La cena había transcurrido en un silencio casi insoportable. Rachel apenas había tocado su plato y Logan no había podido pasar por alto el peso de las palabras no dichas, como si cada bocado fuera un acto de resistencia. Era consciente de que aquello era una bomba a punto de explotar, algo que no podrían seguir postergando.Cuando entraron en la habitación, Rachel cerró la puerta con más fuerza de la normal, y Logan se apoyó contra la pared, sintiéndose agotado tanto física como mentalmente. Sin embargo, su cansancio no se comparaba con el torrente de emociones que podía ver en los ojos de Rachel, quien sin poder soportarlo más, por fin explotó.—Logan, en serio, no puedo seguir así —dijo, con la voz temblorosa, deteniéndose en el centro de la habitación. Las lágrimas buscaban salir, pero Rachel se obligó a mantenerlas a raya.Logan se acercó un paso, inseguro, pero antes de que pudiera abrir la boca, Rachel lo detuvo.—No. Necesito decir esto. No puedo más con los rumores, con Cherry
Después de que Rachel se quedó dormida, Logan bajó las escaleras, refugiándose en su despacho. Cerró la puerta detrás de él, con suavidad, y, casi de inmediato, se encaminó hacia el mueble bar que se encontraba en una de las esquinas de la habitación. Con movimientos casi automáticos, se sirvió un vaso de whisky, y, con el frío vaso de cristal en la mano, se acercó al ventanal. Afuera, el jardín estaba envuelto en la más completa oscuridad, mientras la lluvia comenzaba a arreciar.Rachel lo había dejado sin palabras. Las emociones que había visto en ella lo habían sacudido por completo, mucho más de lo que se veía capaz de admitir. Sabía que lo que ella sentía era más que simple cansancio por el embarazo, por la cercanía de Cherry o los rumores que envolvían la empresa. Era algo más profundo, algo que él no había sido capaz de enfrentar del todo.—No quiero dejarte —había dicho ella.Y esas palabras resonaban en su mente como un eco interminable.Pero ¿qué había de él? ¿La había amado
Una semana después. El reloj marcaba las diez de la noche, y Rachel continuaba en la oficina, revisando informes, con los ojos enrojecidos y los párpados pesándole por el cansancio. Su cuerpo, ya con seis meses de embarazo, daba claras señales de necesitar un descanso, aunque la situación no daba tregua. Con cada hora que pasaba, se acercaban más y más al borde del abismo. Focus Light, la empresa que Logan y ella habían luchado por mantener en los últimos meses, estaba a punto de ser destruida.Ese día, la gota que había derramado el vaso había sido la pérdida de un contrato millonario con EcoTech, una de las empresas tecnológicas más grandes e importantes del mundo, por culpa de una entrega defectuosa. Un lote completo había llegado con fallos en los componentes, y era el cuarto pedido que les llegaba así en menos de quince días. Sin embargo, estos fallos no habían sido los únicos, por lo que varios clientes de alto perfil, al igual que esta EcoTech habían exigido la rescisión de su
Era casi media noche y las luces del despacho de presidencia de Focus Light seguían encendidas. Después de una jornada de interminables llamadas, reuniones fallidas y una incesante cascadas de problemas, Logan se encontraba solo en la oficina. Los documentos que tenía frente a él mostraban el mismo panorama sombrío de los últimos meses y la sombra del fracaso pesaba sobre su cabeza como una sentencia de muerte.Con el ceño fruncido y los ojos inyectados en sangre por el agotamiento, Logan intentaba hacer una última llamada a uno de los clientes que había rescindido su contrato. El teléfono sonó varias veces, antes de que saltara directamente al buzón de voz. Lo intentó una y otra vez, siempre con el mismo resultado. Colgó con un gruñido, sintiendo la frustración apoderándose de cada fibra de su cuerpo.—¡Maldita sea! —vociferó, arrojando el móvil con todas sus fuerzas contra la pared. El aparato chocó con un estruendo, partiéndose en miles de pedazos.En ese momento, Rachel, quien hab
