Aisha abrió los ojos y vio un bosque nevado, escuchó un río muy cerca y entendió que estaba muy lejos de su cuerpo. No podía creer lo que ocurría. — ¿Dónde estoy? —Volteó a todas partes buscando a Leonid. — ¡Aisha! ¿Qué haces aquí? Aisha sonrió y corrió a los brazos de su madre. — ¿Eres tú mamá? ¡Cómo es posible! No tienes maldición, tu piel está bien. —Cielo, hija mía, estamos en El Rumbex, el más allá de los hechiceros. —Entonces quiere decir, ¿acaso morí? Aisha revisó sus brazos y vio la piel de piedra, en ella nada había cambiado. —Alégrate hija mía, estás viva —exclamó Amira aliviada y confusa al ver la tristeza en el rostro de Aisha. Aisha bajó la cara. —Por un momento creí que habías logrado librarnos a todos de la maldición. —Me libré de la maldición con mi muerte, pero preferiría seguir teniendo dolor en mi piel reseca y estar con ustedes mis queridas hijas. Aisha apretó las manos de su madre, ahora muy suaves. —Solo soy una tonta s
Aisha abrió los ojos y los hombres de Leonid se abalanzaron sobre ella. — ¿Qué le hiciste a nuestro Alfa, bruja? —Espetó Alexey muy preocupado. —Alexey, aquí estoy, creo que estoy bien —contestó Leonid recuperando también la conciencia. Aisha sin importarle la preocupación de los lobos fue hacia Aziza. —Perdóname hermana, debí cuidarte, sin nuestra madre era mi responsabilidad velar por tu seguridad y ahora te estoy perdiendo. Leonid miró a Aisha tan devastada que también sentía ganas de llorar. —Aisha —susurró, estaba muy débil. Aisha lo miró y se acercó a él. —Perdóname Leonid, debí darme cuenta que no estabas preparado para recibir a tu lobo, en cada decisión que he tomado me he equivocado. Aisha lloró en sus manos llenas de remordimiento y Leonid se acercó a Aziza, con sus sentidos amplificados detectó sus signos vitales. Mientras tanto Nikolay se acercó a Aisha con el respeto que merece una Luna. —Por favor Aisha, devuelve a mi hijo su cuerpo,
Aisha se concentró en llevarlos a Los Ángeles. Junto a Leonid y Aziza quedaron en un camino de excursionistas amantes de la naturaleza cerca de la casa de Leonid. Leonid se sentía muy débil y cansado. Aisha agradeció que todo saliera bien y se acercó a Leonid. — ¿Estás seguro que esto funcionará? —Hago lo posible —respondió Leonid negándose a dar esperanzas vanas, quiso caminar y trastabilló mareado. Aisha suspiró y puso una mano en su mejilla. —Estás muy debilitado, debo liberarte… «Por favor Aisha, estamos muy débiles Leonid y yo para que encima me des el dolor que provoca el rechazo» Aisha mordió sus labios. —Perdón, no sé qué tanto pueda doler, para los lobos es diferente que para los hechiceros, nosotros somos libres de elegir nuestra pareja. —Haz lo que tengas que hacer Aisha —acotó Leonid—, no te dejes manipular por Akron, él no puede gobernar nuestra vida. «No le hagas caso Aisha, él no entiende nada» Aisha puso las manos en el pecho de Le
Aisha estaba desesperada, caminaba de un lado a otro en la sala de espera, podía escuchar a todos a su alrededor. Los sentidos de los hechiceros eran amplificados, no tanto como los de los licántropos o vampiros, pero sí escuchaba más que un humano común. También tenían un sentido extra y de suma importancia y era que podían percibir el aura que cubría a las personas con solo mirarlas. “Mírala, parece tan inocente y es una roba novios” “Por favor, el doctor Leonid se deshará de ella como servilleta, no puede cambiar a Portia Bellucci por esa chica” Aisha miró con disimulo a la estación de enfermeras, de allí venían las habladurías que eran claramente críticas a su persona. Desde que se quedó sola en la sala de espera ha notado como todos la ven, al parecer el escape de Leonid ha sido de suma importancia para ellos. Las enfermeras miraron a otra parte disimulando cuando notaron la mirada de Aisha. —Jamás podré acostumbrarme a la maldad sin sentido de los humano
