Aziza veía a Aisha con ojos agrandados, en su mente rápida que ahora empieza a abrirse a los conocimientos milenarios de los Azaky puede entender claramente algo de lo que Aisha no tiene ni la menor idea. —Sigo sin comprender —dijo Aisha totalmente perdida. —Aisha, ella es un demonio, no una loba —Aziza soltó a Aisha y comenzó a caminar—. Ahora lo entiendo todo, incluso viene a mi mente el hechizo que haría presentar ante mí un demonio del inframundo. — ¡Aziza! ¿Qué es lo que pasa contigo? No harás tal cosa, podrías volverte una hechicera oscura —le reprendió Aisha que teme perder a su hermana por sus instintos de hechicera Azaky. —Tranquila, no me estoy volviendo maligna, pero quizás es hora de aceptar que soy una Azaky, puedo invocar criaturas del inframundo entre otras cosas; desde el inicio de la historia los Azaky han estado unidos a las tentaciones del inframundo. Aisha negó con la cabeza. —Sabes lo que dicen de los hechiceros del Oriente, la mayoría de las
En la casa del Alfa de manada atendían las heridas de Portia mientras esta gritaba de dolor y llamaba a Leonid pidiéndole ayuda. A Leonid le partía el alma ver a Portia sufrir tanto. Portia había estado en su vida desde que fue a vivir a Los Ángeles. Él siempre estaba con Dominic y Portia a menudo cerca por ser sobrina de Lorenzo, eso le habían hecho creer. Leonid podía jurar que Portia no era maligna. Era una chica a menudo triste, que aparentaba mucha seguridad ante el mundo, pero con él dejaba ver su parte más vulnerable. Desde pequeña había estado metida en concursos de belleza, canto y actuación, audicionando y obteniendo diversos papeles para televisión; hasta que cuando eran adolescentes ella obtuvo un papel en un show juvenil donde era protagonista y también cantaba. Portia le decía a Leonid que mientras él fue libre de estudiar lo que quiso y acostarse con quien quiso en fiestas siendo libre, ella lo había pasado siendo esclava del medio, hasta que empezó
Leonid paró junto al lago y puso a Aisha en el suelo, estaba Aziza sentada en la orilla mirando el lago. —Leonid, debes regresar, yo me iré con Aziza después de que hablemos con la hechicera de los Alfas supremos. —No tenemos tiempo, obviamente los Alfas supremos no tienen nada en contra de los hechiceros, pero igual para conservar la paz puede que estén de acuerdo en encerrarlas. —Leonid no puedes huir de tu propia manada. —Ya déjalo Aisha —pidió Aziza de acuerdo con el plan de huir—, yo no quiero ni puedo estar encerrada en una celda, necesito más que nunca estar contacto con la naturaleza, hasta que no me consagre estoy débil. Aisha afirmó con la cabeza. — ¿Hasta cuándo tendré que estar de aquí para allá?, en el aquelarre del Oriente también me necesitan, Aziza en problemas por ayudarnos, Leonid está vuelto un lío... —Perdón por sumar problemas a tu vida, para variar, parece que es lo único que he hecho en tu vida —se lamentó Leonid. —No digas eso Leonid —A
Dominic puso los ojos en blanco. —Es mi honor lo que está en juego. Yo me escondí para sorprender a Lars y me hicieron desaparecer, la chica debe pensar que soy un cobarde. Dorian cruzó los brazos. —Me agrada que seas valiente, aunque no puedes con un sobrenatural. —Veamos pues —le indicó Dominic con la frente en alto. — ¡No! —Decretó Sophia y miró a Dorian—. No te enfrentarás a él, sabes que hay mucho resentimiento, no pueden ser parciales. Dorian sonrió. —Yo estoy bien, dejemos que el humano saque su frustración, quizás es bueno que se enfrente a ti. —Sí, déjalo —confirmó Dragos llegando al recinto con velocidad sobrenatural, obviamente aunque no estaba antes presente había escuchado—. Si le patea el trasero a Dorian luego vemos que le haces, yo no le permitiré a Dorian olvidar que un humano pudo con él. —Te recuerdo que casi te mato chupasangre y se supone que eres el más fuerte de tu especie —se jactó Dorian. Dragos se echó a reír. —Creo que seré
Aisha llevó a Leonid, Aziza y Kaiser a la pequeña isla caribeña que era su territorio como hechicera, este fue el único destino que pudo pensar que estarían seguros. —Qué lugar más bonito —comentó Aziza y miró a Aisha con admiración—. ¿Es tu isla, cierto? Aisha afirmó con la cabeza y miró a Leonid que estaba satisfecho. Ella no se sentía así y le dijo: —Esto es un error, no debimos venir, aquí no podemos solucionar nada, huimos y al igual que Lars luzco como culpable. —Que piensen lo que quieran y que digan que nos secuestraron ¿Qué más da? —Objetó Kaiser—. Igual la manada jamás aceptará que su Alfa y Delta tengan mujeres hechiceras. — ¿Perdón? —Inquirió Aziza—. Ya estás dando por hecho cosas que ni al caso, lobo... Kaiser sonrió. —Siempre he sido un rebelde, desafiar mi destino es costumbre, por eso la diosa te ha elegido como mi mate, pequeña hechicera. Aziza puso los ojos en blanco y Aisha interrumpió la conversación que ve absurda dadas las circunstancias.