El reloj marcaba las ocho de la mañana cuando el teléfono de Logan vibró sobre la mesita de noche. Tras la tensa y agotadora conversación que había tenido con Rachel la noche anterior, se sentía como si apenas hubiera dormido. Sentado al borde de la cama, con las manos en la cabeza, el zumbido del teléfono lo sacó de su neblina mental.Al ver el nombre de Victor Cole en la pantalla, su corazón dio un vuelco. Sabía que el detective privado nunca lo llamaba tan temprano sin una razón de peso, por lo que, sin pensarlo dos veces, atendió de inmediato, esperando malas noticias. Sin embargo, lo que escuchó al otro lado de la línea fue mucho peor de lo que había imaginado, aunque, una parte de él, le hacía imposible no sentir cierta emoción, al sentir que las cosas comenzaban a resultar y el rompecabezas cada vez cobraba más forma.—Logan, necesito hablar contigo en cuanto puedas. Cuanto antes sea, mejor —dijo Victor con una mezcla de urgencia y emoción en la voz—. He confirmado que una de s
Logan asintió lentamente con la cabeza, con la mandíbula en tensión, tratando de contener las emociones que amenazaban con apoderarse de él. Estaba tan cansado… Pero no podía permitirse desmoronarse en ese momento en el que, al fin, las cosas, aunque lentamente, comenzaban a encajar.—Sí. Hablo en serio —respondió Logan y dejó escapar un profundo suspiro—. Es evidente, y cada día lo confirmamos más, que esto es más que por la empresa. Joseph nos quiere ver revolcados en el lodo, en la peor de las situaciones. Nos quiere destruir no solo económica, sino también moralmente. Y, si no actuamos rápido, perderemos más que un negocio… Podrían incluso ir por… —Tragó saliva, al sentir cómo la bilis trepaba por su garganta—. Podrían ir por ti.El rostro de Rachel palideció en un segundo. Si bien había visto que Joseph parecía no tener límites, no había contemplado esa posibilidad, y, si bien también era cierto que sabía defenderse, la verdad era que, conforme avanzaba su embarazo, se sentía muc
El aire en el hospital era tan denso y frío como la situación que Logan y Rachel estaban viviendo en sus vidas. En ese momento, ambos caminaban por los pasillos de la unidad de cuidados intensivos.En primera instancia, Esperanza había procurado quedarse en su mansión, haciendo un esfuerzo sobrehumano para soportar el dolor que sentía por culpa de su cáncer en sus huesos. Sin embargo, a pesar de esto, durante las últimas semanas había tenido que ser hospitalizada para poder estabilizarla después de una grave descompensación, y las visitas de Logan y Rachel, una rutina casi diaria, ahora eran en aquel aséptico lugar.No obstante, a pesar de que llevaban dos semanas visitándola allí, tanto Logan como Rachel debían reconocer que esa mañana se sentía particularmente opresiva. La verdad de lo que habían descubierto sobre Markus Stevenson no daba espacio al alivio, por el contrario, no había hecho más que aumentar su sensación de urgencia. Si bien el cáncer de Esperanza era irreversible, Lo
Rebecca se acercó aún más, con los ojos abiertos de par en par.—Logan, Markus fue el mejor amigo de Joseph en la adolescencia —respondió Rebecca—. ¿Qué está pasando?Al oír esto, Logan se quedó aún más en shock, con el teléfono aún en la oreja.—¿Qué dijiste? —volvió a preguntar, sin poder creer lo que acababa de escuchar.Si no le había preguntado nada a su madre sobre la relación entre Markus y Joseph era porque creía que ellos estaban conectados por motivos de «negocios», algo en lo que Rebecca no se había involucrado ni siquiera cuando él era un niño.Rebecca, ajena a los pensamientos de su hijo, asintió con la cabeza.—No sé qué es lo que está pasando con Markus, pero… Joseph y él se conocieron en la escuela secundaria y se volvieron inseparables casi de inmediato. Siempre me pareció una relación bastante abusiva, por parte de Joseph, ya que, si bien Markus era un muchacho muy inteligente, de hecho, el más inteligente de su clase, él siempre hacía lo que tu hermano le decía —rel