El aire fresco golpeaba el rostro de Rachel mientras el coche avanzaba por la carretera que llevaba a la casa de sus padres. Dado que Logan le había insistido en que descansara, lo mejor que podía hacer era aprovechar ese tiempo para visitar a sus padres, a quienes no veía hacía tiempo, y que hacía poco se habían mudado a su antigua vivienda, ya reformada, gracias al trato que ella había hecho con Logan, antes de casarse.La decisión había nacido no solo de la necesidad de ver a sus Moira y a Elmer, después de tanto tiempo, sino que también por la necesidad de encontrar un refugio.Después de conducir por unos veinte minutos, debido al tráfico, por fin detuvo el coche frente a la antigua casa de sus padres. Aunque sus padres habían pasado varios meses en el departamento que les había obsequiado Logan, ni bien estuvo terminada la remodelación de su casa, habían decidido regresar al que siempre había sido su hogar.Al bajarse del vehículo, Rachel sintió que todo su cuerpo se tensaba. Ne
Quince días más tarde. Logan se encontraba en la sala de juntas, sentado frente a la larga mesa, la cual estaba llena de documentos dispersos. A su lado, Rachel, con el rostro visiblemente cansado, repasaba en silencio algunos papeles. El agotamiento era palpable en ambos, pero, pese a eso, lo que realmente dominaba la sala era la presión incesante que la situación ejercía sobre ellos.Al otro lado de la mesa, Victor Cole, estaba concentrado en un grueso expediente que tenía frente a él.—Lo que he hallado hasta el momento es bastante revelador —dijo finalmente Victor, alzando la vista del documento y mirándolos a ambos fijamente—. Aunque… no es suficiente para una acusación ni un arresto formal, en caso de que demos con los responsables, hay un claro patrón claro en todos los boicots. Los incidentes tienen algo en común, no son aislados, sino todo lo contrario, están conectados, directa o indirectamente, con antiguos empleados y proveedores asociados a un nombre que sé que les va a
El clima se había vuelto frío y sombrío aquella tarde, como si fuera un reflejo de lo que Logan sentía en su interior mientras conducía hacia la mansión de su abuela. La llamada del médico lo había dejado descolocado. La salud de Esperanza había empeorado drásticamente, y el miedo a perderla pesaba sobre él como un yunque.Al volante, Logan mantenía la mirada fija en la carretera, pero su mente divagaba, inundada de oscuros pensamientos. Joseph, los sabotajes, Markus Stevenson… y ahora… su abuela. Era demasiado para procesar. Sabía que Rachel lo observaba desde el asiento del copiloto, pero ni siquiera podía mirarla. No cuando se sentía al borde del colapso.Rachel, por su parte, guardaba silencio, sintiendo la tensión en el aire. Sabía lo mucho que Logan amaba a su abuela, y, a pesar de que la situación entre ellos estaba lejos de ser la mejor, su preocupación por Esperanza era genuina. Sabía también que la responsabilidad sobre los hombros de Logan era inmensa, y, ahora, con el peso
Unos días después. Rachel se encontraba sentada ante su escritorio repasando los últimos correos electrónicos, después de haber acompañado a Logan a ver a Esperanza, cuando la puerta de su despacho se abrió de golpe, haciéndola alzar la mirada, tas lo cual, sus ojos se enfriaron de inmediato. Cherry estaba allí, como una maldita sombra, con una sonrisa burlona pintada en el rostro, como si le diera placer el hecho de complicar la situación más de lo que ya estaba.—¿No te enseñaron a llamar antes de entrar? —preguntó Rachel, sin esforzarse por disimular su molestia. Sabía perfectamente, porque Cherry estaba allí. Quería provocarla, obtener una reacción de su parte, como había hecho durante el último tiempo, y Rachel no se la daría, aunque ahora estuviera siendo mucho más directa.Cherry sonrió mientras se acercaba al escritorio de Rachel caminando con una gracia casi teatral.—Oh, lo siento, pensé que no era necesario seguir protocolos tan… formales contigo —respondió Cherry con una
