Farid.MENSAJE.Decir que fue un calvario esperar, era quedarse corto, porque los minutos incluso se me hicieron días en esta mesa. Apenas probé la comida, y siempre estuve distraído cuando Salma intentó proponer una conversación para conocernos.Era el peor partido para ella, a mi parecer, y después de que vi que la ceremonia continuó, me apresuré a despedirme de su familia, y de ir con ella a solas, como lo acostumbraba la corona, antes de dejarla ir.—Gracias por elegirme… —bajé a mirada a sus ojos que brillaban con toda la iluminación del palacio—. No puedo negar que es como un sueño para mí, y quiero asegurarte de que haré todo lo posible para hacerte feliz.Me quedé callado, quería decirle que este no era el camino, pero ella se atrevió a dar un paso hacia mí y sus brazos me envolvieron.—Te quiero… —pasé un trago forzado ante sus palabras, y después de unos minutos me despedí de ella subiéndola a una limusina junto con su familia que no dejaba de adular a mis padres.Y para cua
Farid.TRAICIÓN. —Lo siento mucho… Alana también estaba impresionada… y no supo cómo decírtelo… —me levanté rápido cuando el aire me quemó la garganta, y en dos pasos, llegué a una ventana que abrí precipitadamente para tomar el aire.Así se sentía. La traición y la decepción quemaban las entrañas de una manera cruel, era un ardor como ningún otro, en alguna parte que ni siquiera se conocía. Solo hasta que alguien te hacía algo como esto.Negué varias veces mientras mis ojos también ardieron, y aunque podía esperar esta mierd@ de mi padre, nunca lo vi venir de parte de Abud. No de él.Abigail respetó mi tiempo de silencio, es como si hubiese un luto, y de verdad lo había, en este día Abud se había muerto para mí, y estaba pasando un terrible dolor por su pérdida.Miré mis manos que temblaban significativamente y luego recordé el rostro de Alana.Debí estrecharla contra mí ese día, si no la hubiese dejado ir, ella no estaría corriendo peligro en este momento, y de seguro tampoco estar
Farid.PLAN. A la mañana siguiente noté que el día estaba oscuro, no dormí mucho, pero sentía una fuerza increíble en mi cuerpo que me hacía vibrar.Había pedido anunciar a primera hora una reunión con todos los generales de alto rango, entre eso a Madani, porque, aunque fue mano derecha de mi padre, sabía que era una general incorruptible, y que seguiría al pie de la letra todo lo que mi boca hablara.También entendía que no sería fácil que aceptaran lo que estaba planeado hacer, pero esta carta era mi mayor poder ahora.Salí de mi habitación y luego fui al salón principal de reuniones, y le dediqué una mirada significativa a Samir.—¿Dónde está él?—Como lo ocupó ayer, ahora mismo está viniendo al palacio, pero ya se ha dado la orden de no dejarlo entrar a esta reunión, y que usted lo atenderá cuando esta termine en la biblioteca…—Perfecto… ¿Y mi padre?—No sabemos si ha ido al comedor con su madre, pero tampoco se dejará entrar.Asentí mientras a mi espalda cerraron la puerta, y
Farid.BADRA.—Farid… —Abud intentó explicarse rápidamente—. No es así… ella no era de fiar y tú estabas perdiendo la cabeza.Le sonreí de puro cinismo, aunque lo que más quería era golpearlo hasta que mis manos no dieran para más, pero no tenía tiempo para eso ahora.—No era tu problema meterte en mis sentimientos Abud, además, confabulaste con mi padre y me hiciste creer otra cosa.—Lo hice por tu bien… sabes que te aprecio… yo…—Samir… lleva a la celda a Abud… —lo interrumpí, a estas alturas, su sola voz me fastidiaba—. Por ahora no decidiré qué, pero cuando mi mente esté clara, daré una orden en tu contra.Samir no chistó un segundo cuando los demás generales vinieron a apresar a Abud delante de mí, y él solo me miraba largamente como si no pudiera creerlo.—¿Estás perdiendo la cabeza? —Mi padre se interpuso, pero sin mirarlo, di la vuelta y comencé a caminar como si él no existiera.Lo escuché por un minuto más antes de que en mí caminar lo perdiera de vista. No lo quería ver por
