Unos días después. Rachel se encontraba sentada ante su escritorio repasando los últimos correos electrónicos, después de haber acompañado a Logan a ver a Esperanza, cuando la puerta de su despacho se abrió de golpe, haciéndola alzar la mirada, tas lo cual, sus ojos se enfriaron de inmediato. Cherry estaba allí, como una maldita sombra, con una sonrisa burlona pintada en el rostro, como si le diera placer el hecho de complicar la situación más de lo que ya estaba.—¿No te enseñaron a llamar antes de entrar? —preguntó Rachel, sin esforzarse por disimular su molestia. Sabía perfectamente, porque Cherry estaba allí. Quería provocarla, obtener una reacción de su parte, como había hecho durante el último tiempo, y Rachel no se la daría, aunque ahora estuviera siendo mucho más directa.Cherry sonrió mientras se acercaba al escritorio de Rachel caminando con una gracia casi teatral.—Oh, lo siento, pensé que no era necesario seguir protocolos tan… formales contigo —respondió Cherry con una
Rachel se encontraba sentada frente a su escritorio, al otro lado de la oficina que aún compartía con Logan, revisando, como siempre, unos cuantos informes y correos electrónicos. Sin embargo, las risas bajas y constantes que provenían del escritorio de su esposo le hacían que concentrarse fuera una tarea casi imposible.Cherry estaba allí, una vez más, y no era difícil imaginar qué era lo que pretendía. Era la vieja estrategia de todas las mujeres que querían manipular la situación, acercándose demasiado a su objetivo, e invadiendo un espacio que no le correspondía.Rachel alzó la mirada y, en efecto, sus ojos vieron a Cherry, inclinada sobre el escritorio de Logan. Parecía absorta en la conversación, acariciándole el brazo a de vez en cuando con una confianza de la que no era merecedora. Mientras Logan, por su parte, continuaba con su trabajo, claramente molesto por la interrupción de Cherry, aunque no hacía nada para alejarla.La escena la quemaba por dentro, haciendo que el enojo
La cena había transcurrido en un silencio casi insoportable. Rachel apenas había tocado su plato y Logan no había podido pasar por alto el peso de las palabras no dichas, como si cada bocado fuera un acto de resistencia. Era consciente de que aquello era una bomba a punto de explotar, algo que no podrían seguir postergando.Cuando entraron en la habitación, Rachel cerró la puerta con más fuerza de la normal, y Logan se apoyó contra la pared, sintiéndose agotado tanto física como mentalmente. Sin embargo, su cansancio no se comparaba con el torrente de emociones que podía ver en los ojos de Rachel, quien sin poder soportarlo más, por fin explotó.—Logan, en serio, no puedo seguir así —dijo, con la voz temblorosa, deteniéndose en el centro de la habitación. Las lágrimas buscaban salir, pero Rachel se obligó a mantenerlas a raya.Logan se acercó un paso, inseguro, pero antes de que pudiera abrir la boca, Rachel lo detuvo.—No. Necesito decir esto. No puedo más con los rumores, con Cherry
Después de que Rachel se quedó dormida, Logan bajó las escaleras, refugiándose en su despacho. Cerró la puerta detrás de él, con suavidad, y, casi de inmediato, se encaminó hacia el mueble bar que se encontraba en una de las esquinas de la habitación. Con movimientos casi automáticos, se sirvió un vaso de whisky, y, con el frío vaso de cristal en la mano, se acercó al ventanal. Afuera, el jardín estaba envuelto en la más completa oscuridad, mientras la lluvia comenzaba a arreciar.Rachel lo había dejado sin palabras. Las emociones que había visto en ella lo habían sacudido por completo, mucho más de lo que se veía capaz de admitir. Sabía que lo que ella sentía era más que simple cansancio por el embarazo, por la cercanía de Cherry o los rumores que envolvían la empresa. Era algo más profundo, algo que él no había sido capaz de enfrentar del todo.—No quiero dejarte —había dicho ella.Y esas palabras resonaban en su mente como un eco interminable.Pero ¿qué había de él? ¿La había amado
