Este capítulo es dedicado a Maribel, tu incansable apoyo, siempre será muy especial para mi.
Alana. FRACTURA. Nos hicieron pasar a una mesa larga, elaborada y diseñada para esta ocasión, y en cuanto me puse de pie, esperé saber dónde se iba a sentar el príncipe, para colocarme lo más lejos de él. Sabía que tenía un pensamiento absurdo, que mi mente estaba en otra lógica, y que era una tonta por revelarme ante el plan. Pero era como si la sangre en mis venas se hubiera convertido en celos líquidos. Noté como el príncipe caminó para sentarse en la punta de la mesa, y no fue difícil caminar despacio hacia el lugar, haciéndome la despistada, y sabiendo al mismo tiempo, que, si demoraba, me dejarían de última en la mesa. Como lo quería ahora. Sin embargo, a pesar de las distancias, en cuanto me senté en el extremo de la mesa larga, comprobé que ahora estábamos frente a frente. Vi cómo él gesticuló una sonrisa para mí cuando me observó, pero yo solo le di un asentimiento, y retiré la mirada. El desayuno se sirvió, pero me fue imposible escuchar de que se hablaba de la mitad
Farid.DESEO.Esperé unos segundos, pero cuando Alana abrió la puerta, mi preocupación aumentó en desmedida.Apreté la mandíbula duramente y solo pensé que era un delito verse como ella. Y se suponía que venía a darle estabilidad y equilibrio, no a mostrar mi deseo de forma descarada, mientras mis ojos la recorrieron entera en esa camiseta blanca, que parecía de algún hombre.Sin embargo, esa parte de mi cerebro no se activó como quería, lo único en que podía concentrarme era en que esa misma camiseta estaba un poco mojada por su pelo que goteaba, además de que no podía apartar los ojos de su boca roja que me estaba volviendo loco.Me restregué los ojos. Fue necesario neutralizarme, porque aún tenía dolor de cabeza ante la preocupación de toda esta situación.El tema con mi padre cada vez se complicaba más, y ahora tenía que usar todos los medios, para proteger a esta chica.Había algo en la mirada de Remuel que me inquietaba, mi padre siempre era demasiado astuto, y solo estaba traba
Alana.CEDIENDO.Como ninguna otra vez, mi boca fue invadida por la suya mientras mi cuerpo se echó hacia atrás por la fuerza que su cuerpo ejerció sobre el mío, y cuando estuve a punto de caerme del sofá, los brazos de Farid tomaron mi cuerpo para hacer un movimiento no esperado.Todo mi cuerpo fue alzado para ser posicionado por él en su dorso, pero en ninguno momento su boca se despegó de la mía.Él no preguntó absolutamente si podía tocarme o besarme de la forma que me estaba besando, y yo estaba un poco aterrada de cómo estaban sucediendo las cosas de una forma veloz entre nosotros.Los latidos de mi corazón podían escucharse por toda la suite, y estaba demasiado nerviosa como para controlar mis manos temblorosas.Mi boca tuvo que abrirse casi de forma obligatoria cuando la mano grande del príncipe tomó mi nuca para afianzar más el beso, y su boca mordió la mía en forma salvaje como si me advirtiera su manera.Me estaba ahogando en su pasión, en este descontrol que explotó de rep
Alana.ENAMORADA.Hubo un reposo al minuto en que sentí que todo mi cuerpo se dividía en partículas, y mi ser se fragmentaba indiscutiblemente. En la habitación solo se podía escuchar las respiraciones agitadas de Farid y mías, y luego después vino mi conciencia a golpearme como nunca.¿Qué hiciste Alana? Te entregaste a un hombre que nunca será tuyo, le entregaste tu virtud, y muy pronto lo verás al lado de otra mujer.Mi quité la lágrima de mi mejilla rápidamente, mientras intenté quitarme de su cuerpo, y de esos brazos que me tenían atrapada. Necesitaba levantarme de su lado, porque de lo contrario quedaría atrapada para siempre.—¿A dónde vas? —Sus brazos me retrajeron contra él, y nuestras miradas se encontraron.—Quiero… quiero darme una ducha… —y estaba mintiendo, por supuesto.La razón es que, en realidad, aunque quería pasar una eternidad a su lado, ahora mismo quería que se fuera para seguir oliendo su aroma ahora impregnado en mi piel. Necesitaba recapacitar, y pensar qué i
