En la noche mis padres llegaron temprano a la casa, por lo que pasé varias horas con ellos. Durante el camino de regreso, cuando el tema de los idiotas se había enfriado en mi mente, mis pensamientos volvieron al repentino abandono del caso por parte de mi madre. Había tenido la descabellada idea de escabullirme como antes en su ordenador para ver si había algo que aclarara el asunto, aunque para ser honesto no sabía que quería encontrar exactamente. No pensé de manera seria en llevar a cabo mi plan, hasta la madrugada. Mi mente había decidido ponerse más activa que nunca; entre lo que había sucedido aquella mañana con mis amigos, Scarlett, el incidente de los vestidores. Pasada una hora de la medianoche, vi el momento perfecto para traer el ordenador a mi habitación y echarle un vistazo rápido, ya que la contraseña no sería más un obstáculo, puesto que ahora la conocía.
Me levanté de la cama y entré al c
✧✧✧✧✧✧✧✧✧✧✧✧✧✧✧✧✧✧✧✧✧✧✧✧✧✧SCARLETT✧✧✧✧✧✧✧✧✧✧✧✧✧✧✧✧✧✧✧✧✧✧✧✧✧✧✧ —¿Tienes hora libre?— dijo una voz masculina que me sacó del lugar en el que estaba divagando. Me había quedado sentada en la banca junto a la cancha de tenis después de la clase de deportes, mirando al infinito. Todos mis compañeros se habían ido. Zacarías estaba parado frente a mí, mirándome, inexpresivo e ilegible como siempre. —Eh, sí, sí.— respondí, volviendo a la realidad. —Media hora. Mi siguiente clase es a la una y media. Después de un silencio incómodo, él habló. —¿Pasa algo? Parecías ida. No me moví. Él se sentó junto a mí. —No, estoy bien, no te preocupes. Simplemente me quedé pensando.
✧✧✧✧✧✧✧✧✧✧✧✧✧✧✧✧✧✧✧✧✧✧✧✧✧✧✧✧TONY✧✧✧✧✧✧✧✧✧✧✧✧✧✧✧✧✧✧✧✧✧✧✧✧✧✧✧ Sentí como si una excavadora gigante hiciera un hoyo del mismo tamaño en mi mente. ¿Que si Carolina me gustaba? Lo habría negado apenas Scarlett terminara la frase. Pero por algún motivo, mi cuerpo se bloqueó y sólo miré los iris furiosos de mi novia. Había llegado demasiado profundo. A niveles que ni yo mismo había explorado. Me bloqueó la duda. Carolina no me gustaba. No estaba enamorado de ella. Eso era lo que quería creer. Pero en ese momento no me sentí tan seguro de ello. ¿Realmente me había dedicado a pensar en eso? No. Siempre evité el tema, me hacía sentir incómodo, pecaminoso; incluso dedicar pensamientos a ello lo era. Scarlett captó ese momento de duda, su enojo aumentó e interpretó que yo no sabía responderle. —¡¿Entonces por qué diablos estás conmigo?! Si ta
Llegó el sábado. Intentaba evitar cualquier contacto que no fuera estrictamente necesario con Carolina, a veces tenía que ser cortante en extremo. Scarlett y yo volvimos a la normalidad, nos reconciliamos, pero había algo que no se sentía bien del todo. Había una tenue atmósfera de tensión y misterio, ella había cambiado muy ligeramente, un cambio que había percibido de manera muy intuitiva y no sabía explicar de manera racional. O quizá era yo con mi frustrante capacidad para entender mis emociones. Mi padre me pasó a dejar al centro comercial, me dio un poco de dinero, y se despidió de mí. Sentí una vibración en uno de los bolsillos traseros de mi pantalón. Saqué mi celular y miré el mensaje de Scarlett: "No voy a poder ir con ustedes a comer, me salió algo de última hora :( Perdón. Diviértanse." José Luis se quedaba a clases de dibujo. Eran las cinco de la tarde y el aire de febrero estaba frío como el hielo seco. Me enfundé en la chamarra negra de invierno y acompañé a Scarlett a la parada, donde estaba Natalia esperándola, como siempre. Me despedí de ella y en lugar de sentarme a esperar el camión, volví a entrar al campus. Necesitaba hacer algo antes de irme, y este era el momento perfecto.Sentí empatía por Zacarías, pero esta no duró mucho. Una culpa me había invadido, un sentimiento de responsabilidad por haberlo juzgado. Hasta que un breve recuerdo me soltó una bofetada repentinamente. José Luis solía contar anécdotas de su vida sin ton ni son, un detalle que todos adorábamos de él, pues las relataba de una manera muy divertida.XXIX. Universo Observable