La decisión de Aziza cambió todo en la isla. Los cuatro se vieron y entendieron que no era sólo el adiós irrevocable para ellos, las hermanas también se despedían. En cuanto Aisha regresara a su aquelarre y aceptara su poder como sacerdotisa podría hacer alianza Azaky con Aziza, pero sería después de mucho tiempo y ya ninguna sería las que son hoy. —Vamos hermana, caminemos juntas —le invitó Aziza y Aisha fue con ella. —No puedo evitar llorar, tengo mucho miedo Aziza —se lamentó Aisha. —No tienes por qué tenerlo, recuerda que es mentira que los hechiceros del oriente no amamos —Aziza miró sus pies—. Bueno, es costumbre hablar así, ya no seré una hechicera del Oriente nunca más. —Es otra mentira, la magia del Oriente corre por tus venas. —Al igual que el veneno. —Al menos no serás de piedra —trató Aisha de reconfortar a Aziza. — ¿Qué importa nuestra apariencia? Le has dado demasiada importancia a eso. —Sabes que no es lo que me importa, es que no es mi
Estaba amaneciendo y Aisha estaba despierta junto a Leonid en la cama, lo observaba durmiendo y se moría de ganas por acariciar su mejilla. Aunque ella no emitió sonido alguno, él despertó. Aisha se consiguió con sus ojos gris clarísimo y sonrió. —Es hora —susurró ella. —Que pase lo que tenga que pasar —murmuró Leonid y se acercó a darle un beso en los labios, antes de levantarse se acostó sobre ella y sonriendo besó sus ojos y nariz. Aisha se echó a reír y Leonid acarició su cabello, finalmente se levantó y se metió en el baño. Aisha se sentó en la cama y sintió que le movieron la cama. Puso sus manos en el colchón aturdida. — ¿Qué es esto? ¿Qué me pasa? —Murmuró impresionada por el extraño mareo que le causaba náuseas. — ¡¿Has dicho algo?! —Preguntó Leonid desde el baño. — ¡No! —dijo Aisha. — ¡Estaba pensando que si antes de llegar a la manada veo a Alexey y hablo solo con él podría calmarlo!, ¡¿qué piensas?! Aisha no le prestó atención a Leoni
En la manada Selenials las cosas no estaban nada bien. El pueblo se solidarizaba con Alexey, en él siempre habían visto un héroe y era muy injusto que una hechicera en complicidad con todo un aquelarre lo hiciera sufrir de esa manera. Esa afirmación se repitió tanto que se hizo certeza en el pueblo, de nada valía que los Alfas Supremos confiaran en hechiceros, no eran del Oriente los hechiceros de los Alfas. Para los selenitas eran enemigos desde antes, pues ahora de nada valía decirles que Boris los había engañado. Para todos ellos, los hechiceros del Oriente mataron al anterior Alfa, están destruyendo al Beta actual al torturar a su mate y habían secuestrado con influencia de hechizos al actual Alfa y Delta. No había razón alguna para que semejante teoría no fuera aceptada. —Maldición, ¿cómo se supone que ayude al cachorro si no confía en nosotros y se larga? —se quejó Kevin, su mujer Briana acababa de regresar de hablar con Indira, le indicaba esperar al grupo que