Narrado por Leandro BrownLlegué a jurarme que la solución a mantener a salvo a Lucía era alejarla de mí. Pero eso no le importaba a mi otra personalidad, esa que se dejaba llevar por las emociones y a la que no le importaba caer más por ella. Tuve que irla a buscar en lo que no cumplió su hora de llegada a su turno por unos tontos minutos aquella mañana para encontrármela con Luciano rondando; tuve que unirme a su tour de fantasmas por la mansión Brown para ilusionarme con imposibles.Accedí a que los tres bajáramos al sótano para satisfacer la curiosidad de Lucía. No terminó bien, ella se desmayó y juró haber visto el cuerpo de un hombre muerto. Un hombre que no estaba en el sitio que esta indicó. Puede que Luciano hiciese chistes sobre fantasmas, sin embargo, el impacto de Lucía, y verla así de asustada no fue para juegos.Me valí de esta situación para seguir rebasando límites que supuestamente no tendría que derribar. Terminé cambiando su turno al de la noche, y compartiendo cama
Nada es tan bueno como parece, y tuve que saberlo desde que Clara se me presentó con una propuesta de trabajo demasiado buena para ser transparente. ¿Realmente creía que por mi buen corazón me ofrecerían un trabajo así de bien pagado? ¿Sin trampas, ni dificultades ocultas?Ingenua es poco para lo que fui, pero qué me iba a imaginar que una madre sería capaz de mandar a matar a su hijo. Sabía de madres poco funcionales sentimentalmente o desconfiables en el aspecto económico, como la mía, aun así, no creía que mi madre fuese capaz de matarme. ¿O sí?Estar abrazando a Leandro, sintiéndolo así de frágil, es duro hasta para mí. Me separo de este para acariciar su mejilla, para tratar de acercarme a este más. Ojalá pudiera curar su dolor.—¿Por qué tu familia no actúa? La información que me das es preocupante.—Eres la primera persona a la que se lo digo…Estoy sorprendida con la extensión de esta confesión.—Cuándo dices que soy la primera persona a la que se lo confiesas… ¿Estás implican
Termino entrando al despacho de Lemuel con Leandro a mi lado. En la suntuosa oficina nos esperan Clara y Luciano que se nos habían adelantado, y por supuesto, el dueño del sitio, Lemuel en compañía de uno de sus hermanos, Liam. Los Brown no eran los únicos en el espacio, también estaban dos investigadores con sus placas guindadas del cuello.Superviso el andar de Leandro que se acerca a los hombres para extender su mano, y va bastante bien. Está usando una sola muleta y aunque le falta movilidad a la pierna mala, la está comenzando a afincar.—¿Están todos los interesados presentes? — pregunta uno de los investigadores, se llama Marlon. El otro Rupert.—Ahora sí lo están — comenta Leonel entrando algo cansado — El tráfico está infernal.Llega directo a darle un beso en la mejilla a Clara. Se sienta a su lado en el círculo de asientos que han formado. Es por esta posición que puedo ver que Lemuel está fijo en mí, me da una señal con la barbilla de que me retire.—Con permiso — digo par
El encantador ambiente que nos envolvía no era digno de esta tensión. El atardecer y el invernadero tan bien cuidado desde su recuperación, no estaban en sintonía para la pregunta que presumía siniestra, esa que Leandro todavía no me hace. Tengo que reír para arreglar este ambiente lleno de presión.—¿Es una pregunta capciosa? Estás casi asustándome con lo de qué haría por ti Leandro…Él sale de su nube de seriedad. Sonríe avergonzado. Entre cruza sus dedos y los usa como apoyo de su frente, lo hace por un largo rato. No entiendo a dónde quería ir. Luego se enfoca en mí.—Lo siento. No formulé bien mi pregunta. ¿Hasta cuándo planeas quedarte aquí Lucía?—Pues… hasta que mi contrato terminé… — digo insegura.—¿Sabes cuánto tiempo falta para la finalización? — cuestiona como si no me estuviese percatando de un detalle importante.Saco cuentas en mi mente, para detectar a lo que se estaba refiriendo. Faltaba alrededor de un mes para que este finalizase. Estoy impactada con el transcurso
