Isabella se sintió desesperada, tenía miedo de lo que le pasaría, de las cosas a los que los hombres que no dejaban de ofertar pudieran obligarla, estaba completamente aterrorizada, bajo un torbellino de emociones dolorosas y sin poderlo soportar más, justo en el momento en que la puerta se abrió de una patada, un hombre entró luciendo furioso con algunos guardaespaldas siguiéndolo, las piernas de ella fallaron y sus ojos se cerraron, cayendo al suelo desmayada.
— Diez millones de dólares. — Gritó Meyers con sus ojos echando fuego y todos lo miraron totalmente desconcertados, como si estuviera totalmente loco, incluso Alicia no lo podía creer.Pero a él no le importaba nada más que Isabella, que estaba entre los brazos de otra de las chicas que estaban en venta, intentando socorrerla, pero aún en estás circunstancias los hombres a su alrededor no dejaban de mirarla con deseo y eso lo tenía mucho más furioso.— ¿Está seguro? — Preguntó Alicia incrédula, no tenía idea de quién era Meyers, porque como ella estaba encargada solo de las subastas y está era la primera vez que él aparecía en este salón no lo había visto antes y no sabía lo importante que él era y está era una suma demasiado grande como para pagarla por acostarse con una chica.— Si. — Afirmó Meyers mirándola con los ojos entrecerrados. — Mi asistente le hará el cheque de inmediato. — Ordenó quitándose su chaqueta y se subió al escenario para tomar a Isabella entre sus brazos y tapándola para sacarla del lugar.No quería que estos hombres siguieran viendo su precioso cuerpo.Los hombres a su alrededor no estaban nada contentos de perder contra Meyers y que esta belleza les fuera arrebatada, pero no podían pagar más de diez millones de dólares por estar con una chica, a pesar de que la deseaban mucho, solo podían quedar decepcionados.— Señor por su generosa oferta, tendrá una suite privada de regalo, espere un momento y yo misma lo llevaré hasta ahí. — Dijo Alicia con una sonrisa aduladora, pero Meyers simplemente la ignoró y bajo del escenario con Isabella en sus brazos para sacarla del lugar.Alicia iba a decir algo más, pero el asistente la detuvo, diciéndole que lo dejará irse y como este era quien estaba realizando el cuantioso cheque, ella no se preocupó.Meyers la sostuvo un poco precupado y la llevó directamente a su suite. Aunque era fanático de la limpieza, él no se sentía disgustado con tener a Isabella en sus brazos y no le molestaría llevarla a su suite, porque aunque ella no tenía el mismo aroma que su difunta esposa, el de ella también le parecía muy agradable.Cuando dejó a Isabella en la cama, la cubrió con una sábana y la miró frunciendo el ceño, pensando en si debería llamar a un doctor cuando ella abrió los ojos aturdida.Miró a su alrededor y se estremeció al darse cuenta que estaba en una habitación, entonces se sentó y puso sus rodillas frente a ella, cubriendo el resto de su cuerpo a modo de protección, mientras comenzaba a temblar.— Se que pagó mucho dinero, pero le juro que yo no vine para hacer esto, yo no quiero acostarme con nadie, puedo buscar la manera de pagarle, pero por favor no me obligue. — Suplicó Isabella aterrorizada, no sabía cuánto dinero él había pagado por ella, pero imaginaba que debía ser mucho, porque antes de desmayarse, las ofertas eran realmente altas y parecía que no iban a detenerse pronto.— ¿Y como pretendes pagarme? — Preguntó Meyers, arqueando una ceja, le parecía un poco irrazonable lo que Isabella le estaba diciendo, porque si ella estaba en una situación así, es porque no debería tener dinero, era imposible que pudiera devolverle diez millones de dólares.— No sé, puedo trabajar para usted y le aseguro que voy a encontrar la manera de pagar por mis deudas, trabajaré muy duro. — Dijo Isabella apretando las sábanas en sus manos con una mirada totalmente decidida.Meyers al verla así, se sintió un poco extraño, dándose cuenta de que a pesar del parecido con su difunta esposa, Isabella tenía una personalidad totalmente diferente, su esposa era dulce y despreocupada, aunque también a veces un poco dominante, en cambio Isabella era testaruda y decidida, pero también muy inocente.