Una cosa era que aceptara la propuesta de matrimonio de Leandro. Otra muy distinta que lo hiciera para ya. Es decir, ya, ya, en plena escapada de celebración a nuestro compromiso. Nuestro romance de manera oficial apenas estaba comenzando, y ya, ya, un juez venía al medio de la nada para casarnos.¿Qué diablos era esto?Lo más desesperante es que Leandro parece no captarlo.—No podemos casarnos esta tarde Leandro — le hago entrar en la razón que le falta.—Aceptaste mi propuesta de matrimonio después de mucho insistir. ¿Qué pensabas que pasaría luego de los anillos y las promesas que te he hecho? — dice él como si a quien le faltase la razón era a mí, no a él.—¿Disfrutar algunos meses de nuestro noviazgo? ¿Conocernos mejor como pareja y no como jefe/empleada?—Cielo… — él acaricia mi rostro, yo me derrito, aunque continúo sosteniendo mi raciocino o eso creo — yo siento que te conozco lo suficiente, y tú también a mí. Sí podemos seguir conociéndonos por meses y años, pero te estás olv
¿Qué usar para una boda exprés? Quizás mi vestido favorito arrugado y recién lavado. Ese que me estoy poniendo frente al espejo para esperar que las 4:00 PM llegasen. Esa hora que terminaría de sellar mi destino.Paso los dedos por la tela que requiere de una buena planchada.—Necesito una plancha. ¿Dónde hay una plancha? — digo escarbando por la habitación.—Tengo una en mi maletín, pero no será necesaria. Los vestidos no tienen arrugas…Eso lo dice una mujer, una mujer que desconozco y que carga a su hombro varias bolsas largas con lo que pienso son vestidos blancos. La mujer también trae rondando de la otra mano una maleta pesada.—Disculpa. ¿Quién eres? — pregunto muy pérdida con su aparición.Ella se da cuenta de que no se ha presentado y que ha entrado sin tocar. Igual la puerta estaba abierta de por sí.—Soy Lila. Estilista. Te maquillaré, peinaré y te traje algunos vestidos para la boda — explica.Es bueno que ya tenga qué ponerme que sea decente. Lo inquietante era la aparici
Sé que Leandro me prometió que tendría todo lo que quisiera, pero su anuncio debía incluir letras pequeñas. Las letras pequeñas en este caso hablarían de cómo también obtendría todo lo que ÉL quisiera para mí. Lo digo porque no fue mi idea venir de compras esta tarde tras regresar de nuestro escape de fin se semana.No me muero por la ropa más de la cuenta, tampoco es que sintiese que necesitase de un guardarropas nuevo como el que me están armando las vendedoras. Soy una observadora más sentada en este lujoso sillón a la que le traen prenda tras prenda para que la pruebe o no.A mi lado, Leandro charlando por celular de sus infinitos negocios, es una contraposición interesante. Cuando este decide cortar y las cazadoras de comisiones están alejadas de nosotros, es que puedo hablar.—¿Las compras son necesarias en este contexto? — digo agotada.—En el contexto de que eres mi esposa y es trágico que llores por el único vestido que tienes arruinado por mi culpa, sí.—No es el único vesti
Luciano no desiste de esa expresión de pocos amigos que me dedica. Tampoco yo desisto de la confusión que me generaba su presencia junto con la pregunta que me hizo.—Trabajo para tu familia Luciano. Habiendo reiterado lo evidente… ¿Podrías explicarme qué haces sentado en mi cama? ¿En mi habitación sin mi permiso?—Curiosidad. Una simple y mera curiosidad me trajo hasta aquí. Considerando que Leandro y tú hayan desaparecido durante un fin de semana entero junto con rumores por doquier… quería confirmar que mis sospechas no fuesen reales.—¿Qué tipo de sospechas? — indago extrañada con su actitud.—Los frenos del auto fueron alterados. Llegaron a la conclusión esta mañana — afirma Luciano.Lo sabía desde que aprendí la historia de Leandro y los Brown. Mi intuición no había fallado esta vez.—¿Qué es lo que sigue ahora que se tienen pruebas de que intentaron asesinar a tu primo?—Podrías tú decirme qué es lo que sigue. Pareciese que eres la que guía los sucesos según su conveniencia… —
