Aziza despertó cuando sintió la risa de un hombre. —Jenny querida, me dejas devastado, sabes que debes atender mis pacientes, eres mi talismán. —No te creo nada, lo mismo le dices a todas las enfermeras. —Tú eres mi favorita y lo sabes. Aziza abrió los ojos poco a poco y vio al médico de cabello oscuro dándole la espalda, la enfermera que frente a él reía y negaba con la cabeza era una anciana con lentes con cadenita que le daban un aire tierno. — ¿Dónde estoy? —Preguntó Aziza. —Te das cuenta que sí eres mi talismán, la paciente reaccionó en tiempo récord —dijo el hombre y fue con Aziza. —Hola querida, que bueno que despertaras, ¿puedes decirme tu nombre? —Aziza Rassi, y las personas no pueden ser talismanes, eso no tiene sentido. El hombre sonrió y Aziza quedó deslumbrada ante la belleza del joven. La enfermera rio con ganas. —Esta chica sí que está muy clara, invéntate otra cosa Dominic, se acabó mi turno y estoy cansada, un placer Aziza, luego ser
Leonid dio un paso más cerca de su amigo. —Dom, soy yo, sigo siendo el mismo Leonid. — ¡No soy idiota Leonid!, sé lo que vi, ese hombre es una bestia y a ti te hace caso como líder, lo que quiere decir que tú también eres una bestia —Dominic hizo un pausa—. Lo que quiere decir que eres su Alfa. Alexey y Nikolay entraron a la habitación advertidos por Kaiser, su semblante era de guerra, pero mantenían el cuerpo humano. — ¿Qué está pasando aquí? —Preguntó Alexey. —Demos todos un paso atrás, debemos calmarnos, todo esto es un mal entendido —emitió Aisha conciliadora colocándose al lado de Leonid. Kaiser se movió cerca de Aziza. —No sé de qué hablas Dominic —se justificó Leonid—. No pertenecemos a una secta ni nada por el estilo. —Ya no nos hagamos idiotas, este hombre sabe lo que somos —espetó Kaiser. Leonid bajó la pena abochornado, pero reconoce que Kaiser tiene razón, Dominic sabe demasiado —Me superan en número, sé que estoy perdido, jamás imaginé conse
Aisha se sintió muy triste, ella también estaba inconforme con su situación con Leonid, pero no podía quejarse, Akron le salvó la vida, aunque alejó a Leonid aún más de ella al obligarlo a marcarla. —Portia Bellucci es su novia, Leonid no quiere renunciar a su vida de un tirón, sea como sea hablará con ella —contestó Aisha con voz tranquila fingiendo que no le afecta. —Debiste ir con Leonid —murmuró Aziza tomando su mano, al alzar la mano pudo ver como la piel cambiaba abruptamente en el brazo. Aisha se soltó de su hermana. —Ya déjalo estar Aziza, mejor dime ¿qué tal tú? Kaiser no está tan mal. Aziza puso los ojos en blanco y Aisha se echó a reír. —Tú siempre eres romántica —comentó Aziza. —Siempre tuve esperanza de poder acabar con la maldición siguiendo la profecía del amor verdadero. — ¿Cómo puedo amar a ese hombre tan brusco, dominante y antipático? —Quizás al conocerlo notes que es más de lo que aparenta. —Lo dices porque le caes bien. Aisha s
Portia sonrió a ambos hombres y los invitó a la mesa. —Espero que tengan hambre, mandé a preparar la comida favorita de Leonid. —Gracias Portia. — ¿De qué cariño? Sabes que me gusta atenderte. La mirada de Alexey estaba sobre Portia que la seguía como si estuviera hipnotizado y Portia de nuevo le sonrió. —Perdón, ¿me dijiste tu nombre? Alexey se quedó un segundo en blanco aun con la boca abierta, ahora Leonid arrugó las cejas y carraspeó audiblemente. Eso sacó a Alexey de su aturdimiento. —Alexey, mi nombre es Alexey Taylan. — ¿Eres familia de Leonid? —En realidad somos primos. —Wow ¿Y de dónde vienes Alexey? —Siberia. — ¿Debe haber mucho frío? —Comentó Portia con mirada soñadora sin siquiera parpadear. Alexey sonrió y la miraba de la misma manera. Leonid rascó su nuca y le dio una patada disimulada a Alexey. —Sí, bueno, yo no siento frío. —Estás acostumbrado supongo —respondió Portia y pasó su cabello lacio y platinado detrás de
