Luciano no desiste de esa expresión de pocos amigos que me dedica. Tampoco yo desisto de la confusión que me generaba su presencia junto con la pregunta que me hizo.—Trabajo para tu familia Luciano. Habiendo reiterado lo evidente… ¿Podrías explicarme qué haces sentado en mi cama? ¿En mi habitación sin mi permiso?—Curiosidad. Una simple y mera curiosidad me trajo hasta aquí. Considerando que Leandro y tú hayan desaparecido durante un fin de semana entero junto con rumores por doquier… quería confirmar que mis sospechas no fuesen reales.—¿Qué tipo de sospechas? — indago extrañada con su actitud.—Los frenos del auto fueron alterados. Llegaron a la conclusión esta mañana — afirma Luciano.Lo sabía desde que aprendí la historia de Leandro y los Brown. Mi intuición no había fallado esta vez.—¿Qué es lo que sigue ahora que se tienen pruebas de que intentaron asesinar a tu primo?—Podrías tú decirme qué es lo que sigue. Pareciese que eres la que guía los sucesos según su conveniencia… —
El amor tiene un alto precio.El amor tiene un alto precio.El amor tiene un altísimo precio.Este es mi mantra hoy con la primera asignación a ciencia cierta que Leandro me había dado. No una agradable o que me gustaría ejercer, se trataba de ayudar a la organización de la ceremonia de Sofía. No era un juego, qué más quisiera yo que fuese un terrible juego.Estoy parada en el área del bosque que tanto deseaba la novia y charlando con su organizadora sobre la logística del evento. A nuestro alrededor varios trabajadores están montando el suelo de madera y las luces en los árboles para las pruebas correspondientes.—¿Pero qué es esto? — escuchó a Sofía quejarse llegando a nosotras.Sofía luce igual o más elegante que la última vez que le vi. Lleva un conjunto de vestido ceñido y chaqueta, la forma tambaleante en la que está pisando la grama a causa de sus zapatos de tacón podría ser divertida. Digo que podría ser divertida, porque sabía lo que venía.—Este no es mi diseño, esto no es l
Lo he evitado.La cabeza de Leah parece en su lugar, lo que me cuesta asimilar es el dolor que estoy sintiendo en mi brazo. Ambas nos quedamos viendo en el silencio que precede al disparo. Ella más desorbitada que nunca, y yo tratando de no expresar mi agonía.En el forcejeo la bala me había dado a mí. No la estoy viendo. La estoy sintiendo.—¡SEÑORA LEAH! — grita a mis espaldas uno de los trabajadores de la casa.Se unen más voces que van llegando a la habitación. Me levanto de encima de ella, y sostengo el brazo lastimado. Llevo conmigo el arma, esa que dejo en la primera mesa que consigo.—¡Levántese! ¿Qué le pasó? ¿Está bien? — indaga Ana que es una de las empleadas que ha llegado mientras ayuda a pararla del suelo.Leah no pone resistencia, está pérdida con los ojos bailándole.—Intentó usar esta pistola en su contra, no la dejen sola. Ya regreso — anuncio sosteniendo más mi brazo y queriendo emprender mi camino.—¡Tú no te mueves de este sitio! — exclama molesta Ana — ¡Estás san
Conocía desde mi experiencia como enfermera que los trastornos psiquiátricos podrían ser agravados a causa de un ambiente perjudicial para el paciente. Si quisiera guiarme por los conocimientos adquiridos durante mi ejercicio profesional, tendría que concentrarme en ello. En mi posible necesidad de un diagnóstico médico acertado. Uno que me ayudase a buscarle sentido a mi supuesta habilidad para ver muertos. Ahora, no espíritus al azar, sino la abuela de mi esposo. La primera reacción en cada episodio paranormal, es la misma, la negación. —¿Por-por qué no hay fotos de tu abuela en el resto de la propiedad? — cuestiono. ¿Hay la posibilidad de que el ángulo de esta foto, sea el que me esté confundiendo? ¿Qué si es otra mujer? No quiero ser la cazafantasmas oficial de la mansión Brown. —Sí hay fotos de mi abuela, solo que imagino no has entrado a las habitaciones con ellas. En su estudio hay un retrato de esta en todo su esplendor, en la capilla también hay un altar a esta con su foto
