La confesión cayó entre ellos como una bomba y el aire se cargó de una tensión casi insoportable.Al escuchar esto, Logan abrió los ojos de par en par, atónito, mientras su rostro perdía todo el color ante la noticia.«No es posible», pensó, mientras negaba con la cabeza. «¿O sí?»Rachel pudo ver cómo las emociones de Logan luchaban por emerger: confusión, impacto, ilusión, pero también una chispa de incomprensión que aumentó su malestar.—¿Cómo…? —preguntó Logan en un susurro, mientras daba un paso hacia ella, como si necesitara confirmar que aquello era real. No podía creer encontrarse en esa situación: primero, Caroline y ahora… —. ¿Hablas en serio?Rachel, quien ya estaba preparada para ese cuestionamiento, tomó un sobre del interior del bolsillo de su chaqueta y se la entregó.Logan, con los ojos abiertos de par en par, tomó el sobre y, tras abrirlo, miró el resultado de los análisis de Rachel.—¿Hace cuánto lo sabes? —preguntó, viendo el claro positivo en la prueba de embarazo.
—Logan, en serio, ¿qué pasa con ese hombre? —insistió Rachel, con el ceño fruncido, mientras le lanzaba una mirada tan afilada que podría atravesar el acero.Al ver la intensidad en los ojos de Rachel, Logan se despidió y cortó la llamada. Era evidente que aquel nombre había desencadenado algo en ella.—¿Lo conoces? —preguntó Logan, con voz curiosa y cauta.Rachel lo miró por un momento y suspiró, antes de responder:—Lamentablemente sí. —Asintió—. Él fue el culpable de que me arrepienta de haberme casado contigo.—¿De qué hablas? —inquirió Logan, frunciendo el ceño.—Lo que oyes. Si Markus Stevenson no me hubiera estafado, tú y yo jamás nos hubiéramos conocido. Deberías saberlo, ¿o no? ¿Acaso no eres tú quien lo sabe y lo controla todo? —preguntó, sarcástica—. ¿O es que tú y él se complotaron para destruirme la vida? Porque, aunque suene absurdo, tiene bastante lógica.—Rachel, yo nunca quise destruirte la vida. Es lo último que quiero. Puede que no me creas, pero esa no fue mi inten
Una semana más tarde. En la oficina de presidencia de Focus Light. La tensión entre Rachel y Logan había alcanzado un punto insostenible. La mansión y la oficina, que antes habían sido como una especie de refugio, ahora se sentían como una prisión asfixiante, cargadas de resentimientos, silencios y una rabia contenida que apenas necesitaba una chispa para incendiarse. Ambos caminaban en la cuerda floja, atrapados en un matrimonio que se desmoronaba y que solo parecía mantenerse unido por el contrato que los ataba.Rachel se movía por la casa y por la empresa como un fantasma, evitando a Logan tanto como le era posible, pero el peso de su dolor y de la incertidumbre la seguía a cada paso. El embarazo la había dejado emocionalmente vulnerable, una sensación que detestaba. Había confiado en Logan, pero él la había traicionado una y otra vez, y ahora sentía que cada una de sus decisiones la exponía a un peligro que no podía controlar; no solo a ella, sino a su hijo.Logan, por su parte,
Logan miró a Rachel, con los ojos oscurecidos por la preocupación, mientras sostenía el móvil en alto, permitiendo que Rachel leyera el mensaje que había recibido.«Caroline está amenazando con llevar el embarazo a la prensa. Tu madre lo sabe todo. Markus sigue escondido, pero tenemos más pruebas de su implicación con los accionistas».Rachel lo miró en silencio, con los ojos fríos y distantes, sintiendo como su mundo, de por sí inestable, se rompía aún más. Logan había jurado tantas veces que lo controlaría todo, pero la realidad era todo lo contrario. No tenían manera de salir de aquello, no había descanso, solo caos, ¡puro caos! ¡Era un maldito ciclo sin fin!—Esto nunca va a acabar, ¿verdad? —preguntó, finalmente, en un susurro con la voz quebrada por el cansancio, como si las palabras pesaran toneladas.Las palabras de Rachel golpearon a Logan como una ráfaga helada, y apretó los dientes y los puños, al punto en el que sus nudillos se volvieron blancos. El dolor de cabeza, el cao
