Alana.DOLOR.Por la mañana…Giré mi cabeza hacia Abud solo para preguntarle por qué, o cuál era el motivo de esta traición, pero él ni siquiera se dignó a mirarme.Era un completo cobarde, porque Farid confiaba ciegamente en él.—Mírame a mí… te estoy hablando.Mi cabeza se giró hacia el frente, y rápidamente alcé mi barbilla ante el rey.—¿Qué quiere de mí?—Por supuesto… nada… ¿Qué querría de una criminal como tú? —el rey fue severo, pero ninguna de sus palabras me afectaba en lo absoluto.—Entonces… ¿Qué hacemos aquí?Lo vi caminar poco a poco, mientras la pantalla gigante cambiaba a otras imágenes del paisaje de Angkor.—Que te vayas de mis tierras, es evidente… quiero que desaparezcas de la vida de mi hijo, y de nuestro país. Y cuenta esto como una orden misericordiosa. Otro te hubiese eliminado sin siquiera darte una opción.Le sonreí. Sabía que estaba rayando en mi cordura, pero estaba llena de rabia por esta situación.—Eliminarme no es una opción para usted… alteza… su hijo…
Alana.ADIOS.Farid parecía algo furioso, él me estaba mirando como si buscara una explicación a esta humillación, y yo ya me estaba rompiendo por dentro.—Alana… —él susurró bajo, pero inmediatamente el rey intervino.—¿Acaso estás diciendo que rechazas al príncipe de Angkor? —Y me giré para mirarlo con mucho odio sin poder ocultar dos lágrimas que salieron de mis ojos, pero que inmediatamente limpié.Él estaba haciendo su mejor representación.—No puedo aceptar… —dije de nuevo mirando a Farid.—Pero… niña… —la reina se apresuró a intervenir mientras el bullicio se hacía cada vez más fuerte.Incluso mi misma respiración me lastimaba, estaba bajo un nivel de estrés demasiado grande, y lo único que mi corazón quería hacer era abrazar a Farid y quitar esa angustia que tenía en su rostro.Iba a odiarme toda su vida por esto, nunca me perdonaría, nunca.—¿Cómo puedas hacer esto en público? ¿Cuál es tu fin? —La reina parecía al borde de la locura, pero vi cómo Farid puso un brazo al frente
Alana.VUELTA ATRÁS.El auto se estacionó frente a un galpón oscuro y vi cómo Abud se bajó mientras muchos militares venían caminando hacia él. Aun todavía no dejaba de derramar lágrimas, porque, aunque quisiera evitarlo, era como si mi mismo corazón sangrara.Yo traté de halar la manilla, pero esta estaba con seguro, así que no pude escuchar nada de lo que decían allá afuera, y ya estaba desesperada pensando en qué estaría pasando mi padre y hermano.Tardaron al menos diez minutos para aparecer de nuevo, y achicando mis ojos, pude ver cómo traían a dos hombres encapuchados, mientras que eran empujados, y entendí que eran ellos.Mi agitación quemó mi garganta cuando vi que los metieron a otro auto, Abud dio unas indicaciones, y luego volvió a mi auto pidiéndome que me arrimara, porque esta vez, se sentó a mi lado.—Dijeron que los dejarían… —mi voz sonó amarga, y no me importaba si a estas alturas le estaba exigiendo algo.—Lo dijimos… los tres serán echados de este país… vamos… —por
Farid.IRA CIEGA.—Decide, hijo… —parpadeé varias veces hacia mi padre, y me obligué a concentrarme un poco, aunque mi deseo era irme lejos de aquí cuanto antes.Pasé un trago grueso y luego levanté la mirada hacia esas chicas que me sonreían todo el tiempo.—No tienes que hacer esto… déjalo Remuel… —Badra intervino tomando mi mano, que miré durante largos segundos, y luego toqué con mi otra mano.—Lo haré madre, solo dame unos segundos…—Pero, Farid… —ella apretó adelantándose—. Sabes que esto no te hará feliz… no lo hagas, hablemos dentro…Sonreí con cinismo y luego miré a Remuel.—Eso no importa… la felicidad no importa aquí, ¿verdad papá? —Mi padre tomó un suspiro y luego rascó sus ojos.—Farid… —él trató, todos hablaban en susurro, por supuesto, mientras los murmullos allí adelante se incrementaban.Y lo juro, quería irme de este lugar, quería buscar a Alana y sacudirla entera, tomar su cuerpo y hacerle el amor como nunca para preguntarle qué demonios había hecho. Tenía una ira d
