado la demanda aún, solo escuchará a las partes y decidirá si es procedente ir a juicio o no. La vista será en cinco días. ―Entiendo, ¿debo estar presente?―Sí
Dante había estado la mitad de la tarde paseando por la casa, esperando impaciente por la llegada de su hija. Desde que Lorenzo le anunció que irían en persona a entregar la tarjeta para una fiesta, se la pasó entre nervioso y feliz, por eso cuando sonó el timbre se adelantó al servicio y abrió él mismo la puerta.Su sorpresa fue grande cuando vio a la niña que estaba entre Lorenzo y Bianca, el parecido con su hija era impresionante de allí las primeras palabras que le dirigió.De inmediato recordó sus modales y les dio la bienvenida, no podía dejar de mirar a Bianca la había extrañado mucho. Sus ojos se dirigieron a Lorenzo cuando este extendió la mano para saludarlo. Siempre había admirado a Lorenzo y le parecía que su hija había hecho un excelente matrimonio.―Gianna, este es mi papá, se llama Dante y puedes decirle abuelito Dante.―Hola, abuelito Dante ―saludó Gianna poniéndose de puntitas con los brazos estirados esperando un abrazo. Dante se inclinó y dejó que la niña le diera u
La mañana de la audiencia en el juzgado llegó más rápido de lo que hubiesen deseado, Bianca se despertó al amanecer y fue al baño, se sentía fatal por los nervios, sin embargo, se las arregló con las galletas saladas y el té que le preparó la cocinera.Lorenzo no se había dado cuenta de lo mal que se sentía porque continuaba durmiendo en la otra habitación, aunque no la trataba mal, lo hacía con una frialdad que la desesperaba.Esa mañana dejaron a Gianna en el colegio y se dirigieron a la audiencia en el tribunal de familia.Carmina llegó acompañada de su abogado y de Ofelia, al verla, Bianca entrecerró los ojos, debió ser su madrastra la que le informaba a su prima de su boda y de la últimas novedades de su vida. En el pasado siempre se llevaron muy bien y al parecer eso no había cambiado.Ofelia y Carmina la miraron con odio.―Ya sabemos quien es su espía, Lorenzo ―dijo Bianca señalando a su madrastra. Lorenzo las miró un segundo antes de darle la espalda.El juez entró a la sala y
―Maldito juez, de seguro Lorenzo soltó mucho dinero para comprarlo ―le dijo Carmina a Ofelia cuando iban en el coche. Su mente de delincuente no podía asimilar que hubiera funcionarios honestos y que su reclamación estaba fuera de la ley. ―¿Y tu marido no puede ayudarte a llevarte a la niña? ―preguntó Ofelia. ―Dimitri me aceptará con la niña, podemos vivir en Rusia con él y me ha facilitado todo lo que necesito para llevármela, pero no quiere arriesgarse a que su nombre esté involucrado en el secuestro de un niño. Fui una ilusa al pensar que podía llevármela tan fácil, Bianca ya no es tan tonta y confiada como antes y no aceptó sacarla del colegio, sino que llamó a Lorenzo, pensé que al contarle lo del niño él la echaría de su lado. ―Te dije que ella le había contado lo de su hijo. ―Sí, aunque creo que no le contó todo porque conozco a Lorenzo y sé que se sorprendió cuando se lo dije, pero aun así sigue con ella. Tal vez debí secuestrar a Gianna antes de que se dieran cuenta de qu
Lorenzo y Bianca se encontraban parados en la entrada del salón recibiendo a sus invitados, al lado de Lorenzo estaban sus padres: Gisela y Armando. del lado de Bianca se encontraba Dante. Gianna estaba dando vueltas por el salón con Dora detrás de ella y el ojo de los guardaespaldas puestos sobre la niña. Bianca estaba muy inquieta y no podía quedarse tranquila. ―No te preocupes tanto, todo saldrá bien. ―le dijo Lorenzo al oído tomándola de la mano. Su esposo había investigado la cuenta bancaria de todos los trabajadores de la casa y encontró que una de las doncellas había recibido varios depósitos con grandes sumas de dinero. La chica había sido interrogada y confesó haberle pasado información a Carmina, también les dijo que su exesposa pensaba entrar a la casa con la excusa de poder ver a su hija y despedirse de ella. Su jefe de seguridad y él se miraron preocupados. Lorenzo decidió facilitarle las cosas. Para no ser denunciada ante la policía como cómplice de secuestro la donc
La fiesta terminó en la madrugada, Bianca a pesar de no haber tomado nada de alcohol se sentía eufórica, por lo que al entrar en su habitación se giró y besó a Lorenzo con pasión pegándolo a la puerta. Un poco sorprendido, pero gratamente impresionado él devolvió el beso hasta que unos segundos más tarde tomó el control de la situación.Levantó en brazos a su esposa y la llevó a un lado de la cama, con impaciencia comenzó a buscar la cremallera para deshacerse del vestido. Al mismo tiempo Bianca metió las manos por dentro de la chaqueta de Lorenzo y la empujó sobre los hombros de él hasta que cayó al piso. Las manos de su esposo volvieron a la búsqueda de la cremallera perdida, la impaciencia le hizo gruñir.―¿Dónde está la m@aldita cremallera?Bianca rio con ganas.―Desvístete mientras yo me quito el vestido ―respondió risueña.Lorenzo comenzó a arrancarse la ropa, mientras sus ojos miraban a Bianca que sonreía con diversión al ver la cara de frustración de su marido. Con coquetería