Alana.ENAMORADA.Hubo un reposo al minuto en que sentí que todo mi cuerpo se dividía en partículas, y mi ser se fragmentaba indiscutiblemente. En la habitación solo se podía escuchar las respiraciones agitadas de Farid y mías, y luego después vino mi conciencia a golpearme como nunca.¿Qué hiciste Alana? Te entregaste a un hombre que nunca será tuyo, le entregaste tu virtud, y muy pronto lo verás al lado de otra mujer.Mi quité la lágrima de mi mejilla rápidamente, mientras intenté quitarme de su cuerpo, y de esos brazos que me tenían atrapada. Necesitaba levantarme de su lado, porque de lo contrario quedaría atrapada para siempre.—¿A dónde vas? —Sus brazos me retrajeron contra él, y nuestras miradas se encontraron.—Quiero… quiero darme una ducha… —y estaba mintiendo, por supuesto.La razón es que, en realidad, aunque quería pasar una eternidad a su lado, ahora mismo quería que se fuera para seguir oliendo su aroma ahora impregnado en mi piel. Necesitaba recapacitar, y pensar qué i
Alana.CENA ESPECIAL.—Quisiera quedarme… —mis ojos se abrieron cuando lo oí decir las primeras palabras.Por supuesto, ahora tendría que irse, con cualquier excusa de la corona. Así que sonreí, lo miré y asentí.—Imagino que tienes asuntos… —pero la mirada un poco enojada de Farid taladró mis sentidos.—¿Qué ocurre contigo?Entonces negué.—Nada… —intenté colocarme de pie, el agua ya estaba fría y mi cuerpo estaba titilando—. Será mejor que te vayas… mañana comenzarán las citas desde temprano, y te quedarás dormido durante la conversación… y eso no será nada educado de tu parte…Farid se puso de pie también y quité la mirada de su desnudes porque incluso me abrumaba verlo.—Mañana en esta cena especial, será la última… —él tomó mi muñeca y me haló hacia su cuerpo para que lo mirara—. Será una cena especial en el palacio… y quiero que te prepares para ello. No tienes que asistir en ningún momento del día, solo a la hora de tu cita…Quise sentirme importante, además, era una cena en el
Alana.IMPACTO.Sentí que caminamos mucho, o definitivamente esta crema me estaba agitando de una manera sobre humana. Sentía que la garganta me quemaba, y Farid no hacía sino meterse por pasillos, que a la larga se volvieron más viejos a medida que seguíamos el curso.—¿A dónde vamos? Esto está siendo extraño…Farid se giró para sonreírme y se posicionó en mi frente.—Es una parte vieja del palacio, un ala muy poco concurrida, pero que tiene una zona natural muy refrescante. Te gustará… es mi lugar favorito…Asentí en silencio y seguí sus pasos hasta que llegamos frente a una reja de bronce, que Farid abrió con dificultad.—¿Vas a matarme en este lugar? —Pregunté cuando el silencio nos invadió, y la oscuridad fue apremiante.Había muy poca iluminación, solo la luna era la que daba un poco de luz a todo el lugar que estaba lleno de vegetación, excepto por una enrome piedra gigante y lisa que era bañada por un enorme árbol frondoso.Esto se veía un poco tenebroso de noche, pero de día
Alana.ENCRUCIJADA.Podía sentir como en mi tímpano retumbaba el latido de mi corazón. Yo creí haber escuchado mal, pero su mirada me decía que no. Allí estaba él sentado, tomando de su copa, y también me sonreía como si estuviera mandando todo a la mierd@.Como si no le importara lo que pasara por esta locura que estaba dispuesto hacer, mientras todas mis paredes, absolutamente todas, se derrumbaron en un santiamén.—Farid…—Te escucho…Negué lentamente.—Esto imposible… lo sabes…Él tomó el aliento, y luego asintió.—Nada es imposible Alana, y si quieres saber mi postura respecto a tu país, me parece una ridiculez cercar a una gente que no tiene nada que ver en el asunto. Además, eres ciudadana Yomalí, no eres siquiera integrante de esta familia que le hizo daño a la mía, y…—Espera… —Alana lo frenó—. No sabes lo que estás haciendo… yo… —ella se levantó demasiado nerviosa y Farid se apresuró en ir detrás de ella para girarla de golpe y mirarla rudamente.—¿Es Alana la que está huyen