Alana.CARTA.Escuché los gritos ensordecedores, y los cubiertos cayeron de mis manos cuando estaba cenando completamente sola, en un gran comedor, rodeada por diferentes guardias. Eran al menos las ocho de la noche, y me inquieté cuando vi correr varios civiles armados al despacho de Akim. Me levanté de inmediato, y luego sostuve mi muñeca que aún dolía como el infierno. Esta semana había pasado lo peor de mi vida gastando todas las lágrimas que me quedaban en mi sistema. Estaba de los nervios sin saber de Abigaíl, y además, tuve que luchar a diario con Akim por todo y por nada, hasta que me dejó sola.No tenía mucha hambre, así que cuando los hombres se marcharon, caminé lentamente para pasar por las paredes y detenerme cerca del despacho abierto. —¿Cómo son tan imbéciles? ¡Esto solo es una trampa…! —sus gritos parecían desgarrar su garganta, y por alguna razón tuve miedo—. ¡No me jodan! Pudieron ganar más… mucho más, son unos malditos cobardes, ¿me oyen? ¡Unos maldit*s cobardes
Farid.PREPARATIVOS.—Buenos días, señor… —levante mi cabeza, estaba tecleando como loco respondiendo algunos correos, cuando Samir entró con una sonrisa que hizo que dejara mis dedos quietos. Eran las ocho de la mañana, y estaba más que activo para enfrentar este día. —Buenos días, Samir… —Señor, ellos… los aliados de Akim Fayed han retirado su apoyo y quieren hablar con usted en algún momento. Dicen que quieren negociar y pedir disculpas públicas…Asentí lento. No sería del todo amigable con ellos, sin embargo,, era mejor tener al enemigo cerca. —Prepara una reunión dentro de una semana o dos, pero manda a preparar un enunciado a ellos de los mismos tratados en la reunión de Akram, esto les dará seguridad… Samir asintió, y luego dio otro paso.—Madani espera por usted en la sala militar, dice que está listo para sus órdenes. —Bien… iré en unos minutos. Samir se retiró de inmediato, restregué mis ojos y recosté la cabeza al respaldo del asiento. Los nervios vibraban significa
Farid. RESCATE. Pude ver el palacio desde lo alto cuando el helicóptero obtuvo la altura necesaria para comenzar a despegar. Sentía una vibración constante en mi cuerpo. Ya no tenía la cuenta de cuanto pasó desde el día que sus ojos rojos me habían mirado por última vez, pero ahora que era consciente de que volvería a verla, podía incluso sentir la adrenalina que corría por mis venas. Necesitaba tener a Alana a salvo, ansiaba asegurarle que ya todo había acabado. Podía escuchar las órdenes militares por los audífonos que tenía puestos, y pude notar que Samir daba algunas indicaciones sobre proteger mi espalda siempre que llegáramos al suelo Yomalí. Solo después de unos minutos sobrevolando, noté que comenzamos a pasar los muros, y el cambio en el ambiente fue abismal. La pobreza reinaba en este territorio y me parecía increíble que, en este siglo, todavía se pudiera vivir en estas condiciones. Este trato había hecho demasiado daño, más del que pude haber imaginado. Según los de
Farid.SALIDA.Oí, un silencio ensordecedor después de la ráfaga de disparos, sentí el pitido en los oídos, mientras la respiración de Alana se escuchaba demasiado agitada.No miré hacia otra parte, y puse mi peso sobre los codos cuando llevé mis ojos a los suyos. Sus ojos se estaban cerrando lentamente y me apresuré a tomar su cabeza en mis manos, cuando todo el sonido volvió de nuevo como un golpe rudo.—Señor… —muchos guardias me rodearon, incluso comenzaron a intentar levantarme para comprobar mi estado, pero luché para que me dejaran, cuando vi que un brazo de Alana estaba ensangrentado.—¡Alana! —grité sacudiéndola, y aunque restregué su brazo para ver la herida en ella, no había nada más que esa que seguía sangrando y me volvía loco.La tomé entre mis brazos sabiendo que se desmayaría en cualquier momento y corrí muy rápido hacia afuera, aunque Samir, a mi lado, me estaba informando todo el tiempo que Akim Fayed, había caído en el tiroteo.No me importó saber de él. Las decisio