"Pero ¿en qué estabas pensando, Siena?" cuestionaba la decisión de su asistente. Toma la carta para guardarla en el bolsillo de su chaqueta y salir de allí. No importaba qué debía hacer para asegurarse de que Siena no se alejara de él. No dejaría que Samuel Crowfort se saliera con la suya.Siena estaba dando de comer a Dylan en el salón de su pequeño departamento, mientras lo hacía tenía un recorte de periódico y estaba buscando otro trabajo. Esta vez, estaba decidida a seguir adelante con su vida lejos de la familia Crosetti y en especial de Samuel.Una vez más, el timbre de la puerta sonaba. Para Siena, debía ser Selim quien nuevamente había olvidado sus llaves. Toma a Dylan para ponerlo en su cuna y camina hasta la puerta, sujetando con firmeza la perilla. Pero algo la hace dudar de abrir. Siempre se ha fiado de sus intuiciones, sobre todo después de haber sufrido tanto por otros que no la supieron valorar.Lentamente, se asoma por el agujero de la puerta y allí está su caprichoso
—Guau, estás... Pues... — Selim estaba impresionado por la elegancia que Siena irradiaba.—¿Qué? ¿Acaso está horrible?... Lo sabía, sabía que me vería muy mal. Pero no, el muy imbécil de Asher Crosetti debía salirse con la suya — Replica, mientras buscaba entre sus ropas algo más apropiado que pensaba sería ideal llevar puesto.—¡Estás bellísima!... Mírate, eres otra mujer, deja eso, peina tu cabello, yo dejaré a Dylan en su cuna para hacerte un peinado — Siena se volvió a poner delante del espejo para verse nuevamente. En cierta forma, no se había dado cuenta de que aquel vestido era extremadamente sensual.Selim recogía su cabello para luego ponerle unos adornos que harían juego con su vestido. Asher, por su parte, envió a su chofer a recogerla de su departamento. Para él, era importante estar primero en la casa de su tío para hablar en privado, mientras esperaba allí. Después de una hora, la impaciencia acechaba al joven millonario, pues no sabía si ella vendría o se acobardaría y
—Por favor, detente... Déjame ir, sabes que esto no puede suceder entre nosotros. Como puedes ver, estoy comprometida — Masculló Siena levantó la mano mostrando el anillo en su dedo frente a Samuel, quien fijó sus ojos en él antes de mirar nuevamente a Siena.— ¡Maldición, Siena! — Exclamó Samuel en voz alta. Siena miró alrededor preocupada de que alguien pudiera verlos o escuchar la voz alterada de Samuel.— ¡Baja la voz! ¿Quieres que nos vean aquí? Déjame ir. Ya no tenemos nada de qué hablar. Ya no estamos ligados en esta vida— Dijo con voz firme y seca. Samuel soltó una sonrisa inquietante.— ¿De quién es el niño? No estoy seguro de creer tus palabras— Siena palideció al escucharlo. Se sentía acorralada por un auténtico demonio, así lo sentía. Mientras tanto, Samuel, extendiendo su mano hacia un gran árbol, tenía la clara intención de intimidarla para sacar la verdad de sus labios.— ¡Es de Asher! ¿A quién crees que pertenece? ¿Qué pasa? ¿No puedes aceptar que no eres el único enga
Tener una aventura con el esposo de su prima era totalmente corriente para ella.—Siempre he creído que eres un hombre atractivo… ¿Qué te parece si hablamos de nuestros objetivos en mi habitación? — Ashly se acercó a Samuel de manera muy sensual. La atracción entre ambos se estaba convirtiendo en un arma de doble filo.—Sí, creo que será interesante nuestra conversación… ¡Es un tonto Asher por dejarte sola, y no disfrutarte por completo! — Samuel ya estaba dentro de la habitación, dejó caer la almohada y la cobija para sujetar la cintura de Ashly y atraerla más hacia él. Tanto Samuel como Ashly estaban probando el sabor del chocolate amargo derritiéndose entre sus labios. Estaban al borde de la traición y sellando lo que para ellos era solo un negocio.Mientras tanto, en el interior de la habitación de Katherine, ella estaba sumergiéndose en una profunda tristeza, como en el mar de sus lágrimas, sabiendo que todo el tiempo que estuvo con Samuel quizás fue una mentira. Acurrucada en su
