En lugar de ir hasta el colegio de Bastian se reunieron en un restaurante, dónde ya él, Carla y Mariela los estaban esperando para ordenar. Cuando los tres se acercaron a la mesa, Bastian fue el único que parecía un poco alegre de ver a Isabella y esto alivió un poco los nervios de ella. Entendía que ellas la detestaban y eso no le importaba demasiado, pero no quería que ese lindo niño también la detestara, no solo porque debía llevarse bien con él debido a su contrato, si no que se le hacía verdaderamente lindo y sentía en su mirada inocente albergaba cierta tristeza por la perdida de su madre, ella entendía esto porque también había perdido a la suya y le gustaría ayudarlo a que esté más feliz. — Tío yo quería que me buscarás tú, ¿Por qué no fuiste por mí? — Preguntó Bastian haciendo un puchero, que lo hacía ver más tierno, mirando a Daniel. — Tenía que hacer algo muy importante pequeño, pero mañana iré a buscarte, lo prometo. — Respondió Daniel, resolviéndole el cabello sonriend
En la mañana cuando despertó y bajó a desayunar, el ama de llaves le entregó el teléfono y la laptop que él asistente de Meyers dejó para ella y ansiosa por revisar su correo ni siquiera desayuno y empezó a usar la laptop de inmediato, abrió su correo y se dio cuenta de que había recibido un nuevo mensaje, la universidad que quería le estaba ofreciendo una beca, ella podría estudiar la carrera que quería sin tener que pagar por ello. En ese instante su corazón latió emocionado y sus manos comenzaron a temblar sin poderlo creer, su sueño podría hacerse realidad, no decepcionaría a su padre dejando la universidad atrás por no tener el dinero para pagarla, iba a poder estudiar la carrera que quería, eso la llenaba de alegría. Por fin había recibido una buena noticia luego de mucho tiempo. Rápidamente contesto el correo y ahora mañana debía llevar sus papeles a la universidad para comenzar la próxima semana. — ¿Tan feliz te hace verme? — Preguntó Daniel con una sonrisa llena de picardí
Isabella al sentir sus labios contra los suyos se quedó aturdida por un instante, sin alejarse ni corresponder al beso, no podía creer que él hubiese sido capaz de besarla, le había robado su primer beso y por alguna razón que no entendía su corazón estaba enloquecido. — ¿Cómo se atreve? — Preguntó ella mirándolo furiosa cuando consiguió alejarse de su posesiva boca, empujándolo un poco para intentar alejarse de él por completo, pero su agarre era firme. — Te dije que si no me decías la verdad te besaría, así que dime la verdad ahora o vuelvo a besarte. — Advirtió Meyers relamiéndose los labios y sonriendo, sin soltarla, no pensaba dejarla ir hasta que ella le dijera la verdad y no tenía ningún problema con seguir besándola. Él había disfrutado mucho del beso, sus labios eran realmente deliciosos y sentía que no tenía suficiente, quería seguir besándola, ella le había devuelto la vida a su corazón muerto. — Fui a la universidad a llevar unos documentos, quiero volver a estudiar, a
— Adiós Isabella, nos vemos mañana, vamos Sofía.— Se despidió Will con una sonrisa, sin dejar de mirarla, él a pesar de no estar estudiando la misma carrera que ella, su hermana Sofía si y por esa razón se conocían y él estaba bastante interesado en Isabella desde que la conoció y aunque ella no lo estaba en él, tenía que admitir que era bastante atractivo, con su cabello rubio, ojos verdes, alto y musculoso, era el sueño de muchas chicas en la universidad. — Bueno Isa mañana nos vemos. — Dijo Sofía dándole un pequeño abrazo a Isabella. — Está bien, adiós. — Les dijo ella sonriéndoles a los dos y ellos terminaron por darse la vuelta e irse y en ese instante Isabella se sorprendió al darse cuenta que uno de los autos de Meyers estaba estacionado cerca. Se sintió un poco confundida y no sabía si acercarse porque no tenía idea de lo que él había venido a hacer aquí, pero cuando vio que el chófer bajo del auto y le hizo una seña para que se acercara, ella lo hizo. — Buen día señora. —