Alana.CENA ESPECIAL.—Quisiera quedarme… —mis ojos se abrieron cuando lo oí decir las primeras palabras.Por supuesto, ahora tendría que irse, con cualquier excusa de la corona. Así que sonreí, lo miré y asentí.—Imagino que tienes asuntos… —pero la mirada un poco enojada de Farid taladró mis sentidos.—¿Qué ocurre contigo?Entonces negué.—Nada… —intenté colocarme de pie, el agua ya estaba fría y mi cuerpo estaba titilando—. Será mejor que te vayas… mañana comenzarán las citas desde temprano, y te quedarás dormido durante la conversación… y eso no será nada educado de tu parte…Farid se puso de pie también y quité la mirada de su desnudes porque incluso me abrumaba verlo.—Mañana en esta cena especial, será la última… —él tomó mi muñeca y me haló hacia su cuerpo para que lo mirara—. Será una cena especial en el palacio… y quiero que te prepares para ello. No tienes que asistir en ningún momento del día, solo a la hora de tu cita…Quise sentirme importante, además, era una cena en el
Alana.IMPACTO.Sentí que caminamos mucho, o definitivamente esta crema me estaba agitando de una manera sobre humana. Sentía que la garganta me quemaba, y Farid no hacía sino meterse por pasillos, que a la larga se volvieron más viejos a medida que seguíamos el curso.—¿A dónde vamos? Esto está siendo extraño…Farid se giró para sonreírme y se posicionó en mi frente.—Es una parte vieja del palacio, un ala muy poco concurrida, pero que tiene una zona natural muy refrescante. Te gustará… es mi lugar favorito…Asentí en silencio y seguí sus pasos hasta que llegamos frente a una reja de bronce, que Farid abrió con dificultad.—¿Vas a matarme en este lugar? —Pregunté cuando el silencio nos invadió, y la oscuridad fue apremiante.Había muy poca iluminación, solo la luna era la que daba un poco de luz a todo el lugar que estaba lleno de vegetación, excepto por una enrome piedra gigante y lisa que era bañada por un enorme árbol frondoso.Esto se veía un poco tenebroso de noche, pero de día
Alana.ENCRUCIJADA.Podía sentir como en mi tímpano retumbaba el latido de mi corazón. Yo creí haber escuchado mal, pero su mirada me decía que no. Allí estaba él sentado, tomando de su copa, y también me sonreía como si estuviera mandando todo a la mierd@.Como si no le importara lo que pasara por esta locura que estaba dispuesto hacer, mientras todas mis paredes, absolutamente todas, se derrumbaron en un santiamén.—Farid…—Te escucho…Negué lentamente.—Esto imposible… lo sabes…Él tomó el aliento, y luego asintió.—Nada es imposible Alana, y si quieres saber mi postura respecto a tu país, me parece una ridiculez cercar a una gente que no tiene nada que ver en el asunto. Además, eres ciudadana Yomalí, no eres siquiera integrante de esta familia que le hizo daño a la mía, y…—Espera… —Alana lo frenó—. No sabes lo que estás haciendo… yo… —ella se levantó demasiado nerviosa y Farid se apresuró en ir detrás de ella para girarla de golpe y mirarla rudamente.—¿Es Alana la que está huyen
Farid.INCIERTO.Unas horas antes…Me deslicé al castillo en horas de la madrugada mientras sentía la adrenalina correr por mis venas.Desde hace tiempo dejé de ser cuerdo, y dejé que mis pensamientos gobernaran para darle rienda suelta a mi corazón desembocado, que no dejaba de latir por Alana.Me escabullí entre los pasillos, y antes de pasar a mi habitación, me detuve frente a la biblioteca principal del palacio.No sé por qué a estas horas de la madrugada mis pies se giraron para esa dirección, pero estaba caminando con apenas unas luces tenues, entre tanto me detenía frente a las pinturas que destacaban la biblioteca.Había algo en mi mente que me decía que estaba traicionando la corona con la entrada de Alana a la realeza, pero mi corazón me decía lo contrario. Sabía perfectamente el pacto que había en mi país y que mi antepasado me estaba recalcando ahora que miraba esos ojos pintados en ese cuadro enorme en la pared.—No fue justo… no es justo con nadie… —dije en susurro y lue