Una vez en el coche, ninguno de los dos dijo nada y se sumieron en un profundo silencio.Rachel miraba la oscuridad, sintiendo el peso de los acontecimientos y las dudas que había generado aquel encuentro, mientras Logan mantenía una expresión impasible, mientras sus manos se aferraban firmemente al volante, mientras conducía.—¿A dónde vamos? —preguntó Rachel, con el ceño fruncido, finalmente, rompiendo el silencio.—A mi mansión —respondió Logan, sin emoción y sin apartar la vista del camino.Rachel alzó las cejas, sorprendida.—¿Para qué? —inquirió, sin poder ocultar la confusión en su voz.—Es obvio, para que puedas instalarte —respondió Logan, con frialdad, como si aquello fuera lo más normal del mundo.Si bien era consciente de que tenía sentido, hasta ese momento, no había considerado la posibilidad de vivir con Logan. De hecho, ni siquiera habían hablado del tema y él estaba tomando decisiones sin siquiera mencionárselo.—¿Y cuándo pensabas consultarlo conmigo? —lo interrogó.
La noche ya había caído cuando Logan detuvo el coche frente a su lujosa mansión y le tendió la mano a Rachel, quien se bajó sintiendo una mezcla de nervios y genuina curiosidad.Logan, sin decir nada, comenzó a andar hacia las grandes escalinatas de mármol blanco, seguido por Rachel, quien intentaba asimilar todo lo que había pasado en los últimos días, en especial, en las últimas veinticuatro horas.Al cruzar el umbral de la enorme puerta, una elegante mujer los recibió con una amable sonrisa.—Buenas noches, señor Logan —lo saludó con una ligera inclinación de cabeza—. Ah, y usted debe ser la señorita Rachel —dijo a continuación, girándose hacia ella—. Es un placer tenerla aquí. Mi nombre es Jennifer y soy el ama de llaves. Para servirle.Rachel, sorprendida porque la mujer se hubiera referido a ella por su nombre de pila, esbozó una suave sonrisa, mientras murmuraba un agradecimiento.—Jennifer, ¿está todo listo? —inquirió Logan.«Al menos, no es un patán con sus empleados», pensó
Rachel sintió un fuerte nudo atorarse en su garganta al ver que su madre no la había reconocido, e intentó sonreír.—Mamá, soy yo… tu hija, Rachel —repuso con suavidad, observando cómo la expresión de su madre pasaba de la confusión a la total sorpresa.—¿Rachel? —preguntó Moira, incrédula, mientras se llevaba una mano a la boca—. Pero… ¿qué te ha pasado? ¡Estás muy cambiada!Rachel había esperado que el cambio en su apariencia causara un impacto, pero su madre tan desconcertada la hizo darse cuenta de cuánto había cambiado.—Es solo un cambio de imagen, mamá —repuso Rachel, procurando sonar despreocupada—. Hace tiempo que quería hacerlo, aunque no había encontrado el momento. Pero mi prometido, para ayudarme a que me sintiera mejor, después de todo lo que ha pasado, me lo ofreció como regalo.—¿Prometido? —preguntó Moira, frunciendo el ceño, con una mezcla de asombro y confusión—. ¿Volviste con Joseph?—No, mamá, lamento tanto la confusión, pero Joseph nunca fue mi pareja —respondió
Un mes después. Había pasado un mes desde que Rachel había aceptado entrar en la farsa que Logan le había propuesto y cada día que pasaba se sentía más atrapada en un mundo que no parecía ser el suyo, porque, de hecho, aunque intentara pretender que sí, no lo era.Sin embargo, a pesar de todos los preparativos de la boda, los cuales había comenzado casi de inmediato por insistencia de la abuela de Logan, Esmeralda James, Rachel continuaba trabajando en Focus Light, lo cual había sido más demandante que nunca. No obstante, la muchacha había logrado mantener un muy buen rendimiento, como hasta el momento.Gracias a sus esfuerzos y a la imagen que había construido con la ayuda de Logan, ahora había tomado el puesto como asistente personal de presidencia, un cargo que, aunque la llenaba de orgullo, también la hacía sentir una presión constante.En la empresa, ya todos la habían comenzado a llamar por el nombre de Cherry, gracias a la influencia de Logan y nadie había cuestionado su repen
