Capítulo 39

A Rubén no le importó en lo más mínimo que su madre y Sergio se quedaran hablando en la sala. Su niña ya estaba dormida y Molina se había marchado, así que tomó a Rosanna en sus brazos, la apretó cuando quiso escaparse y como un buen cavernícola se dirigió a su cueva con la presa de la noche.

Rosie reía entre divertida y avergonzada, ya se estaba acostumbrando a perder el pudor porque todos a su alrededor parecían demasiado relajados con el tema sexual, como si fuera tan normal como respirar. Tampoco tenía ganas de negarse, solo la voz de Rubén susurrando en su oído era suficiente para encenderla y permitir que su esposo hiciera lo que quisiese con ella.

—¡No conoces la vergüenza, Rubén Salazar!

—No, no sé qué es eso… Yo solo sé que te quiero desnuda. Ahora.

—¿No me vas a desnudar? —preguntó la chica con fingida inocencia mordiendo su labio inferior.

—¿Debería?

—No. Espérame aquí, Jaz me obligó a comprar algo y prometió que te gustaría.

—Recuérdame darle un aumento a Jazmín por
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