El despliegue de hombres uniformados parecía de película y Rosalin no podía dejar de sorprenderse por la precisión con la que se movían, como si hubiesen realizado ese tipo de actividades tantas veces que ya resultaba un proceso mecánico para ellos.

Incluso los soldados de Gamarra, que eran prestados, se entendían a la perfección con los de Salento, ella tuvo que preguntar y se enteró de que ambas regiones usaban el mismo entrenamiento de base, una mezcla de la milicia israelí, los marines americanos, las artes marciales asiáticas y tácticas de asalto propias de Cerinza. Cada uno de los soldados pertenecientes a esas milicias al margen de la ley eran diez veces más letales y mejor entrenados que los del ejército regular.

El aporte de Lorenzo Morelli fue más sutil, sus hombres eran pocos, pero expertos en explosivos y ataque a distancia, así que serían los encargados de despejar el camino y finalizar la incursión, Rubén decidió que volaría todas las ubicaciones que iban a atacar, usarí