El amor tiene un alto precio.El amor tiene un alto precio.El amor tiene un altísimo precio.Este es mi mantra hoy con la primera asignación a ciencia cierta que Leandro me había dado. No una agradable o que me gustaría ejercer, se trataba de ayudar a la organización de la ceremonia de Sofía. No era un juego, qué más quisiera yo que fuese un terrible juego.Estoy parada en el área del bosque que tanto deseaba la novia y charlando con su organizadora sobre la logística del evento. A nuestro alrededor varios trabajadores están montando el suelo de madera y las luces en los árboles para las pruebas correspondientes.—¿Pero qué es esto? — escuchó a Sofía quejarse llegando a nosotras.Sofía luce igual o más elegante que la última vez que le vi. Lleva un conjunto de vestido ceñido y chaqueta, la forma tambaleante en la que está pisando la grama a causa de sus zapatos de tacón podría ser divertida. Digo que podría ser divertida, porque sabía lo que venía.—Este no es mi diseño, esto no es l
Lo he evitado.La cabeza de Leah parece en su lugar, lo que me cuesta asimilar es el dolor que estoy sintiendo en mi brazo. Ambas nos quedamos viendo en el silencio que precede al disparo. Ella más desorbitada que nunca, y yo tratando de no expresar mi agonía.En el forcejeo la bala me había dado a mí. No la estoy viendo. La estoy sintiendo.—¡SEÑORA LEAH! — grita a mis espaldas uno de los trabajadores de la casa.Se unen más voces que van llegando a la habitación. Me levanto de encima de ella, y sostengo el brazo lastimado. Llevo conmigo el arma, esa que dejo en la primera mesa que consigo.—¡Levántese! ¿Qué le pasó? ¿Está bien? — indaga Ana que es una de las empleadas que ha llegado mientras ayuda a pararla del suelo.Leah no pone resistencia, está pérdida con los ojos bailándole.—Intentó usar esta pistola en su contra, no la dejen sola. Ya regreso — anuncio sosteniendo más mi brazo y queriendo emprender mi camino.—¡Tú no te mueves de este sitio! — exclama molesta Ana — ¡Estás san
Conocía desde mi experiencia como enfermera que los trastornos psiquiátricos podrían ser agravados a causa de un ambiente perjudicial para el paciente. Si quisiera guiarme por los conocimientos adquiridos durante mi ejercicio profesional, tendría que concentrarme en ello. En mi posible necesidad de un diagnóstico médico acertado. Uno que me ayudase a buscarle sentido a mi supuesta habilidad para ver muertos. Ahora, no espíritus al azar, sino la abuela de mi esposo. La primera reacción en cada episodio paranormal, es la misma, la negación. —¿Por-por qué no hay fotos de tu abuela en el resto de la propiedad? — cuestiono. ¿Hay la posibilidad de que el ángulo de esta foto, sea el que me esté confundiendo? ¿Qué si es otra mujer? No quiero ser la cazafantasmas oficial de la mansión Brown. —Sí hay fotos de mi abuela, solo que imagino no has entrado a las habitaciones con ellas. En su estudio hay un retrato de esta en todo su esplendor, en la capilla también hay un altar a esta con su foto
No puedo controlar el pánico que está surgiendo en mi interior, así como tampoco puedo esconder las arcadas que me están dando. Lemuel, Leonel y Luciano me están viendo con ganas de comerme viva. Mientras que los investigadores y Clara no saben cómo reaccionar. Liam sí sabe cómo hacerlo, sirviéndose más de su bebida controlando su risa.—Dinos que esto es un chiste de mal gusto Leandro — exige Lemuel.—¿Cómo te pudiste casar a escondidas? ¿Qué había que esconder? — agrega Leonel.—Lo mismo me pregunto. ¿Desde cuándo a acá avanzas así de rápido con las mujeres? No tuvieron siquiera una relación de noviazgo previa. Es absurdo que estén casados — añade más sal a la herida Luciano.—Tú condenándome por mis decisiones con respecto a mujeres no es lo más apropiado del mundo Luciano. Tampoco sabes lo suficiente de mi relación con Lucía como para dar críticas que nadie te pidió — habla con dominio Leandro.A Luciano no le gusta la respuesta, lo veo chirriar sus dientes.—Decir que nos casamos