Farid.INCIERTO.Unas horas antes…Me deslicé al castillo en horas de la madrugada mientras sentía la adrenalina correr por mis venas.Desde hace tiempo dejé de ser cuerdo, y dejé que mis pensamientos gobernaran para darle rienda suelta a mi corazón desembocado, que no dejaba de latir por Alana.Me escabullí entre los pasillos, y antes de pasar a mi habitación, me detuve frente a la biblioteca principal del palacio.No sé por qué a estas horas de la madrugada mis pies se giraron para esa dirección, pero estaba caminando con apenas unas luces tenues, entre tanto me detenía frente a las pinturas que destacaban la biblioteca.Había algo en mi mente que me decía que estaba traicionando la corona con la entrada de Alana a la realeza, pero mi corazón me decía lo contrario. Sabía perfectamente el pacto que había en mi país y que mi antepasado me estaba recalcando ahora que miraba esos ojos pintados en ese cuadro enorme en la pared.—No fue justo… no es justo con nadie… —dije en susurro y lue
Alana.DOLOR.Por la mañana…Giré mi cabeza hacia Abud solo para preguntarle por qué, o cuál era el motivo de esta traición, pero él ni siquiera se dignó a mirarme.Era un completo cobarde, porque Farid confiaba ciegamente en él.—Mírame a mí… te estoy hablando.Mi cabeza se giró hacia el frente, y rápidamente alcé mi barbilla ante el rey.—¿Qué quiere de mí?—Por supuesto… nada… ¿Qué querría de una criminal como tú? —el rey fue severo, pero ninguna de sus palabras me afectaba en lo absoluto.—Entonces… ¿Qué hacemos aquí?Lo vi caminar poco a poco, mientras la pantalla gigante cambiaba a otras imágenes del paisaje de Angkor.—Que te vayas de mis tierras, es evidente… quiero que desaparezcas de la vida de mi hijo, y de nuestro país. Y cuenta esto como una orden misericordiosa. Otro te hubiese eliminado sin siquiera darte una opción.Le sonreí. Sabía que estaba rayando en mi cordura, pero estaba llena de rabia por esta situación.—Eliminarme no es una opción para usted… alteza… su hijo…
Alana.ADIOS.Farid parecía algo furioso, él me estaba mirando como si buscara una explicación a esta humillación, y yo ya me estaba rompiendo por dentro.—Alana… —él susurró bajo, pero inmediatamente el rey intervino.—¿Acaso estás diciendo que rechazas al príncipe de Angkor? —Y me giré para mirarlo con mucho odio sin poder ocultar dos lágrimas que salieron de mis ojos, pero que inmediatamente limpié.Él estaba haciendo su mejor representación.—No puedo aceptar… —dije de nuevo mirando a Farid.—Pero… niña… —la reina se apresuró a intervenir mientras el bullicio se hacía cada vez más fuerte.Incluso mi misma respiración me lastimaba, estaba bajo un nivel de estrés demasiado grande, y lo único que mi corazón quería hacer era abrazar a Farid y quitar esa angustia que tenía en su rostro.Iba a odiarme toda su vida por esto, nunca me perdonaría, nunca.—¿Cómo puedas hacer esto en público? ¿Cuál es tu fin? —La reina parecía al borde de la locura, pero vi cómo Farid puso un brazo al frente
Alana.VUELTA ATRÁS.El auto se estacionó frente a un galpón oscuro y vi cómo Abud se bajó mientras muchos militares venían caminando hacia él. Aun todavía no dejaba de derramar lágrimas, porque, aunque quisiera evitarlo, era como si mi mismo corazón sangrara.Yo traté de halar la manilla, pero esta estaba con seguro, así que no pude escuchar nada de lo que decían allá afuera, y ya estaba desesperada pensando en qué estaría pasando mi padre y hermano.Tardaron al menos diez minutos para aparecer de nuevo, y achicando mis ojos, pude ver cómo traían a dos hombres encapuchados, mientras que eran empujados, y entendí que eran ellos.Mi agitación quemó mi garganta cuando vi que los metieron a otro auto, Abud dio unas indicaciones, y luego volvió a mi auto pidiéndome que me arrimara, porque esta vez, se sentó a mi lado.—Dijeron que los dejarían… —mi voz sonó amarga, y no me importaba si a estas alturas le estaba exigiendo algo.—Lo dijimos… los tres serán echados de este país… vamos… —por