— ¿Qué edad tienes? — Cuestionó él mirándola, aunque ella se veía muy joven, muchas veces las apariencias engañaban y esperaba que este fuera el caso, para poder llevar a cabo la idea que estaba pasando por su cabeza.— Veinticuatro. — Respondió Isabella, ya que está era la edad que había puesto en el formulario que lleno, tenía que seguir con su mentira hasta el final y si quería que él la aceptará para pagar sus deudas con trabajo, tenía que ser un poco mayor, porque nadie querría a una chica demasiado joven haciendo trabajos importantes.— Perfecto, entonces puedes pagarme casándote conmigo. — Espetó e Isabella lo miró con los ojos abiertos de par en par como si hubiese escuchado una completa locura. — No tendrías que tener intimidad conmigo, puedes mantener que estamos casados en secreto y será por medio de un contrato con una duración de seis meses. — Explicó François, esperando que con esto ella pudiera aceptar, necesitaba una buena excusa para poder estar cerca de ella, le gustaba y quería ver si su adolorido corazón podría aliviarse con su presencia y al mismo tiempo conseguir que antes de que terminara el contrato Isabella se enamorara de él y que quisiera quedarse a su lado por siempre.Isabella lo miró totalmente aturdida.— Usted debe tener muchas mujeres queriendo que se case con ellas, ¿Por qué quiere que lo haga yo? ¿Cuál es el fin de esto? — Preguntó Isabella confundida, no entendía porque él pudiendo tener a cualquier mujer sin tener pagar nada, la elegía a ella, esto era algo que no tenía mucho sentido para ella.— Esas mujeres es probable que después no quieran divorciarse o querrán llevarse gran parte de mi fortuna y no estoy dispuesto, en cuanto al fin de esto, solo necesitas saber que necesito una esposa para obtener algo que me dará un gran beneficio, esto es realmente importante para mí, así que si me ayudas ya no me deberás nada. — Mintió, sabía que no podía revelarle sus verdaderos pensamientos y como ella necesitaba una razón para esto, él se la daría.— Puede hacer un prenupcial y no le quitarán nada. — Murmuró Isabella sin dejar de fruncir el ceño, para ella esto seguía sin tener ningún sentido.— Eres un poco inteligente, pero aún con un prenupcial pueden negarse a divorciarse y yo no quiero permanecer casado por demasiado tiempo, solo necesito estarlo por seis meses. — Explicó Meyers con una sonrisa imperceptible, le gustaba que ella fuera desconfiada.— Pero, ¿De verdad me garantiza que no estaré obligada a tener relaciones sexuales con usted en ningún momento? — Preguntó ella, sabía que debía pagar su deuda con este hombre, pero no estaba dispuesta a entregar su cuerpo a cambio a pesar de que él era bastante atractivo.— Por supuesto, yo nunca obligaría a una mujer a tener sexo conmigo, no necesito obligar a nadie, así que mientras tú no quieras no tendremos relaciones sexuales. — Respondió él y las mejillas de Isabella se ruborizaron un poco al estar hablando de este tema y entendía que él tenía razón, un hombre como él debería tener muchas mujeres hermosas dispuestas a acostarse con él.— Ok, bueno también quisiera saber si podré hacer mis cosas libremente. — Musitó ella sin atreverse a mirarlo a los ojos.— Si, puedes continuar con tu vida normalmente, siempre y cuando te comportes como una mujer casada, porque aunque de tu parte puedes mantener en secreto este matrimonio, algunos de mis familiares y amigos sabrán que estamos casados, entonces debes comportarte como tal para mantener mi reputación intacta, además tendrás que vivir conmigo. — Aclaró él e Isabella asintió pensativa.Lo de tener que mudarse no le agradaba demasiado porque debía encargarse de Óscar, pero ahora también tenía que pagar esta deuda con este hombre y como él le había dicho que podría continuar con su vida normalmente, ell podría ver la forma de poder vivir con él y también estar al pendiente de Oscar.— Entonces aceptó, pero primero tendré que leer bien el contrato antes de firmarlo. — Accedió Isabella, pensando en que si él obtendría un beneficio muy grande con solo estar casado, su deuda será saldada. — También debe establecerse en el contrato de que no tengo ninguna obligación de tener intimidad con usted.