— ¿Cómo está señorita Isabella? — Preguntó Meyers con una sonrisa imperceptible al verla subirse a la camioneta, dándose cuenta que al menos hoy ella parecía estar un poco mejor que ayer y eso lo aliviaba. Porque después de lo que pasó ayer ella debería estar un poco traumada, lo que le hicieron fue realmente malo y ahora él estaba intentando investigar que era lo que había pasado realmente, como ella había terminado siendo obligada a venderse. — Bien, gracias, ¿Y usted? — Respondió Isabella acomodándose en el asiento, aún demasiado nerviosa, se seguía sintiendo muy extraña por la manera en la que él la miraba. — Muy bien. — Dijo él y le hizo un gesto al conductor para que empezará a manejar. Cuando llegaron al registro Isabella y él bajaron de la camioneta, ella dudo por un segundo, quedándose quieta, pensando en lo mucho que su vida podría cambiar, después de todo solo tenía dieciocho años y casarse para pagar una deuda fue algo que nunca imaginó. — ¿Está dudando en hacer esto S
— Bienvenida a casa, ven que te presentaré a Bastian y a los demás. — Dijo François cuando entraron a su casa, él la había ido a buscar para que finalmente viniera a quedarse. Isabella que aún estaba sorprendida por la inmensa mansión y el derroche de lujos, ya que a pesar de que estaba acostumbrada a los lujos y ver hermosas casas, está mansión era la más hermosa y grande que había visto, pero al escuchar esto frunció el ceño confundida, ella había pensado que vivía solo con Bastian y el personal. Aunque observando lo enorme que era el lugar sintió que tenía sentido que él viviera también con su familia. — Está bien. — Accedió y los dos caminaron juntos hacía el salón donde habían cuatro personas sentadas en el sofá y todos los presentes abrieron los ojos de par en par al verla, como si estuviesen viendo un fantasma, lo cual confundió un poco a Isabella, no comprendía porque la miraban de forma tan extraña. — Que bueno que están todos, ella es Isabella y ellos son Carla, Mariela,
Cuando Isabella se despertó ya Meyers no estaba en la cama, así aprovecho para llamar a Ana para preguntar si Oscar había ido a la escuela y cuando ella le confirmó esto y le dijo que Oscar estaba bien, finalizó la llamada, se levantó de la cama y se arregló para bajar. — Buenos días. — Saludó Isabella al ver a Carla, Daniel y Mariela en el comedor, por la hora, ya ni Meyers ni Bastian estaban en casa. Mariela y Carla también trabajaban en la empresa de Myers, pero como iban a buscar a Bastian y lo llevarían a comer y luego al parque, Meyers les había dejado que se tomarán el día libre. — Así que aquí está la señora de la casa y ni siquiera se despertó a desayunar y despedirse de su esposo, se nota que no mereces el lugar que tienes. — Siseó Carla, sorprendiendo por completo a Isabella, porque aunque está mujer no había sido súper amigable había mantenido un trato cordial y ahora parecía otra persona. — Disculpe, pero no creo que eso tenga que ver con usted. — Replicó Isabella con
—Bueno ven a buscarla conmigo. — Espetó él e Isabella asintió antes de seguirlo y cuando llegaron a su habitación, él paso directamente, pero Isabella se quedo en la puerta. — Pasa, si quieres puedes usarla en mi escritorio será más cómodo para ti. — Sugirió él con una sonrisa despreocupada, pero sin quitar los ojos de encima de ella. —Prefiero que me la entregues, la uso en mi habitación y luego te la devuelvo. — Se negó Isabella, sabía que no era apropiado entrar a la habitación de un hombre, mucho menos a la del primo de su esposo contractual. —Está bien, como quieras. — Murmuró él y en lugar de tomar la laptop para entregársela, se aproximó hacía ella con rapidez, tomándola por sorpresa. — Eres realmente linda y es obvio que la relación entre mi primo y tú es un poco extraña, me preguntó de qué se trata todo esto. — Susurró viéndola de arriba abajo, él era más observador que la mayoría en esta casa y había notado que ella no parecía estar enamorada de Meyers y definitivament
