Leonid que aunque es desconfiado, también es un caballero, así que hizo una inclinación de cabeza a la joven sonriente. —Mucho gusto, Aziza —se presentó y le estiró la mano como el perfecto caballero que le enseñaron a ser. Aziza frunció el ceño. — ¿Creía que era un lobo Alfa? —Sí, lo es —confirmó Aisha. Aziza sonrió. — ¿Y permite que lo toquen? —No deberías dejar que te toque nadie aquí —espetó Kaiser dirigiéndose a su Alfa. —Nos dijiste que no tenías idea de qué serías la mate de Leonid —le acusó Alexey. —Es cierto —se defendió Aisha. Alexey aspiró en el aire y la miró apretando los puños. —Mi lobo me dice que mientes. —No sabía que era su mate, solo que no me sorprendió, al enterarme entendí que quizás lo supe desde que era niña —se justificó Aisha. Leonid sentía que todos tenían una agenda y que no podía confiar en ninguno. Aziza haciendo gala de su carácter dulce e ingenuo, tomó la mano de Leonid sonriendo. —Me cae bien
Aisha no podía moverse, estaba atada con amarres de energía en las muñecas y tobillos delante del consejo de ancianos de su aquelarre. —No teníamos que llegar a esto, pero tú con tu rebeldía nos has obligado —argumentó Elmira, representante temporal del aquelarre por ser hermana de Amira, la madre de Aisha. —Por favor, se los ruego, la diosa Selene me ha elegido como Luna de uno de sus Alfas, denme la oportunidad de romper la maldición antes de tomar mi lugar como sacerdotisa. — ¡Niña mimada! —acusó Elmira, su piel era totalmente de piedra y sus ojos brillaron como dos luces azul neón en el fondo grisáceo, estaba indignada y furiosa—. Nuestro aquelarre se debilita sin una sacerdotisa, yo no soy la elegida para serlo, lo eres tú... —Escúchame tía, mi pareja brindaría seguridad al aquelarre y el poder de su territorio sería mío… —Mentira, no te atreves a dejarle ver tu piel, tu enamoramiento por ese hombre causará tu perdición Aisha. —Ahora es diferente, la diosa Sel
Leonid observó a Aisha, pero ella mantenía su mirada inocente con mejillas sonrojadas y le explicó de manera atropellada. —Akron me sacó de mi rito de consagración y lo agradezco, no lo deseaba, aunque sé que debo hacerlo, no quería hacerlo antes que tú y yo… Aisha trataba con todo su ser de no mirarlo desnudo, así que se concentró y le hizo ropa con un hechizo. Leonid se miró y se echó a reír. — ¿Escuchaste a mi lobo?, créeme que él no tiene que enseñarme lo que se hace con una mujer, ¡pero prefiero no involucrarme cuando no tengo voluntad de lo que hago! Aisha lo miró desconcertada. «Eres un idiota, lo que te dije fue una conversación entre machos, no dejé que ella escuchara» Leonid enfureció aún más. — ¡Cómo se supone que lo sepa!, eres tan entrometido y has tomado mi cuerpo como tuyo, me da miedo que en medio del sexo me quede pegado a la mujer como perro. « “Ja” Ya quisieras tener esa suerte» Leonid pasó las manos por su rostro, estaba desesperado y
Aunque Leonid no pudiera recordar el rostro de su novia Portia ahora mismo, igual ella existía y él tenía un compromiso con ella. El deseo de todo su ser repetía un solo nombre y era Aisha, pero Leonid temía entregarse a esto y que el lobo en su ser le arrebatara la vida. Aisha desvió la mirada y se concentró en no llorar y demostrarle cuanto le duele. Entiende que eso no solo es indigno, tampoco es justo con él. — ¿Y supongo que la amas mucho? —Preguntó ella con la voz entrecortada sin atreverse a mirarlo—, la he visto, no en persona, pero es una celebridad, y es muy hermosa. Leonid frunció el ceño, la verdad era que en ese momento a quien deseaba como loco era a Aisha. —S-sí…, claro que sí la amo, supongo… —contestó Leonid igual con voz entrecortada. «Miente, Aisha, no renuncies a mí» Suplicó Akron. Leonid desvió la mirada y sonrió sin humor por lo injusto y loco que se presentó todo, no quería ser un patán con Aisha. —No es justo Aisha, esto que me pasa