— Por supuesto. — Aceptó Meyers, él nunca la obligaría, esperaba que eso ocurriese, pero que ella misma estuviera dispuesta a entregarle su cuerpo. — Descansa un momento, llamaré a mi abogado para que redacte el documento y lo traiga aquí, también pediré algo de ropa para ti.Después de decir esto, él se apartó de ella para comenzar a marcar un número y después de indicarle a su abogado lo que debería decir en el contrato, colgó la llamada para volver a acercarse a Isabella.Isabella aún no lograba calmarse y se sentía muy dudosa con respecto a casarse con Meyers, pero después de que él la salvó, tenía que pagarle. — Vendrá en un momento, ¿Quieres algo comer o beber? — Preguntó él cuando volvió, al ver que ella aún estaba demasiado pálida. — No es necesario, gracias. — Susurró ella y los dos se quedaron en silencio, mientras Meyers simplemente la miraba. No podía quitarle los ojos de encima, en parte por ver lo parecida que Isabella era con su difunta esposa lo cual lo tenía casi hipnotizado y por otra parte, también se sentía un poco atraído por su personalidad y sus ojos, los cuales eran de un hermoso azul, diferentes a los de color avellana de su esposa, esta era otra diferencia entre ellas, pero no le disgustaba, le parecía atrayente. Cuando Meyers se levantó de su asiento para abrirle al abogado, Isabella finalmente suspiró, se sentía un poco rara con la mirada de él todo el tiempo puesta sobre ella. — Aquí tienes el contrato, puedes leerlo con
— ¿Cómo está señorita Isabella? — Preguntó Meyers con una sonrisa imperceptible al verla subirse a la camioneta, dándose cuenta que al menos hoy ella parecía estar un poco mejor que ayer y eso lo aliviaba. Porque después de lo que pasó ayer ella debería estar un poco traumada, lo que le hicieron fue realmente malo y ahora él estaba intentando investigar que era lo que había pasado realmente, como ella había terminado siendo obligada a venderse. — Bien, gracias, ¿Y usted? — Respondió Isabella acomodándose en el asiento, aún demasiado nerviosa, se seguía sintiendo muy extraña por la manera en la que él la miraba. — Muy bien. — Dijo él y le hizo un gesto al conductor para que empezará a manejar. Cuando llegaron al registro Isabella y él bajaron de la camioneta, ella dudo por un segundo, quedándose quieta, pensando en lo mucho que su vida podría cambiar, después de todo solo tenía dieciocho años y casarse para pagar una deuda fue algo que nunca imaginó. — ¿Está dudando en hacer esto S
— Bienvenida a casa, ven que te presentaré a Bastian y a los demás. — Dijo François cuando entraron a su casa, él la había ido a buscar para que finalmente viniera a quedarse. Isabella que aún estaba sorprendida por la inmensa mansión y el derroche de lujos, ya que a pesar de que estaba acostumbrada a los lujos y ver hermosas casas, está mansión era la más hermosa y grande que había visto, pero al escuchar esto frunció el ceño confundida, ella había pensado que vivía solo con Bastian y el personal. Aunque observando lo enorme que era el lugar sintió que tenía sentido que él viviera también con su familia. — Está bien. — Accedió y los dos caminaron juntos hacía el salón donde habían cuatro personas sentadas en el sofá y todos los presentes abrieron los ojos de par en par al verla, como si estuviesen viendo un fantasma, lo cual confundió un poco a Isabella, no comprendía porque la miraban de forma tan extraña. — Que bueno que están todos, ella es Isabella y ellos son Carla, Mariela,
Cuando Isabella se despertó ya Meyers no estaba en la cama, así aprovecho para llamar a Ana para preguntar si Oscar había ido a la escuela y cuando ella le confirmó esto y le dijo que Oscar estaba bien, finalizó la llamada, se levantó de la cama y se arregló para bajar. — Buenos días. — Saludó Isabella al ver a Carla, Daniel y Mariela en el comedor, por la hora, ya ni Meyers ni Bastian estaban en casa. Mariela y Carla también trabajaban en la empresa de Myers, pero como iban a buscar a Bastian y lo llevarían a comer y luego al parque, Meyers les había dejado que se tomarán el día libre. — Así que aquí está la señora de la casa y ni siquiera se despertó a desayunar y despedirse de su esposo, se nota que no mereces el lugar que tienes. — Siseó Carla, sorprendiendo por completo a Isabella, porque aunque está mujer no había sido súper amigable había mantenido un trato cordial y ahora parecía otra persona. — Disculpe, pero no creo que eso tenga que ver con usted. — Replicó Isabella con