No puedo controlar el pánico que está surgiendo en mi interior, así como tampoco puedo esconder las arcadas que me están dando. Lemuel, Leonel y Luciano me están viendo con ganas de comerme viva. Mientras que los investigadores y Clara no saben cómo reaccionar. Liam sí sabe cómo hacerlo, sirviéndose más de su bebida controlando su risa.—Dinos que esto es un chiste de mal gusto Leandro — exige Lemuel.—¿Cómo te pudiste casar a escondidas? ¿Qué había que esconder? — agrega Leonel.—Lo mismo me pregunto. ¿Desde cuándo a acá avanzas así de rápido con las mujeres? No tuvieron siquiera una relación de noviazgo previa. Es absurdo que estén casados — añade más sal a la herida Luciano.—Tú condenándome por mis decisiones con respecto a mujeres no es lo más apropiado del mundo Luciano. Tampoco sabes lo suficiente de mi relación con Lucía como para dar críticas que nadie te pidió — habla con dominio Leandro.A Luciano no le gusta la respuesta, lo veo chirriar sus dientes.—Decir que nos casamos
Han pasado dos semanas desde que se reveló el secreto peor guardado de la historia: mi matrimonio con Leandro. Los días han pasado de una forma turbulenta y poco calmada. Entre mi adaptación como la “nueva señora Brown” y el bendito objetivo que mi flamante esposo me ha impuesto, ayudar a organizar la boda de Sofía.Ha sido una tarea colosal que hoy debía terminar. En el bosque de la mansión tenemos a cientos de trabajadores haciendo de las suyas y a la pobre, pobre organizadora oficial de la boda, Karen, muriendo del estrés.¿Cómo no morir del estrés con una boda de estas dimensiones? Más de 300 invitados; 50.000 orquídeas dendrobium de Tailandia; 4 bandas de música; y el espectáculo de fuegos artificiales. Tampoco podemos olvidar los 3 vestidos de boda y el anillo de oro de 4 quilates.Veo correr de aquí a allá a Karen y solo puedo sentir lástima por su alma. A pesar de que la había asistido los días previos, mi labor principal hoy sería la de controlar el interior de la mansión y a
La música clásica ameniza el bosque, la novia sale del brazo de su novio y las mariposas de papel son lanzadas en una culminación maravillosa. Los ahora esposos son recibidos por los aplausos interminables de sus cientos de invitados, aplausos a los que me uno aliviada de que la ceremonia principal de Sofía y Adam haya sido el éxito que tenía que ser.Lo que nos sigue es la segunda parte de la tortura, la recepción y celebración. Una en la que Karen ya está encaminada en conducir a los asistentes a las carpas preparadas para esto.Leandro y yo debemos atravesar un gran mar de asistentes para llegar a este punto que será la antesala a la cena y baile. Me sorprende el gesto que toma al posar mi brazo en el suyo, para así entrelazarnos y caminar con una cercanía que no tendrías con cualquiera en un evento así de público. Con el gesto siento las miradas de varios curiosos sobre nosotros. Hasta que inevitablemente al llegar a la recepción las explicaciones deben darse.—Nos debes una expli
Cientos no, miles de preguntas se acumulan en mi mente sobre la presencia de Misael en esta boda. Es decir, se suponía que estaba con libertad condicional en Reino Unido; se suponía que los investigadores no habían podido obtener sus declaraciones por la distancia geográfica. Era un absurdo para mí y sabía a la perfección que era un absurdo para el resto de las personas que nos están observando. Somos la comidilla de la recepción.—Misael. ¿A qué debemos tu presencia? — decide saludar Leandro a su padre.Este se ríe como si fuese un chiste tal acotación.—Son duras palabras que dar a tu padre después de todo este tiempo de distanciamiento — responde.—¿Cómo podría ser de otra forma? ¿Eres un prófugo de la justicia Misael? — interviene Luciano.Misael vuelve a reírse.—Luciano, los años no han domado a tu boca imprudente ¿eh? — habla en un tono sigiloso. Sus ojos oscuros se dirigen a mí — ¿nos conocemos? Tendríamos que hacerlo, somos familia según me han comentado.Aunque no sea de juz