Los lobos de Leonid apenas estuvieron seguros que estaban fuera de peligro se transformaron en hombres. — ¿Qué ocurrió? —Preguntó Leonid. —Nos atacaron —informó Alexey—, me preguntaron por tu ubicación, pero no puedo acceder a la comunicación telepática contigo, por supuesto los hechiceros no me creyeron… —Querían hacer ceviche de lobo con Alexey —completó Kaiser. —Querían hacerme un hechizo para usar mi conexión y encontrarlos, al parecer no podían hacerlo con la bruja. —Estoy muy débil, a medio vínculo con Leonid, es lógico que mi firma mágica esté cambiando —confirmó Aisha—. ¿Entonces qué pasó con Aziza? —Ella se ofreció a encontrarlos, aseguró poder encontrar la firma o lo que sea de su hermana —contestó Alexey. Kaiser continuó el relato: —A Alexey lo tenían sujetó con amarres mágicos, la chica le quería hervir el cerebro y yo me interpuse, mi padre me sujetó y la chica nos hizo desaparecer y aparecer aquí. —Mi hermana los trajo para que yo tuviera
Aisha abrió los ojos y vio un bosque nevado, escuchó un río muy cerca y entendió que estaba muy lejos de su cuerpo. No podía creer lo que ocurría. — ¿Dónde estoy? —Volteó a todas partes buscando a Leonid. — ¡Aisha! ¿Qué haces aquí? Aisha sonrió y corrió a los brazos de su madre. — ¿Eres tú mamá? ¡Cómo es posible! No tienes maldición, tu piel está bien. —Cielo, hija mía, estamos en El Rumbex, el más allá de los hechiceros. —Entonces quiere decir, ¿acaso morí? Aisha revisó sus brazos y vio la piel de piedra, en ella nada había cambiado. —Alégrate hija mía, estás viva —exclamó Amira aliviada y confusa al ver la tristeza en el rostro de Aisha. Aisha bajó la cara. —Por un momento creí que habías logrado librarnos a todos de la maldición. —Me libré de la maldición con mi muerte, pero preferiría seguir teniendo dolor en mi piel reseca y estar con ustedes mis queridas hijas. Aisha apretó las manos de su madre, ahora muy suaves. —Solo soy una tonta s
Aisha abrió los ojos y los hombres de Leonid se abalanzaron sobre ella. — ¿Qué le hiciste a nuestro Alfa, bruja? —Espetó Alexey muy preocupado. —Alexey, aquí estoy, creo que estoy bien —contestó Leonid recuperando también la conciencia. Aisha sin importarle la preocupación de los lobos fue hacia Aziza. —Perdóname hermana, debí cuidarte, sin nuestra madre era mi responsabilidad velar por tu seguridad y ahora te estoy perdiendo. Leonid miró a Aisha tan devastada que también sentía ganas de llorar. —Aisha —susurró, estaba muy débil. Aisha lo miró y se acercó a él. —Perdóname Leonid, debí darme cuenta que no estabas preparado para recibir a tu lobo, en cada decisión que he tomado me he equivocado. Aisha lloró en sus manos llenas de remordimiento y Leonid se acercó a Aziza, con sus sentidos amplificados detectó sus signos vitales. Mientras tanto Nikolay se acercó a Aisha con el respeto que merece una Luna. —Por favor Aisha, devuelve a mi hijo su cuerpo,
Aisha se concentró en llevarlos a Los Ángeles. Junto a Leonid y Aziza quedaron en un camino de excursionistas amantes de la naturaleza cerca de la casa de Leonid. Leonid se sentía muy débil y cansado. Aisha agradeció que todo saliera bien y se acercó a Leonid. — ¿Estás seguro que esto funcionará? —Hago lo posible —respondió Leonid negándose a dar esperanzas vanas, quiso caminar y trastabilló mareado. Aisha suspiró y puso una mano en su mejilla. —Estás muy debilitado, debo liberarte… «Por favor Aisha, estamos muy débiles Leonid y yo para que encima me des el dolor que provoca el rechazo» Aisha mordió sus labios. —Perdón, no sé qué tanto pueda doler, para los lobos es diferente que para los hechiceros, nosotros somos libres de elegir nuestra pareja. —Haz lo que tengas que hacer Aisha —acotó Leonid—, no te dejes manipular por Akron, él no puede gobernar nuestra vida. «No le hagas caso Aisha, él no entiende nada» Aisha puso las manos en el pecho de Le