Rachel parpadeó un par de veces, sorprendida, por lo directo de la pregunta, e intentó mantenerse serena, a pesar de que su mente trabajaba a toda velocidad, buscando las palabras correctas para responder.—N-no… no sé qué quiere decir —repuso con cierta cautela, tanteando el terreno con pies de plomo.La matriarca de la familia James soltó una risa fría como un témpano de hielo.—Vamos, cariño, sabes exactamente a lo que me refiero. No te hagas la boba —repuso Esperanza, con un tono mucho más afilado que antes—. Desde que apareciste en la vida de mi nieto, todo en ella ha cambiado. Y no precisamente para bien. Él siempre ha sido un hombre tranquilo, relajado y controlador. Sin embargo, ahora veo todo lo contrario en él. En muy poco tiempo se ha convertido en una persona distraída, preocupada y tensa. Nunca lo había visto tan… —dudó—… tan perturbado. Así que lo preguntaré una vez más: ¿qué es lo que buscas estando con él? ¿Dinero? ¿Estatus? Porque si es eso, créeme que yo misma puedo
Cuando salió directo hacia el baño, Rachel apenas podía mantenerse en pie. El malestar en todo su cuerpo había alcanzado un punto insoportable, y le faltaba el aire. Una vez entró en el lavabo del despacho, apenas tuvo tiempo de inclinarse sobre el inodoro, antes de que su estómago se revelara de nuevo.Mientras se aferraba al lavamanos, intentando recomponerse, oyó a lo lejos la voz de Esperanza llamando con apremio a Logan, quien apareció unos pocos minutos después en la puerta del baño, con el rostro cargado de una mezcla extraña de frialdad y preocupación.Al principio no dijo nada, y solo se limitó a observarla detenidamente, evaluando su estado, tras lo cual, con una calculada precisión, se acercó a ella y la rodeó con un brazo, ayudándola a enderezarse.—¿Estás bien? ¿Qué te pasa? —preguntó Logan, en tono bajo y controlado, pero con una preocupación que no fue capaz de ocultar.—Esto es de lo que… —murmuró Rachel, antes de volver a inclinarse sobre el inodoro.—Vamos, te llevar
Tras recibir la llamada de su madre, Logan salió a toda velocidad del edificio de Focus Light, sin dar demasiadas explicaciones, y, rápidamente, sin dar explicaciones, se encaminó hacia donde su madre le había indicado.Rebecca rara vez lo llamaba con un tono tan urgente, por lo que no pudo ignorar su llamada. Había algo fuera de lo común en la voz de su madre, un rastro de ansiedad, que lo llevó a reaccionar en piloto automático, sin hacer demasiadas preguntas.—Logan, necesito que vengas de inmediato. Es sobre las oficinas de marketing en el edificio de Central Park —le había dicho con un tono que no admitía retrasos—. Ha surgido una complicación que requiere tu presencia cuanto antes.Sin perder tiempo, Logan se dirigió al edificio de Central Park. No obstante, mientras conducía, no podía sacudirse una extraña incomodidad que lo había invadido desde que había cortado la llamada. Era un hombre pragmático y no solía dejarse llevar por corazonadas, pero había algo en esta situación qu
Rachel regresó a la mansión después de su infructuosa búsqueda de Logan. Su mente estaba nublada por la frustración y la preocupación, y cada uno de sus pensamientos giraban en torno a la inexplicable ausencia de su esposo. Mientras se encontraba sentada en el jardín, intentaba mantener la calma, a pesar de la inquietud que la había acompañado en los últimos días, en especial, en las últimas horas. Logan continuaba ausente, y la falta de comunicación, sumada a su silencio, comenzaba a minar su paciencia.Mientras su mente seguía en ese torbellino de emociones, Rachel escuchó pasos acercándose por el sendero de grava que conectaba la entrada con el jardín en el que se hallaba. Rápidamente, alzó la vista, esperando ver a Logan, pero su rostro se endureció cuando reconoció la figura que caminaba hacia ella.—Hola, Rachel. —La voz de Joseph rompió el silencio, cargada de una familiaridad que la hizo tensarse.Rachel, sorprendida de verlo allí, no pudo evitar sentir cómo la irritación y la
