✧✧✧✧✧✧✧✧✧✧✧✧✧✧✧✧✧✧✧✧✧✧✧✧✧✧ SCARLETT ✧✧✧✧✧✧✧✧✧✧✧✧✧✧✧✧✧✧✧✧✧✧✧✧✧✧✧
—¿Tienes hora libre?— dijo una voz masculina que me sacó del lugar en el que estaba divagando. Me había quedado sentada en la banca junto a la cancha de tenis después de la clase de deportes, mirando al infinito. Todos mis compañeros se habían ido. Zacarías estaba parado frente a mí, mirándome, inexpresivo e ilegible como siempre.
—Eh, sí, sí.— respondí, volviendo a la realidad. —Media hora. Mi siguiente clase es a la una y media.
Después de un silencio incómodo, él habló.
—¿Pasa algo? Parecías ida.
No me moví. Él se sentó junto a mí.
—No, estoy bien, no te preocupes. Simplemente me quedé pensando.
✧✧✧✧✧✧✧✧✧✧✧✧✧✧✧✧✧✧✧✧✧✧✧✧✧✧✧✧TONY✧✧✧✧✧✧✧✧✧✧✧✧✧✧✧✧✧✧✧✧✧✧✧✧✧✧✧ Sentí como si una excavadora gigante hiciera un hoyo del mismo tamaño en mi mente. ¿Que si Carolina me gustaba? Lo habría negado apenas Scarlett terminara la frase. Pero por algún motivo, mi cuerpo se bloqueó y sólo miré los iris furiosos de mi novia. Había llegado demasiado profundo. A niveles que ni yo mismo había explorado. Me bloqueó la duda. Carolina no me gustaba. No estaba enamorado de ella. Eso era lo que quería creer. Pero en ese momento no me sentí tan seguro de ello. ¿Realmente me había dedicado a pensar en eso? No. Siempre evité el tema, me hacía sentir incómodo, pecaminoso; incluso dedicar pensamientos a ello lo era. Scarlett captó ese momento de duda, su enojo aumentó e interpretó que yo no sabía responderle. —¡¿Entonces por qué diablos estás conmigo?! Si ta
Llegó el sábado. Intentaba evitar cualquier contacto que no fuera estrictamente necesario con Carolina, a veces tenía que ser cortante en extremo. Scarlett y yo volvimos a la normalidad, nos reconciliamos, pero había algo que no se sentía bien del todo. Había una tenue atmósfera de tensión y misterio, ella había cambiado muy ligeramente, un cambio que había percibido de manera muy intuitiva y no sabía explicar de manera racional. O quizá era yo con mi frustrante capacidad para entender mis emociones. Mi padre me pasó a dejar al centro comercial, me dio un poco de dinero, y se despidió de mí. Sentí una vibración en uno de los bolsillos traseros de mi pantalón. Saqué mi celular y miré el mensaje de Scarlett: "No voy a poder ir con ustedes a comer, me salió algo de última hora :( Perdón. Diviértanse."
Aquellas románticas sensaciones no duraron mucho. Las cosas volvieron a tensarse. Tres días después, había salido a comer como normalmente lo hacía, a la cafetería, con mis amigos. Cuando llegué, Natalia, Alex, y la chica que venía con él aquel día, Violeta, ya estaban ahí. Escuchaban a Alex, quien parecía estarles contando una anécdota. Me senté y me uní a la conversación. Esa historia ya me la sabía. Era la de aquella vez que su madre casi lo corre de su casa por llevar un perro que había encontrado de regreso. A mi amigo le encantaba ponerle emoción a esa historia, para expresar qué tanto le importaba la protección de los animales. Así, pasaron más de veinticinco minutos. Jorge llegó, Bruno y José Luis también. Andrea pasó a saludar. Incluso me saludó a mí también, sin forzar nada. Pero no había señal de Zacarías y Scarlett. Me extrañé mucho. En real
✧✧✧✧✧✧✧✧✧✧✧✧✧✧✧✧✧✧✧✧✧✧✧✧✧✧SCARLETT✧✧✧✧✧✧✧✧✧✧✧✧✧✧✧✧✧✧✧✧✧✧✧✧✧✧✧ Ya habían sonado cuatro toques antes de que escuchara la voz de Tony. —¿Hola?— dijo a través del teléfono. Era una bella mañana de domingo. Los rayos de sol iluminaban las casas y las calles de manera pacífica y agradable. Pasaban un poco más de las diez de la mañana, ya se oía a la gente afuera hablando, caminando o realizando otras actividades. Mi novio y yo nos habíamos organizado para salir a algún lado ese día, ya que yo no había podido ir cuando todos fueron a comer. Le llamaba para confirmar la hora. —¿Entonces quedamos a las dos de la tarde?— pregunté. Él vaciló un moment
✧✧✧✧✧✧✧✧✧✧✧✧✧✧✧✧✧✧✧✧✧✧✧✧✧✧✧✧TONY✧✧✧✧✧✧✧✧✧✧✧✧✧✧✧✧✧✧✧✧✧✧✧✧✧✧✧ —¿Listo?— dijo Bruno tomando a José Luis de los hombros. Bastaba con mirar sus manos para saber que estaba temblando de nervios. Resultaba extraño verlo así, pues él era muy seguro de sí mismo. —¡Rápido! ¡Ya están ahí!— exclamó con susurros Jorge. Violeta había traído a Andrea a un punto justo por debajo de donde nosotros estábamos. A mí ya se me cansaban los brazos de sostener el pesado bote lleno de papelitos y pétalos de rosas al borde del barandal, listo para derramar su contenido encima de Andrea. Esperaba la señal. José Luis y Bruno volaron al primer piso un momento antes de que, tal como habíamos planeado, Scarlett llegara corriendo hacia Violeta y se la llevara con cualquier excusa, dejando a Andrea sola. Esa
José Luis miró a su hermano confuso e incrédulo. —¿Qué?— pudo decir solamente.—Me gusta Scarlett.— repitió el menor.—¿Estás de coña?— dijo su hermano.Zacarías se volvió molesto hacia él. —¿Tengo cara de estar de coña?José Luis no dijo nada. Seguía tratando de descifrar qué clase de broma le estaría jugando su hermano ahora. Parecía muy serio, pero solía esforzarse por parecer así para que su víctima realmente se tragara la broma.<