—¿No creen que hacen una bonita pareja? Me alegra saber que por fin Asher haya decidido rehacer su vida nuevamente — Aquel comentario de parte de Katherine estaba molestando a Samuel, pero sin levantar sospechas ante las personas que se encontraban en aquella oficina, decide reflejar una leve sonrisa. Lleva su mirada a Katherine, que estaba sonriendo como si lo que estaba viendo no fuera nada especial. Samuel sabía que aquel comentario de parte de su esposa no era un comentario ordinario. En el fondo de su corazón, se preguntaba si ella tenía alguna sospecha del verdadero vínculo con Siena, pero el joven arrogante se negaba a aceptar aquella idea.—Sí, señora Katherine. Los dos son apuestos y se ven bien juntos. Sin duda, serán una bonita pareja — Alega Martina, quien se encontraba viendo las imágenes de aquel televisor. Katherine, mientras tanto, seguía firmando algunos documentos que ella le había acercado en ese momento.Samuel se sienta en el living de aquella oficina mientras se
Aunque Samuel no le haya prometido la hora de su regreso, ella sigue esperando. Sabe que él no ha llegado aún porque no ve su auto. Pasar una noche más lejos de su esposo se está convirtiendo en algo habitual, y sin darse cuenta, ya no espera verlo dormir a su lado.Samuel finalmente llega a la residencia. Desde la ventana de la habitación, Katherine puede ver cómo su esposo llega con el cabello despeinado, la camisa en la mano y la remera fuera del pantalón. Sabe que no estaba en asuntos de trabajo.Una vez más, Samuel Crowfort estaba en una reunión con una mujer, o varias.Katherine vuelve a la cama y se acuesta.Sabe que debe fingir una vez más que está durmiendo. Es necesario para evitar que Samuel se dé cuenta de que ella está despierta, llorando una vez más por él.Al escuchar el picaporte de la puerta de la habitación, Katherine cierra los ojos. Samuel, por otro lado, entra en la habitación y se acerca a ella para ver si está dormida. Asegurarse de que ella duerma lo tranquiliz
Después de haber pasado por aquel alboroto en la sala, Siena no entiende cómo llegaron a pensar que está embarazada.—Bien, debes comer. El doctor dijo que tenías un poco de anemia, además de la diabetes... ¿Supongo que no lo sabías? — Asher está sentado cerca de ella, destapando la sopa de verduras que le han acercado del hospital. Pero ella no cederá ante las locuras de aquel sujeto que, de manera demencial, se está apoderando de ella y su entorno.«¡Es un idiota!... Otra explicación no la tengo», piensa ella mientras lo observa atentamente cuando Asher sigue hablando.—¡No tengo hambre! — refuta de manera seca. Por un momento, Asher deja de hacer lo que estaba haciendo con la cuchara y la sopa de verduras.—¡Debes comer, y no es una sugerencia! — Alega Asher mientras lleva un poco del caldo en la cuchara a los labios de ella. Ambos se miran insatisfechos por lo que acaba de suceder.—¿Comerás o tengo que obligarte? — Amenaza Asher con voz seca. Siena solo hace unas señas de que no
Después de aclarar aquel malentendido en la familia, Siena ya se encontraba en su departamento junto a su hijo, que cada día crecía de manera saludable y recibía el amor de una madre que jamás le había faltado hasta ahora.Después de un largo tiempo y con un reposo que debía cumplir al pie de la letra, Siena ya se encontraba mejor y pronto se incorporaría nuevamente al trabajo. Aquel descanso era, en cierta forma, un alivio, pero también una manera de evitar ver a Samuel y a la familia del joven CEO. Con ayuda de Selim, ella se había recuperado muy rápido, lo cual era bueno, y ella lo sabía.Ashly, como era de esperarse, se había propuesto invadir el espacio de Asher en cuanto tuviera la oportunidad. Siena recibía un informe diario de parte de Martina, quien dejó claro que la mujer adecuada para el joven apuesto que era el jefe de ambos era ella, solo ella y nadie más. Así lo ratificó Martina en el mensaje que había enviado.Pero para la joven madre, aquella idea estaba lejos de su me