—Bueno ven a buscarla conmigo. — Espetó él e Isabella asintió antes de seguirlo y cuando llegaron a su habitación, él paso directamente, pero Isabella se quedo en la puerta. — Pasa, si quieres puedes usarla en mi escritorio será más cómodo para ti. — Sugirió él con una sonrisa despreocupada, pero sin quitar los ojos de encima de ella. —Prefiero que me la entregues, la uso en mi habitación y luego te la devuelvo. — Se negó Isabella, sabía que no era apropiado entrar a la habitación de un hombre, mucho menos a la del primo de su esposo contractual. —Está bien, como quieras. — Murmuró él y en lugar de tomar la laptop para entregársela, se aproximó hacía ella con rapidez, tomándola por sorpresa. — Eres realmente linda y es obvio que la relación entre mi primo y tú es un poco extraña, me preguntó de qué se trata todo esto. — Susurró viéndola de arriba abajo, él era más observador que la mayoría en esta casa y había notado que ella no parecía estar enamorada de Meyers y definitivament
En lugar de ir hasta el colegio de Bastian se reunieron en un restaurante, dónde ya él, Carla y Mariela los estaban esperando para ordenar. Cuando los tres se acercaron a la mesa, Bastian fue el único que parecía un poco alegre de ver a Isabella y esto alivió un poco los nervios de ella. Entendía que ellas la detestaban y eso no le importaba demasiado, pero no quería que ese lindo niño también la detestara, no solo porque debía llevarse bien con él debido a su contrato, si no que se le hacía verdaderamente lindo y sentía en su mirada inocente albergaba cierta tristeza por la perdida de su madre, ella entendía esto porque también había perdido a la suya y le gustaría ayudarlo a que esté más feliz. — Tío yo quería que me buscarás tú, ¿Por qué no fuiste por mí? — Preguntó Bastian haciendo un puchero, que lo hacía ver más tierno, mirando a Daniel. — Tenía que hacer algo muy importante pequeño, pero mañana iré a buscarte, lo prometo. — Respondió Daniel, resolviéndole el cabello sonriend
En la mañana cuando despertó y bajó a desayunar, el ama de llaves le entregó el teléfono y la laptop que él asistente de Meyers dejó para ella y ansiosa por revisar su correo ni siquiera desayuno y empezó a usar la laptop de inmediato, abrió su correo y se dio cuenta de que había recibido un nuevo mensaje, la universidad que quería le estaba ofreciendo una beca, ella podría estudiar la carrera que quería sin tener que pagar por ello. En ese instante su corazón latió emocionado y sus manos comenzaron a temblar sin poderlo creer, su sueño podría hacerse realidad, no decepcionaría a su padre dejando la universidad atrás por no tener el dinero para pagarla, iba a poder estudiar la carrera que quería, eso la llenaba de alegría. Por fin había recibido una buena noticia luego de mucho tiempo. Rápidamente contesto el correo y ahora mañana debía llevar sus papeles a la universidad para comenzar la próxima semana. — ¿Tan feliz te hace verme? — Preguntó Daniel con una sonrisa llena de picardí
Isabella al sentir sus labios contra los suyos se quedó aturdida por un instante, sin alejarse ni corresponder al beso, no podía creer que él hubiese sido capaz de besarla, le había robado su primer beso y por alguna razón que no entendía su corazón estaba enloquecido. — ¿Cómo se atreve? — Preguntó ella mirándolo furiosa cuando consiguió alejarse de su posesiva boca, empujándolo un poco para intentar alejarse de él por completo, pero su agarre era firme. — Te dije que si no me decías la verdad te besaría, así que dime la verdad ahora o vuelvo a besarte. — Advirtió Meyers relamiéndose los labios y sonriendo, sin soltarla, no pensaba dejarla ir hasta que ella le dijera la verdad y no tenía ningún problema con seguir besándola. Él había disfrutado mucho del beso, sus labios eran realmente deliciosos y sentía que no tenía suficiente, quería seguir besándola, ella le había devuelto la vida a su corazón muerto. — Fui a la universidad a llevar unos documentos, quiero volver a estudiar, a