En lugar de ir hasta el colegio de Bastian se reunieron en un restaurante, dónde ya él, Carla y Mariela los estaban esperando para ordenar. Cuando los tres se acercaron a la mesa, Bastian fue el único que parecía un poco alegre de ver a Isabella y esto alivió un poco los nervios de ella. Entendía que ellas la detestaban y eso no le importaba demasiado, pero no quería que ese lindo niño también la detestara, no solo porque debía llevarse bien con él debido a su contrato, si no que se le hacía verdaderamente lindo y sentía en su mirada inocente albergaba cierta tristeza por la perdida de su madre, ella entendía esto porque también había perdido a la suya y le gustaría ayudarlo a que esté más feliz. — Tío yo quería que me buscarás tú, ¿Por qué no fuiste por mí? — Preguntó Bastian haciendo un puchero, que lo hacía ver más tierno, mirando a Daniel. — Tenía que hacer algo muy importante pequeño, pero mañana iré a buscarte, lo prometo. — Respondió Daniel, resolviéndole el cabello sonriend
En la mañana cuando despertó y bajó a desayunar, el ama de llaves le entregó el teléfono y la laptop que él asistente de Meyers dejó para ella y ansiosa por revisar su correo ni siquiera desayuno y empezó a usar la laptop de inmediato, abrió su correo y se dio cuenta de que había recibido un nuevo mensaje, la universidad que quería le estaba ofreciendo una beca, ella podría estudiar la carrera que quería sin tener que pagar por ello. En ese instante su corazón latió emocionado y sus manos comenzaron a temblar sin poderlo creer, su sueño podría hacerse realidad, no decepcionaría a su padre dejando la universidad atrás por no tener el dinero para pagarla, iba a poder estudiar la carrera que quería, eso la llenaba de alegría. Por fin había recibido una buena noticia luego de mucho tiempo. Rápidamente contesto el correo y ahora mañana debía llevar sus papeles a la universidad para comenzar la próxima semana. — ¿Tan feliz te hace verme? — Preguntó Daniel con una sonrisa llena de picardí
Isabella al sentir sus labios contra los suyos se quedó aturdida por un instante, sin alejarse ni corresponder al beso, no podía creer que él hubiese sido capaz de besarla, le había robado su primer beso y por alguna razón que no entendía su corazón estaba enloquecido. — ¿Cómo se atreve? — Preguntó ella mirándolo furiosa cuando consiguió alejarse de su posesiva boca, empujándolo un poco para intentar alejarse de él por completo, pero su agarre era firme. — Te dije que si no me decías la verdad te besaría, así que dime la verdad ahora o vuelvo a besarte. — Advirtió Meyers relamiéndose los labios y sonriendo, sin soltarla, no pensaba dejarla ir hasta que ella le dijera la verdad y no tenía ningún problema con seguir besándola. Él había disfrutado mucho del beso, sus labios eran realmente deliciosos y sentía que no tenía suficiente, quería seguir besándola, ella le había devuelto la vida a su corazón muerto. — Fui a la universidad a llevar unos documentos, quiero volver a estudiar, a
— Adiós Isabella, nos vemos mañana, vamos Sofía.— Se despidió Will con una sonrisa, sin dejar de mirarla, él a pesar de no estar estudiando la misma carrera que ella, su hermana Sofía si y por esa razón se conocían y él estaba bastante interesado en Isabella desde que la conoció y aunque ella no lo estaba en él, tenía que admitir que era bastante atractivo, con su cabello rubio, ojos verdes, alto y musculoso, era el sueño de muchas chicas en la universidad. — Bueno Isa mañana nos vemos. — Dijo Sofía dándole un pequeño abrazo a Isabella. — Está bien, adiós. — Les dijo ella sonriéndoles a los dos y ellos terminaron por darse la vuelta e irse y en ese instante Isabella se sorprendió al darse cuenta que uno de los autos de Meyers estaba estacionado cerca. Se sintió un poco confundida y no sabía si acercarse porque no tenía idea de lo que él había venido a hacer aquí, pero cuando vio que el chófer bajo del auto y le hizo una seña para que se acercara, ella lo hizo. — Buen día señora. —