El naranja y rosa teñían el cielo de manera maravillosa, y seguía siendo este encuentro igual de irrealista que desde su comienzo. ¿Cómo me va a pedir matrimonio? ¿A mí? ¿Había perdido la cabeza o qué?—¿Estás-estás proponiéndome matrimonio? — logro hablar de manera milagrosa.—No de la mejor forma, no en el mejor contexto, pero sí. Lo estoy haciendo.Rompo el contacto entre nuestras manos. Esta vez no puedo controlar el temblor. Estoy asombrada con su propuesta y sospechando de sus intenciones.—No hace sentido que me pidas matrimonio. No hemos tenido una relación de noviazgo, no pudiste vocalizar lo que querías de mí hace algunos días. ¿Ahora quieres que nos casemos? ¿A qué estás jugando?—Al juego de la venganza silenciosa… — sonríe con cierta maldad — ¿te imaginas que un evento desafortunado me llegué a pasar? Sin testamentos, sin últimas voluntades… contigo siendo mi esposa. Serías la heredera universal de lo que me pertenece.De los nervios pasó a la decepción y la molestia.—¿E
Solía ser una mujer tranquila, una mujer que se dejaba llevar por la corriente. Lo mío no eran las peleas, ni las confrontaciones. Pero, la cólera acumulada en mi interior con la declaración de Sarita, me tenían en esta condición. Estoy dirigiéndome con los pies pateando el piso a cada paso con ira. ¿Mi meta? Llegar a la habitación de Leandro. ¿Mi actuar? Desarmarle el teatrito barato que se había montado conmigo.Abro la puerta sin tocar y me encuentro con que mi jefe está acompañado de una mujer rubia. Ambos están vestidos de forma ejecutiva, y separados apenas por una pequeña mesita. Su plática se detiene con mi llegada. Ambos me observan sorprendidos.—Buenas tardes — saludo profesionalmente.—Buenas… tardes... — contesta la mujer.Leandro se limita a dejar de verme con incomodidad. Regresa su mirada a los papeles que tenía en las manos. Quien no esquiva su mirada de mí es la mujer en cuestión. Está estudiándome, analizándome.—¿Eres Lucía? Leandro me ha hablado mucho de ti. Debes
Las manos de Leandro sobre mi cuerpo están haciendo maravillas. Me recorren e hipnotizan de una forma celestial. Su boca tampoco es que quede atrás, esa que usa para nublar mi mente y apoderarse de mis muslos para hacerme sentar encima de él en el sofá donde estaba originalmente.Que nuestros regazos se conecten así, provoca que sienta su dureza y firmeza. También que me guíe a balancearme sobre este, hace de nuestro roce más pecaminoso y tentador. Tengo la cabeza conmocionada, y el corazón acelerado.Es la única explicación para que me deje sacar la parte superior del uniforme por él. Es la única explicación para que me deje lamer el cuello por él. Es un gesto que envía escalofríos a cada fibra de mi existencia. Simplemente quiero más contacto entre nuestras pieles, comienzo a abrir su camisa y a bajársela.Nuestras bocas regresan a unirse y él desabrocha con suma agilidad mi sostén por detrás. Apenas puedo sentir una breve libertad hasta que la presión de lo que hace, logra enloquec
Sofía tenía la apariencia de una imagen estática, parecía no moverse con la noticia de nuestro matrimonio. Es satisfactorio e incómodo a la vez, no sé cuáles serán las reacciones del resto de los Brown a la boda. Únicamente sé que algunas serán terribles.—¿Se van a ca-casar? ¿Cuándo? ¿Có-cómo? — logra preguntar.—Será pronto, pero lo hemos mantenido con un bajo perfil por las circunstancias que se nos han planteado. Las investigaciones policiales, las negociaciones por la fusión. No es momento para grandes celebraciones dentro de la familia como podrás entender — explica con gran elocuencia Leandro.Su excusa no sonaba como una inventada bajo la marcha, sino como una con mucho sentido y sensatez. La única que no tenía de esos en esta conversación era Sofía.—¿Estás seguro de dar un paso así de grande en tu condición Leandro? — cuestiona preocupada.—¿A qué tipo de condición te refieres? Tengo una pierna mal, no el cerebro. Así que, te agradeceré tu discreción con respecto a la notici