Inicio / Hombre-lobo / Una Luna Prohibida para el Alfa / Capítulo 28. Seres hambrientos de sangre
Capítulo 28. Seres hambrientos de sangre
Ni Leonid ni Dominic podían creer que el hombre que ha sido un padre y amigo incondicional podría tener malas intenciones.

Dominic miró a Aisha con ironía.

—Muy fácil para ti que llegaste y le volviste la vida patas arriba a Leonid sugerir que el problema está en los que conoce desde siempre.

—Muy sencillo Dominic, sé que no he traicionado a Leonid, me queda probar al resto.

Dominic miró a Leonid y negó con la cabeza.

— ¿Crees en esta mujer?

Leonid lo hacía, pero no sabía si se debía a la marca inconclusa.

—Creo que no hace daño ver a Lorenzo.

Dominic chasqueó la lengua.

—Eso dicen…

—Dominic, no soy un ser hambriento de sangre, solo necesito entender si hay alguna manera de librar a mi padre sin morir yo y sacrificar a muchos…

—Mi madre me advirtió que el mundo entero corre peligro —explicó Aisha—, Leonid no puede permitir que Boris se salga con las suyas.

—Está bien —concedió Dominic—, para mí Dimitri Tarásov es como un tío. Llamaré a Lo
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