Una semana después. El reloj marcaba las diez de la noche, y Rachel continuaba en la oficina, revisando informes, con los ojos enrojecidos y los párpados pesándole por el cansancio. Su cuerpo, ya con seis meses de embarazo, daba claras señales de necesitar un descanso, aunque la situación no daba tregua. Con cada hora que pasaba, se acercaban más y más al borde del abismo. Focus Light, la empresa que Logan y ella habían luchado por mantener en los últimos meses, estaba a punto de ser destruida.Ese día, la gota que había derramado el vaso había sido la pérdida de un contrato millonario con EcoTech, una de las empresas tecnológicas más grandes e importantes del mundo, por culpa de una entrega defectuosa. Un lote completo había llegado con fallos en los componentes, y era el cuarto pedido que les llegaba así en menos de quince días. Sin embargo, estos fallos no habían sido los únicos, por lo que varios clientes de alto perfil, al igual que esta EcoTech habían exigido la rescisión de su
Era casi media noche y las luces del despacho de presidencia de Focus Light seguían encendidas. Después de una jornada de interminables llamadas, reuniones fallidas y una incesante cascadas de problemas, Logan se encontraba solo en la oficina. Los documentos que tenía frente a él mostraban el mismo panorama sombrío de los últimos meses y la sombra del fracaso pesaba sobre su cabeza como una sentencia de muerte.Con el ceño fruncido y los ojos inyectados en sangre por el agotamiento, Logan intentaba hacer una última llamada a uno de los clientes que había rescindido su contrato. El teléfono sonó varias veces, antes de que saltara directamente al buzón de voz. Lo intentó una y otra vez, siempre con el mismo resultado. Colgó con un gruñido, sintiendo la frustración apoderándose de cada fibra de su cuerpo.—¡Maldita sea! —vociferó, arrojando el móvil con todas sus fuerzas contra la pared. El aparato chocó con un estruendo, partiéndose en miles de pedazos.En ese momento, Rachel, quien hab
El reloj marcaba las ocho de la mañana cuando el teléfono de Logan vibró sobre la mesita de noche. Tras la tensa y agotadora conversación que había tenido con Rachel la noche anterior, se sentía como si apenas hubiera dormido. Sentado al borde de la cama, con las manos en la cabeza, el zumbido del teléfono lo sacó de su neblina mental.Al ver el nombre de Victor Cole en la pantalla, su corazón dio un vuelco. Sabía que el detective privado nunca lo llamaba tan temprano sin una razón de peso, por lo que, sin pensarlo dos veces, atendió de inmediato, esperando malas noticias. Sin embargo, lo que escuchó al otro lado de la línea fue mucho peor de lo que había imaginado, aunque, una parte de él, le hacía imposible no sentir cierta emoción, al sentir que las cosas comenzaban a resultar y el rompecabezas cada vez cobraba más forma.—Logan, necesito hablar contigo en cuanto puedas. Cuanto antes sea, mejor —dijo Victor con una mezcla de urgencia y emoción en la voz—. He confirmado que una de s
Logan asintió lentamente con la cabeza, con la mandíbula en tensión, tratando de contener las emociones que amenazaban con apoderarse de él. Estaba tan cansado… Pero no podía permitirse desmoronarse en ese momento en el que, al fin, las cosas, aunque lentamente, comenzaban a encajar.—Sí. Hablo en serio —respondió Logan y dejó escapar un profundo suspiro—. Es evidente, y cada día lo confirmamos más, que esto es más que por la empresa. Joseph nos quiere ver revolcados en el lodo, en la peor de las situaciones. Nos quiere destruir no solo económica, sino también moralmente. Y, si no actuamos rápido, perderemos más que un negocio… Podrían incluso ir por… —Tragó saliva, al sentir cómo la bilis trepaba por su garganta—. Podrían ir por ti.El rostro de Rachel palideció en un segundo. Si bien había visto que Joseph parecía no tener límites, no había contemplado esa posibilidad, y, si bien también era cierto que sabía defenderse, la verdad era que, conforme avanzaba su embarazo, se sentía muc