Rachel se encontraba sentada frente a su escritorio, al otro lado de la oficina que aún compartía con Logan, revisando, como siempre, unos cuantos informes y correos electrónicos. Sin embargo, las risas bajas y constantes que provenían del escritorio de su esposo le hacían que concentrarse fuera una tarea casi imposible.Cherry estaba allí, una vez más, y no era difícil imaginar qué era lo que pretendía. Era la vieja estrategia de todas las mujeres que querían manipular la situación, acercándose demasiado a su objetivo, e invadiendo un espacio que no le correspondía.Rachel alzó la mirada y, en efecto, sus ojos vieron a Cherry, inclinada sobre el escritorio de Logan. Parecía absorta en la conversación, acariciándole el brazo a de vez en cuando con una confianza de la que no era merecedora. Mientras Logan, por su parte, continuaba con su trabajo, claramente molesto por la interrupción de Cherry, aunque no hacía nada para alejarla.La escena la quemaba por dentro, haciendo que el enojo
La cena había transcurrido en un silencio casi insoportable. Rachel apenas había tocado su plato y Logan no había podido pasar por alto el peso de las palabras no dichas, como si cada bocado fuera un acto de resistencia. Era consciente de que aquello era una bomba a punto de explotar, algo que no podrían seguir postergando.Cuando entraron en la habitación, Rachel cerró la puerta con más fuerza de la normal, y Logan se apoyó contra la pared, sintiéndose agotado tanto física como mentalmente. Sin embargo, su cansancio no se comparaba con el torrente de emociones que podía ver en los ojos de Rachel, quien sin poder soportarlo más, por fin explotó.—Logan, en serio, no puedo seguir así —dijo, con la voz temblorosa, deteniéndose en el centro de la habitación. Las lágrimas buscaban salir, pero Rachel se obligó a mantenerlas a raya.Logan se acercó un paso, inseguro, pero antes de que pudiera abrir la boca, Rachel lo detuvo.—No. Necesito decir esto. No puedo más con los rumores, con Cherry
Después de que Rachel se quedó dormida, Logan bajó las escaleras, refugiándose en su despacho. Cerró la puerta detrás de él, con suavidad, y, casi de inmediato, se encaminó hacia el mueble bar que se encontraba en una de las esquinas de la habitación. Con movimientos casi automáticos, se sirvió un vaso de whisky, y, con el frío vaso de cristal en la mano, se acercó al ventanal. Afuera, el jardín estaba envuelto en la más completa oscuridad, mientras la lluvia comenzaba a arreciar.Rachel lo había dejado sin palabras. Las emociones que había visto en ella lo habían sacudido por completo, mucho más de lo que se veía capaz de admitir. Sabía que lo que ella sentía era más que simple cansancio por el embarazo, por la cercanía de Cherry o los rumores que envolvían la empresa. Era algo más profundo, algo que él no había sido capaz de enfrentar del todo.—No quiero dejarte —había dicho ella.Y esas palabras resonaban en su mente como un eco interminable.Pero ¿qué había de él? ¿La había amado
Una semana después. El reloj marcaba las diez de la noche, y Rachel continuaba en la oficina, revisando informes, con los ojos enrojecidos y los párpados pesándole por el cansancio. Su cuerpo, ya con seis meses de embarazo, daba claras señales de necesitar un descanso, aunque la situación no daba tregua. Con cada hora que pasaba, se acercaban más y más al borde del abismo. Focus Light, la empresa que Logan y ella habían luchado por mantener en los últimos meses, estaba a punto de ser destruida.Ese día, la gota que había derramado el vaso había sido la pérdida de un contrato millonario con EcoTech, una de las empresas tecnológicas más grandes e importantes del mundo, por culpa de una entrega defectuosa. Un lote completo había llegado con fallos en los componentes, y era el cuarto pedido que les llegaba así en menos de quince días. Sin embargo, estos fallos no habían sido los únicos, por lo que varios clientes de alto perfil, al igual que esta EcoTech habían exigido la rescisión de su