Capítulo 51
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Un duro golpe para Josh.
Emily y William se separaban el uno del otro, mirándose con amor, para luego mirar, ambos, hacia el mismo sitio, y descubrir junto a ellos, a Josh, que al parecer había seguido a Emily hasta allí, y acababa de quedar totalmente perplejo al encontrarla besando a su mejor amigo.
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Emily paseaba por los bellos bosques del sur, muy cerca de donde había vivido antaño con William, justo en el mismo lugar en el que ella había vivido junto a su familia, en el pasado.Aún añoraba demasiado a aquella pequeña, había pasado demasiado tiempo desde que ella murió, pero aun así aun podía recordarla cada día, como si fuese el día anterior.Se acercó a la barandilla protectora que parecían haber puesto hace relativamente poco, y apreció como la brisa marina se topaba con su rostro.Sonrió al recordar los días en alta mar. Hacía ya tanto tiempo de aquello, que apenas parecía un sueño muy lejano.Unos pasos a su espalda la hicieron salir de sus pensamientos, haciendo que la muchacha mirase hacia atrás, en
PREFACIO“Sobre las frías montañas del norte, en una misteriosa isla que conecta la vida y la muerte, una bella joven de cabellos oscuros como el tronco de los espesos árboles que la rodean, descansa, arropada por los densos juncos que crecen junto al estanque, mientras siente como la lluvia la empapa.Sus lágrimas siguen saliendo sin cese, confundiéndose con las gotas de lluvia que por su bello rostro caen.Aún puede recordar a aquel al que amó, su vida junto a él, y el inmenso dolor que provocó su pérdida.Aún puede recordar a su hermosa hija casándose junto al bueno de Ebraín, aquel que supo darle todo lo que su pequeña necesitaba.Aún puede recordar el tiempo, las estaciones, a las personas q
– El destierro como salvación.Los pájaros canturreaban, dichosos de poder presenciar el alba de la mañana, mientras el sol hacía acto de presencia, iluminándolo todo a su paso.En un bello claro, junto a las colinas del sudoeste de Inglaterra, en el condado de Gloucestershire, había una hermosa casita, sobre la más alta de las colinas, que tenía un pequeño cercado alrededor, algo totalmente diferente a lo que solían tener las casas por allí.La puerta de la casa se abrió y una bella mujer de unos 50 años salía al porche, desperezándose, abriendo los ojos para mirar hacia el bello lugar que tenía delante.Se sentí
–El mercado de Camdem Town.Emily salía a la superficie con aquel extraño atuendo que le había pedido prestado a su buena amiga Tuka, le parecía algo realmente ridículo, pero la diosa no tenía otra cosa de su talla que pudiese dejarle, así que debía de aceptarlo. Llevaba una falda plateada, formada por un montón de brillantina de miles de colores, y algo así como un sujetador en tono verde en la parte de arriba. De su cuello colgaba su particular bolsita, aquella donde tenía guardada sus lágrimas, pues sabía que la única forma de moverse por aquel mundo, sin dinero, era con aquello. Aunque nunca dejaría marchar las de color esmeralda.Caminó descalza,
–Huyendode la lluviaEmily estaba muerta de miedo, mientras él la abrazaba con una mano, y ella sentía el abrazo de un hombre por primera vez desde que se había convertido en sirena.Se resfriará si se moja – aclaró, dejando claro que esa era la razón por la que la había salvado de la lluvia, no tenía nada que ver con que ella era una sirena. Parecía no estar al tanto de lo que pasaría si una sirena se moja. – estoy tentado de escuchar que es lo que quiere ofrecerme a cambio de la lágrima, pero podemos hablar en mi casa, está a tan sólo dos paradas de aquí.¿Está muy lejos del mar? – Preguntó e
Capítulo 6–El William Drake al que amé.Emily bebía un poco de té de hierbas, sentada junto a aquel hombre, frente al fuego de la chimenea, escuchándole con interés.Mi madre y mi padre aman las historias fantásticas, por eso la compré – explicaba, sobre cómo se había fijado en aquella lágrima – tenemos cientos de objetos que tienen historias de ese tipo detrás.– decía Emily, más calmada, al darse cuenta de que aquel hombre no tenía ninguna conexión especial con aquel al que amó.Incluso tengo el medallón que dicen que perteneció al mismísimo William Drake, el pirata.&iex
–Bajo uncielo de estrellas.Emily caminaba en la oscuridad de la noche, por aquella hermosa colina, en Gloucestershire, sintiendo la delicada brisa marina sobre su rostro.Levantó el rostro, mirando hacia el bosque que se presentaba delante, mientras el viento le incidía en la parte derecha del rostro, haciendo que sus cabellos se moviesen hacia un lado.Parecía más pensativa que de costumbre, con la mirada fija en un punto, un lugar muy lejos de donde se encontraba, un lugar al que recordaba haber ido alguna vez, justo después de que su madrina abandonase el mundo de las sirenas.Caminó despacio, adentrándose en la maleza, escuchando las ramas de los árboles, que chocaban unas con otras a causa de la ventisca que parec&iacu
Capítulo 9–El juegode los dioses.Emily, sentada sobre el banco del porche, agarraba un vaso de té que Marina le había preparado, mientras William intentaba adivinar qué hacia ella allí, al mismo tiempo que su madre dejaba unas pastas sobre la mesa y miraba hacia ellos, con ternura…¿eres una acosadora? – Preguntó, haciendo que tanto Emily como Marina riesen ante aquel comentario.Ella es una vieja amiga – anunció Marina, hacia su hijo, mientras se sentaba en la mecedora, frente a ellos - ¿y vosotros como os conocisteis?Compré su lágrima – aclaró, haciendo que su madre le mirase sin comprender. Así que se levantó, sacó una pe