Al salir de la oficina de Logan, Rachel lo hizo con el corazón latiéndole desbocado y una sensación de soledad y desamparo que la envolvía como una densa niebla.El aire fresco del exterior azotó su rostro al cruzar el umbral y la obligó a arrebujarse en su abrigo, pero no logró apaciguar la tormenta que la sacudía internamente.Rápidamente, caminó hacia el coche y le pidió al chofer de Logan que la llevara hacia la mansión, intentando alejarse lo máximo posible del caos. Aun cuando sabía que no importaba cuanto se alejara de Focus Light, ya que el desastre la seguiría a dondequiera que fuera.El trayecto hasta la mansión fue un viaje silencioso, en el que Rachel se sintió atrapada en su propia cabeza, reviviendo las palabras de Caroline, la furia contenida de Logan, y la sensación de que estaba sola en medio de una guerra que ella no había pedido pelear.Cuando el coche finalmente se detuvo frente a la imponente villa, Rachel se bajó con rapidez, casi corriendo hacia la entrada. A pes
Una vez llegó al edificio central de Focus Light, lo hizo con una determinación renovada. En esta ocasión, no pensaba quedarse callada y no permitirá que la manipularan más.Sin pensarlo dos veces, subió rápidamente al ascensor y se dirigió a la oficina que compartía con Logan, ignorando las miradas de curiosidad de los empleados, y abrió la puerta sin siquiera llamar.Dentro, se encontró con Logan de pie junto a su escritorio, hablando por teléfono. Sin embargo, en cuanto vio la expresión en su rostro, se apresuró a despedirse de quienquiera que estuviera al otro lado de la línea y se acercó a ella, alarmado por la intensidad de sus ojos grises.—¿Qué pasa, Rachel? ¿Todo bien? —preguntó, con el ceño fruncido.—Necesito saber la verdad, Logan —dijo Rachel, sin perder, mostrándole el mensaje en su teléfono—. ¿Estás seguro de que Caroline realmente está embarazada?Logan frunció el ceño, tomando el teléfono de Rachel para leer el mensaje, y su rostro se endureció mientras lo hacía.—¿Qu
—¿Qué demonios haces aquí? —espetó Caroline con la voz envenenada.Rachel, sin embargo, no se amedrentó, sino que continuó caminando hasta detenerse a solo un metro de distancia. Sentía la adrenalina fluyendo por sus venas, mientras la rabia y el desprecio se mezclaban en su interior.—¿A qué más? A detenerte —respondió Rachel con voz firme y desafiante—. No voy a permitir que sigas engañando a todos con tus mentiras. Esto se acaba aquí y ahora.Caroline la miró con las cejas en alto y una expresión desdeñosa, antes de acercarse a Rachel hasta que sus rostros estuvieron a unos cuantos centímetros de distancia, con los ojos llameando de furia.—No sé qué es lo que insinúas —murmuró Caroline y sonrió de lado—. Pero tú no eres nadie para decirme qué hacer. Este es mi momento y no voy a dejar que lo arruines.Rachel respondió imitando su sonrisa, sin retroceder ni un milímetro.—¿En serio piensas que puedes manipular a todos a tu antojo? —inquirió, con la voz temblando ligeramente—. Tengo
Rachel apenas podía recordar el trayecto de regreso a la mansión. Todo en su mente aparecía nublado, como un borrón: las luces de los coches que pasaban por la carretera y el silencio tenso que llenaba el espacio entre ella y Logan. Ambos se encontraban sumidos en sus propios pensamientos, peleando con sus propios demonios. El enfrentamiento con Caroline había dejado una huella difícil de ignorar, aunque Rachel intentara mostrarse impasible y relajada. Había ganado una batalla, pero el eco de las palabras que aquella mujer le había dicho seguía resonando en su mente.Cuando entraron en la mansión, el aire se sentía denso y cargado, como si las mismas paredes contuvieran el aliento. Logan cerró la puerta detrás de ellos y, por un momento, Rachel se quedó quieta, respirando profundamente, intentando sacudirse la sensación de amenaza que aún la envolvía.—Iré a servirme algo —repuso Logan, de repente, rompiendo el silencio, sin siquiera mirar a Rachel.Rachel asintió, sin siquiera molest