Aisha y su hermana Aziza estaban de pie junto a Dominic. —Estás segura de esto, puedo intentar borrar sus recuerdos —dijo Aisha por enésima vez. Aziza sonrió. —Confía en mí, yo sé tratar a la gente. Y a un hombre como Dominic creo que puedo caerle bien, ya él me cae bien a mí. —Eso no le gustará nada al lobo que está afuera. Aziza subió los hombros restando importancia y se sentó junto a Dominic en el sofá. —Libéralo del hechizo, veamos qué pasa. Aisha suspiró y levantó el hechizo. Dominic abrió los ojos poco a poco. Se encontró con la sonrisa de Aziza. —Espero que te sientas bien —musitó ella en voz baja. Dominic abrió y cerró los ojos varias veces y entonces recordó lo ocurrido, se pegó al asiento. — ¿Que van a hacerme? —No te preocupes. No vamos a hacerte nada —contestó Aziza. — ¿Cómo es posible que estés tan bien? —Porque me sano rápido —contestó Aziza— ¿Qué hay de eso de que podía tenerte confianza? ¿Qué tal si ahora eres tú el que me
Aisha quedó sin palabras. ¿Qué se le dice a una declaración como esa? Deseaba estar con ella, pero era una tortura. Antes de que ella pudiera responder, Nikolay se acercó a ellos. —Perdón mi Alfa, me permite un segundo. Leonid se iba a negar y Nikolay insistió diciendo: —Le prometo que no será mucho tiempo, sé que tiene mucho que hacer. Leonid soltó la mano de Aisha y caminó con el mayor de su manada. —Alexey me acaba de contar lo que ocurrió —dijo Nikolay en voz baja. —Con esto de Portia definitivamente acepto mi destino, Boris ha hecho demasiado para quitarme mi derecho, no solo intentó matarme ahora, desde hace años procuró que jamás encontrara mi camino de vuelta. —Me da gusto que aceptes tu destino con buena disposición. —Más que buena disposición es compromiso. Portia tiene algo, una especie de maleficio, igual yo, aunque no quiera nada de esto no solo se trata de mí. Debo detener a Boris. Nikolay afirmó con la cabeza. —Esa es la labor de un
Aisha negó con la cabeza. —Son increíbles, solo son capaces de ver que los hechiceros del Oriente somos monstruos, no deberían ser tan superficiales, los licántropos deberían saber mejor que nadie que somos más que lo que dejamos ver. Leonid tomó su mano. —Yo en ti jamás podré ver un monstruo. Aisha sonrió sonrojada y apretó su mano, lo miró con tanto amor en sus ojos que Leonid podía sentir que la conocía, de nuevo el deja vu lo invadía. —No lo recuerdas, pero ya me lo habías dicho, cuando éramos niños —musitó Aisha. Leonid sonrió. —Entonces sabes que definitivamente soy sincero. Aisha mordió su labio interior. —Leonid, ¿y si le hacemos caso a Akron? Si acepto tu marca y me vinculo a ti, caerá tu maleficio —Aisha recordó su condición y desvió la mirada—. Bueno, quizás luego puedas acostumbrarte a mí. Leonid levantó su mentón. — ¿Qué me escondes Aisha? Siento que no eres del todo sincera conmigo. Aisha dejó salir el aliento y su corazón estaba muy a
Ni Leonid ni Dominic podían creer que el hombre que ha sido un padre y amigo incondicional podría tener malas intenciones. Dominic miró a Aisha con ironía. —Muy fácil para ti que llegaste y le volviste la vida patas arriba a Leonid sugerir que el problema está en los que conoce desde siempre. —Muy sencillo Dominic, sé que no he traicionado a Leonid, me queda probar al resto. Dominic miró a Leonid y negó con la cabeza. — ¿Crees en esta mujer? Leonid lo hacía, pero no sabía si se debía a la marca inconclusa. —Creo que no hace daño ver a Lorenzo. Dominic chasqueó la lengua. —Eso dicen… —Dominic, no soy un ser hambriento de sangre, solo necesito entender si hay alguna manera de librar a mi padre sin morir yo y sacrificar a muchos… —Mi madre me advirtió que el mundo entero corre peligro —explicó Aisha—, Leonid no puede permitir que Boris se salga con las suyas. —Está bien —concedió Dominic—, para mí Dimitri Tarásov es como un tío. Llamaré a Lo