Aquellas románticas sensaciones no duraron mucho. Las cosas volvieron a tensarse. Tres días después, había salido a comer como normalmente lo hacía, a la cafetería, con mis amigos. Cuando llegué, Natalia, Alex, y la chica que venía con él aquel día, Violeta, ya estaban ahí. Escuchaban a Alex, quien parecía estarles contando una anécdota. Me senté y me uní a la conversación. Esa historia ya me la sabía. Era la de aquella vez que su madre casi lo corre de su casa por llevar un perro que había encontrado de regreso. A mi amigo le encantaba ponerle emoción a esa historia, para expresar qué tanto le importaba la protección de los animales. Así, pasaron más de veinticinco minutos. Jorge llegó, Bruno y José Luis también. Andrea pasó a saludar. Incluso me saludó a mí también, sin forzar nada. Pero no había señal de Zacarías y Scarlett. Me extrañé mucho. En real
✧✧✧✧✧✧✧✧✧✧✧✧✧✧✧✧✧✧✧✧✧✧✧✧✧✧SCARLETT✧✧✧✧✧✧✧✧✧✧✧✧✧✧✧✧✧✧✧✧✧✧✧✧✧✧✧ Ya habían sonado cuatro toques antes de que escuchara la voz de Tony. —¿Hola?— dijo a través del teléfono. Era una bella mañana de domingo. Los rayos de sol iluminaban las casas y las calles de manera pacífica y agradable. Pasaban un poco más de las diez de la mañana, ya se oía a la gente afuera hablando, caminando o realizando otras actividades. Mi novio y yo nos habíamos organizado para salir a algún lado ese día, ya que yo no había podido ir cuando todos fueron a comer. Le llamaba para confirmar la hora. —¿Entonces quedamos a las dos de la tarde?— pregunté. Él vaciló un moment
Llegué al centro comercial e intenté sacudir aquellos pensamientos. Vi a Zacarías enseguida que llegué. Estaba recargado junto a la entrada de una tienda de ropa, observando a las personas que pasaban frente a él. Vestía de negro, con una chaqueta blanca y el cabello desordenado. Me detuve a contemplarlo antes de que me viera. Por primera vez, noté lo atractivo que se veía. Me deshice de la idea casi tan rápido como llegó. —Hola.— susurré. —Creí que no vendrías.— dijo sin mirarme. Fruncí el ceño y miré la hora en mi celular. —¿Por qué? Son las dos y siete. —Dijiste que a las dos.— me recordó, mirándome por fin. Tomé aquello como un chiste, aunque no estaba segura si lo era, por lo que me reí. Él no lo hizo.
✧✧✧✧✧✧✧✧✧✧✧✧✧✧✧✧✧✧✧✧✧✧✧✧✧✧✧✧TONY✧✧✧✧✧✧✧✧✧✧✧✧✧✧✧✧✧✧✧✧✧✧✧✧✧✧✧ —¿Listo?— dijo Bruno tomando a José Luis de los hombros. Bastaba con mirar sus manos para saber que estaba temblando de nervios. Resultaba extraño verlo así, pues él era muy seguro de sí mismo. —¡Rápido! ¡Ya están ahí!— exclamó con susurros Jorge. Violeta había traído a Andrea a un punto justo por debajo de donde nosotros estábamos. A mí ya se me cansaban los brazos de sostener el pesado bote lleno de papelitos y pétalos de rosas al borde del barandal, listo para derramar su contenido encima de Andrea. Esperaba la señal. José Luis y Bruno volaron al primer piso un momento antes de que, tal como habíamos planeado, Scarlett llegara corriendo hacia Violeta y se la llevara con cualquier excusa, dejando a Andrea sola. Esa