Media hora más tarde, Rachel aún se encontraba procesando las imágenes que Joseph había dejado sobre la mesa, cuando escuchó que el coche de Logan se adentraba por el camino de grava. Su corazón, automáticamente, dio un vuelco en su pecho, en el mismo momento en el que Logan se acercaba a la zona en la que ella se encontraba.Al verlo, Rachel sintió cómo la ira que había reprimido se mezclaba rápidamente con la ansiedad, creando una mezcla peligrosa de emociones que amenazaba con desbordarse de un momento a otro.Su mente era el más absoluto caos, en donde una gran cantidad de pensamientos se agolpaban, sin que pudiera ponerles un orden, consciente que ese era el momento para confrontarlo no solo por las fotografías que le había dado Joseph, sino también para qué él supiera la verdad que tantas veces había intentado confesar.Sin pensarlo ni por un segundo, Rachel se puso de pie, mientras intentaba ocultar el malestar que sentía.Logan, sorprendido de verla allí a esa hora, la miró fi
La confesión cayó entre ellos como una bomba y el aire se cargó de una tensión casi insoportable.Al escuchar esto, Logan abrió los ojos de par en par, atónito, mientras su rostro perdía todo el color ante la noticia.«No es posible», pensó, mientras negaba con la cabeza. «¿O sí?»Rachel pudo ver cómo las emociones de Logan luchaban por emerger: confusión, impacto, ilusión, pero también una chispa de incomprensión que aumentó su malestar.—¿Cómo…? —preguntó Logan en un susurro, mientras daba un paso hacia ella, como si necesitara confirmar que aquello era real. No podía creer encontrarse en esa situación: primero, Caroline y ahora… —. ¿Hablas en serio?Rachel, quien ya estaba preparada para ese cuestionamiento, tomó un sobre del interior del bolsillo de su chaqueta y se la entregó.Logan, con los ojos abiertos de par en par, tomó el sobre y, tras abrirlo, miró el resultado de los análisis de Rachel.—¿Hace cuánto lo sabes? —preguntó, viendo el claro positivo en la prueba de embarazo.
—Logan, en serio, ¿qué pasa con ese hombre? —insistió Rachel, con el ceño fruncido, mientras le lanzaba una mirada tan afilada que podría atravesar el acero.Al ver la intensidad en los ojos de Rachel, Logan se despidió y cortó la llamada. Era evidente que aquel nombre había desencadenado algo en ella.—¿Lo conoces? —preguntó Logan, con voz curiosa y cauta.Rachel lo miró por un momento y suspiró, antes de responder:—Lamentablemente sí. —Asintió—. Él fue el culpable de que me arrepienta de haberme casado contigo.—¿De qué hablas? —inquirió Logan, frunciendo el ceño.—Lo que oyes. Si Markus Stevenson no me hubiera estafado, tú y yo jamás nos hubiéramos conocido. Deberías saberlo, ¿o no? ¿Acaso no eres tú quien lo sabe y lo controla todo? —preguntó, sarcástica—. ¿O es que tú y él se complotaron para destruirme la vida? Porque, aunque suene absurdo, tiene bastante lógica.—Rachel, yo nunca quise destruirte la vida. Es lo último que quiero. Puede que no me creas, pero esa no fue mi inten
Una semana más tarde. En la oficina de presidencia de Focus Light. La tensión entre Rachel y Logan había alcanzado un punto insostenible. La mansión y la oficina, que antes habían sido como una especie de refugio, ahora se sentían como una prisión asfixiante, cargadas de resentimientos, silencios y una rabia contenida que apenas necesitaba una chispa para incendiarse. Ambos caminaban en la cuerda floja, atrapados en un matrimonio que se desmoronaba y que solo parecía mantenerse unido por el contrato que los ataba.Rachel se movía por la casa y por la empresa como un fantasma, evitando a Logan tanto como le era posible, pero el peso de su dolor y de la incertidumbre la seguía a cada paso. El embarazo la había dejado emocionalmente vulnerable, una sensación que detestaba. Había confiado en Logan, pero él la había traicionado una y otra vez, y ahora sentía que cada una de sus decisiones la exponía a un peligro que no podía controlar; no solo a ella, sino a su hijo.Logan, por su parte,