Leonid no se sentía bien y no solo confundido, físicamente le duele el corazón y no entiende por qué. «Humano, ten mucho cuidado con lo que vas a hacer, te lo advierto porque eres tonto y rebelde, no podemos alejarnos de Aisha» «Sí, entiendo que la mordiste y me amarraste a ella sin mi autorización» «En realidad tu unión a ella la decidió nuestra diosa Selene» «Tú la mordiste» «Semántica» — ¿No dirás nada? Exclamó Portia—. Estoy esperando una respuesta y te quedas pensando demasiado, o la corres o me voy y no vuelves a verme nunca más. Leonid se aclaró la garganta. —Estoy ayudando a su hermana, ella tuvo un accidente. —Adiós —espetó Portia y dio la vuelta. Leonid la volvió a sujetar. —Por favor, hablemos más tarde, iré a tu casa y te prometo que te lo explicaré todo. —Esta noche Leonid, si no vienes no regreses a buscarme. Leonid conforme suspiró y dejó irse a Portia, volteó y no estaba Aisha. «Por no dejar ir a esa loba hedionda hiciste enoja
Aisha miraba a Leonid con esos ojos profundos que lo inquietaban, él quería sumergirse en ellos, pero se resistía a perderse a sí mismo. Más cuando él no estaba solo. El nombre de Portia se repetía insistente en su mente, como un taladro de percusión que atormentaba su conciencia. —Sí te necesito —Exclamó Leonid—. Necesito confiar en la mujer a la que está atada mi existencia inexorablemente, además eres la única hechicera que conozco y debo ayudar a Portia que también fue víctima de ese maleficio o lo que sea.Aisha se alejó de Leonid. —Claro, entiendo… «De todos los idiotas en los que pude habitar me dieron el más imbécil» — ¡Aisha!, perdón ¿Qué dije? ¿Por qué pregunto? Yo no he hecho nada malo. Aisha regresó y suspiró y con buena voluntad le sonrió. —No has hecho nada malo, Leonid, no te preocupes. Leonid pasó las manos por su cabello, jamás se ha sentido así en su vida. —Me volveré loco, me resisto a ti, peleo con el lobo idiota y esto que siento q
Aziza despertó cuando sintió la risa de un hombre. —Jenny querida, me dejas devastado, sabes que debes atender mis pacientes, eres mi talismán. —No te creo nada, lo mismo le dices a todas las enfermeras. —Tú eres mi favorita y lo sabes. Aziza abrió los ojos poco a poco y vio al médico de cabello oscuro dándole la espalda, la enfermera que frente a él reía y negaba con la cabeza era una anciana con lentes con cadenita que le daban un aire tierno. — ¿Dónde estoy? —Preguntó Aziza. —Te das cuenta que sí eres mi talismán, la paciente reaccionó en tiempo récord —dijo el hombre y fue con Aziza. —Hola querida, que bueno que despertaras, ¿puedes decirme tu nombre? —Aziza Rassi, y las personas no pueden ser talismanes, eso no tiene sentido. El hombre sonrió y Aziza quedó deslumbrada ante la belleza del joven. La enfermera rio con ganas. —Esta chica sí que está muy clara, invéntate otra cosa Dominic, se acabó mi turno y estoy cansada, un placer Aziza, luego ser
Leonid dio un paso más cerca de su amigo. —Dom, soy yo, sigo siendo el mismo Leonid. — ¡No soy idiota Leonid!, sé lo que vi, ese hombre es una bestia y a ti te hace caso como líder, lo que quiere decir que tú también eres una bestia —Dominic hizo un pausa—. Lo que quiere decir que eres su Alfa. Alexey y Nikolay entraron a la habitación advertidos por Kaiser, su semblante era de guerra, pero mantenían el cuerpo humano. — ¿Qué está pasando aquí? —Preguntó Alexey. —Demos todos un paso atrás, debemos calmarnos, todo esto es un mal entendido —emitió Aisha conciliadora colocándose al lado de Leonid. Kaiser se movió cerca de Aziza. —No sé de qué hablas Dominic —se justificó Leonid—. No pertenecemos a una secta ni nada por el estilo. —Ya no nos hagamos idiotas, este hombre sabe lo que somos —espetó Kaiser. Leonid bajó la pena abochornado, pero reconoce que Kaiser tiene razón, Dominic sabe demasiado —Me superan en número, sé que estoy perdido, jamás imaginé conse