El tiempo pasó con rapidez y Rachel se encontró sentada en el interior de «La Corona Whitmore», el lujoso restaurante de Jenna y David, esperando que llegara su mejor amiga.La tensión en su interior crecía conforme pasaban los minutos, mientras se mentalizaba para lo que sabía que iba a ser una conversación para nada fácil. No había querido arrastrar a Jenna en la mentira en la que se encontraba atrapada, pero sabía que no podía ocultarle la verdad, por mucho que quisiera. Después de todo, era su mejor amiga y siempre había estado allí para ella. Merecía saber la verdad.Cuando Jenna por fin llegó, su mirada de reproche fue más que evidente desde el primer momento. Sin decir nada, se sentó frente a Rachel y la observó con una ceja en alto, esperando que ella rompiera el silencio y le diera una explicación lógica para lo que estaba pasando.—Nena, siento mucho no haberte contado nada de esto antes —comenzó a decir Rachel, intentando romper el hielo—, pero lamentablemente es demasiado…
El ambiente del restaurante se volvió denso, como si el aire se hubiera impregnado de la tensión que emanaba de Caroline.Jenna, entre Rachel y la mujer, con la intención de defenderla, le hizo frente y, con el ceño profundamente fruncido, preguntó:—¿Quién demonios te crees para tratar así a mi mejor amiga? ¡Vete ya mismo y déjala en paz!Sin embargo, Caroline no estaba dispuesta a ceder, por lo que sus ojos, furiosos, se fijaron en Jenna con una intensidad que helaba la sangre.—¿Y tú? ¿Quién eres? ¿Cómo te atreves a defender a esta… usurpadora? —replicó Caroline con desprecio—. ¡Esta mujerzuela, a la que llamas amiga, no es más que una aprovechada! ¿Acaso te ha contado lo que ha hecho?Las palabras de Caroline cayeron como un baldazo de agua helada sobre Rachel, quien hasta ese instante se había mantenido en silencio, sintiendo cómo el miedo y la rabia luchaban por apoderarse de ella.Sabía que Caroline estaba profundamente herida, pero no podía ni iba a permitir que la humillara d
Jenna se apartó rápidamente de su camino, dejando que Logan se hiciera cargo de la situación.Con zancadas decididas, Logan se acercó a su exprometida, quien seguía aferrada al cabello de Rachel, tirando con tanta fuerza que esta última se encontraba al borde de las lágrimas, y, sin pensarlo dos veces, tomó a Caroline por la nuca, separándola de Rachel en un simple y rápido movimiento.—¡Basta, Caroline! —gruñó y su voz resonó con una inquebrantable autoridad—. ¡No toleraré que le hagas daño!Caroline, con los ojos abiertos de par en par, sorprendida por la inesperada intervención de Logan, se quedó inmóvil por un instante, respirando con dificultad; mientras Rachel, jadeando y con el corazón latiendo a toda velocidad, se apoyaba en la mesa, intentando recuperarse del ataque.¡Esa mujer estaba loca!—¡Suéltame, Logan! —gritó Caroline, retorciéndose en vano, intentando liberarse de su agarre—. ¡La mataré! ¡Déjame que la mate! ¿Es que acaso no ves que te está usando?—¡Cállate! —replicó
La mansión de Logan James se había convertido en un hervidero de actividad. Con la boda a solo dos semanas, prácticamente cada rincón de la enorme vivienda estaba ocupado por organizadores, asistentes y decoradores, que no dejaban de trabajar ni un segundo para asegurarse de que todo saliera perfecto. Sin embargo, Rachel se sentía cada vez más atrapada en medio de todo ese torbellino, ahogándose en un mar de decisiones que ya no sabía cómo tomar.El incidente con Caroline, del día anterior, seguía resonando en su mente, y, a pesar de que intentaba con todas sus fuerzas concentrarse en los preparativos, las dudas no dejaban de asaltarla. No sabía a qué punto estaba dispuesta a llegar esa mujer en su locura.Aquella mañana, mientras se encontraba sentada en el despacho de Logan, revisando los últimos detalles del menú de la boda, no podía evitar sentir que el peso del mundo descansaba sobre sus hombros.Mientras pensaba en esto, la puerta del despacho se abrió de pronto y Logan entró co