— Buen día. — Dijo Isabella simplemente al pasar por el comedor sin detenerse, después de todo estaba aún bastante confundida y Meyers la había ignorado todo el día de ayer después de lo sucedido, no tenía ánimos de volver a enfrentarse a estas personas. No quería seguirse agotando para al final ser tratada mal de nuevo. — Espera… ¿No vas a desayunar con nosotros? — Preguntó François frunciendo el ceño al darse cuenta de que ella se iba, a pesar de que seguía molesto con ella, no le parecía apropiado que ella prácticamente lo ignorara y se fuera sin desayunar junto a ellos. — No tengo hambre, disfruten su comida, nos vemos luego. — Respondió Isabella y sin perder más tiempo simplemente se alejó, dejando a todos sorprendidos. Meyers se quedó viendo por dónde se fue un poco conmocionado, le costaba creer lo orgullosa y testaruda que Isabella podía ser, no entendía como dos personas que se parecían tanto físicamente podían tener temperamentos tan diferentes, porque Marie no se comport
—No es mi culpa que no supieses algo tan simple y mucho menos que estuvieses hablando durante mi clase. — Replicó Meyers acercándose a ella. — Claro que sabía la respuesta pero estaba muy sorprendida por su presencia y por la forma en la que me trató, no me parece justo que usted esté aquí dando clases y mucho menos que me trate de esa manera. — Siseó Isabella furiosa, apretando sus manos en puños mientras lo fulminaba con la mirada. —Y a mí no me parece nada justo que tú estando casada quieras estar coqueteando con otros hombres, no voy a permitir que me vean la cara de idiota. — Masculló Meyers mirándola fijamente e Isabella frunció el ceño. Ella no podía evitar preguntarse qué le pasaba a este hombre ni porque insistía en comportarse como si realmente fuesen una pareja e incluso la celaba. —Nosotros estamos casados únicamente por un contrato, no somos una pareja real y todo esto quedará atrás en unos pocos meses y no nos volveremos a ver.— No pudo evitar recordarle Isabe
—Carla hoy en la tarde Isabella comenzará a trabajar contigo, espero que la apoyes y la ayudes con cualquier cosa que necesite. — Comentó Meyers durante el desayuno, porque a pesar de que Isabella ayer había ido a la empresa, no comenzó a trabajar ni se presentó con los demás empleados, únicamente Renata le explicó cuáles serían sus labores y la hizo firmar el contrato. Carla y Mariela abrieron los ojos de par en par al escuchar esto, también Daniel estaba sorprendido, pero este fingió no darle demasiada atención. —¿Qué? ¿pero ella qué hará trabajando ahí? No siquiera debe estar capacitada Fraçois, no creo que esto sea apropiado ni esté bien. — Se quejó Carla de inmediato, no le gustaba nada que Isabella cada vez ganará más terreno, ya tenia ganado el corazón de él, ya era su esposa y ahora encima quería trabajar en la empresa, esto se tornaba cada vez peor para ella. —Si, esta empresa es algo muy importante y entiendo que sea tu esposa, pero si no está capacitada no debería
Isabella en el auto se sintió un poco incómoda por lo sucedido, porque a pesar de que esas mujeres no le agradaban ella no quería causar problemas. —Recuerda que luego de salir de clases debes dirigirte directamente a la empresa, yo voy a organizar que te entreguen el almuerzo. — Dijo Meyers al estacionarse en la universidad donde ella estudia. —Está bien, gracias por traerme. — Susurró Isabella y se bajó rápidamente del auto y Meyers no tardó en alejarse. Mientras Isabella mantenía su vista fija en el auto, pensando en ese hombre que era un enigma para ella que intentaba comprender, alguien se acercó a ella. —Parece que conseguiste un sugar daddy, que patético, la digna Isabella ahora es una sucia chica que se acuesta con quién sea por un poco de dinero. — Se burló Valeria con una sonrisa de triunfo al llegar a dónde estaba Isabella que aún veía hacía donde se fue el auto un poco aturdida. —No digas tonterías, yo no me acuesto con nadie, así que no te atrevas a hablar d