Alana.YOMAL.—Alana… hija, despierta… —parpadeé varias veces y rápidamente coloqué el brazo en mis ojos, cuando la luz incluso me hizo daño. Ellos ardían, pero la sensación en mi cabeza era peor—. Alana… debemos irnos…Abrí los ojos de golpe y noté a mi padre agitado, y después de unos segundos, mi hermano entró como si su rostro no tuviera color.—¡Debemos apresurarnos!—¿Qué ocurre? —pregunté colocándome la sábana encima y noté en una pequeña mesa de madera, el vestido que tenía anoche, aunque quería que todo hubiese sido una pesadilla.—Alana… hay un desorden enorme afuera… dicen que hay una alerta de guerra… sin embargo, solo hay muchos militares Ankarianos en el muro… pero debemos retirarnos, estamos muy cerca de allí, y este hombre en el poder solo nos perjudicará…Me levanté de inmediato y Omar salió diciéndole a mi padre que se apresurara.—¿A dónde iremos? —estaba vistiéndome con la sábana puesta, mientras él se amarraba los cordones.—Hay un lugar, pasaremos las fronteras,
Alana.AKIM.Esto tenía que ser una broma en su totalidad. Solo me quedé mirando fijamente a Akim mientras pensaba qué podía responderle. La verdad es que su mirada ya no era la misma, y la sonrisa que me daba solo me causaba escalofríos.Sin embargo, aposté por nuestra amistad, por lo que había recorrido con él en estos últimos tiempos, y por esta alianza de ver a nuestro país libre, que seguía uniéndonos.No hice caso a la palabra llamada “Guerra” y sonreí para él.—Te felicito por el cargo. ¿Te acuerdas de Abigail? —solo en ese momento él movió la dirección de sus ojos, y Abigail caminó hacia nuestro lugar.—Hola, Akim… —él la recorrió entera con un poco de indiferencia y asintió con la cabeza.—Hola…—¿Podemos tener unos minutos? No te quitaré mucho tiempo… —pregunté rápidamente, y luego él me dio otra sonrisa.—Por supuesto… vamos… deja que tu amiga conozca el palacio. Y no te asustes, esto será reconstruido en un tiempo, y se verá mejor ante tus ojos.Le di una mirada larga a Ab
Abigail.MENSAJE IMPORTANTE.Alana estaba demorando mucho tiempo, y caminado hacia los jardines, ya tenía frío en este momento. Solo tenía ropa ligera, pero era evidente que el invierno ya había comenzado.Levanté mi cabeza para mirar el palacio, y luego soplé mis manos.A lo mejor después de esto nos iríamos a un sitio seguro, porque sabiendo cómo Akim apreciaba a Alana, tendríamos una vida mejor a partir de ahora.Cuando escuché un bullicio detrás de mí, mi cuerpo saltó, y luego pude notar que llegaban dos camionetas grandes del gobierno para detenerse frente a mí. Retrocedí varios pasos mientras aquellos hombres me quedaban mirando, y no pude sino negar, sabiendo que era hora de entrar de nuevo.Sin embargo, cuando estaba subiendo los escalones, noté al mismísimo Akim resguardado por todos sus hombres, mientras se colocaba una chaqueta de frío encima.Me dio una ojeada rápida cuando mis ojos se posicionaron en él, y antes de subirse a la camioneta, se quedó quieto y se giró.—Abiga
Capítulo 30Farid.REUNIÓN IMPORTANTE.Había pasado una semana desde el momento en que vi esos ojos por última vez, y esta era otra noche en que estaba aquí encerrado en la biblioteca, bebiendo por demás.Levanté los ojos para notar que era la una y media de la mañana, y luego le di otro trago a la bebida que en el instante se quedó vacía.Pensé que con los días la molestia se iría de mi pecho, pero cada nada me fastidiaba y me martirizaba solo con el pensamiento.Incluso me ardían las manos por la sensación de no tocar la piel de Alana, y mi rabia se incrementaba de solo pensar que si se había ido y era muy real.Noté unos pasos entrando en el lugar, pero no levanté la cabeza.Ese mismo día, en la noche, Abud me había informado que dejó a Alana segura en los muros, y que ella no dio señal de arrepentimiento por sus hechos. Incluso cuando Abud me dijo que en los muros la esperó un hombre, yo quise destruir el palacio completo de la impotencia.—No debería estar aquí… mañana…—Me impor