RENZOEn cuanto piso territorio Italiano, pese a que las miradas me siguen desconfiadas junto con los miembros de la orden, nadie se atreve a entrometerse en mi camino, nadie tiene los cojones de enfrentarme, dicen no estar a gusto con mi manejo dentro de la organización como su líder, y aquí están, bajando las miradas con cada paso que doy, son unos inútiles que solo se dejan manejar por lo que la orden les indica. Camino sin esposas, nadie me apunta con un arma, y es que puede que las cosas no hayan salido como nadie las esperaba luego de la partida de Roan, aunque para ser honesto, las cosas ya se habían ido a la mierda desde que su padre se fue, solo nos quedamos con los escombros de un imperio que habían formado en el pasado, los antiguos líderes. Al entrar a la fortaleza de la orden, me doy cuenta de que los de la cosa nostra estaban esperando mi regreso, no pinta bien, estos hijos de puta en verdad me quieren matar, pero se necesita más que esto para acabar conmigo, me llevan
DALILAHORAS ANTES—¿Estás segura de lo que estás a punto de hacer? Levanto la mirada para ver a Colette, quien me sigue preguntando acerca de la decisión que he tomado hace cinco minutos de salvar a Renzo, no me puedo mentir más, dejar morir al padre de mi hijo, pero lo que supone más poderoso, al hombre que he amado desde que era una niña, es igual o peor que vivir una vida en blanco y negro, cosa que no pienso dejar que suceda. La verdad es que no hizo falta que pensara demasiado las cosas, solo fue un impulso basado en lo que sentía en mi interior. —Estaré bien —le aseguro mirando a mi pequeña, quien es la viva imagen de Renzo, su padre. Colette me regala el mismo gesto y observa a Emma. —Prometo que la vamos a cuidar en tu ausencia —me asegura y le creo. Con Roan en el mapa, sé que mi bebé no puede estar en mejores manos, en especial porque sé que daría la vida por proteger lo que más amo en el mundo, y eso es esta pequeña que me observa con sus enormes ojos grises. Balbuce
DALILA—No te quiero cerca de ese imbécil. Miro mal a Renzo, su carácter explosivo y sus celos se han intensificado hace cinco horas, desde que nos casamos, le miro mal y sigo arreglando el enorme tul de mi vestido blanco. —Solo somos amigos, no es para tanto. —El hijo de perra te ve como postre. —¿Y de qué sirve que me vea como postre si eres el único que me puede probar? —enarco una ceja con incredulidad. Sí, hoy fue nuestra boda, hace cinco horas que nos casamos por la iglesia real, esta vez no como una mentira, los papeles, todo, ahora soy la señora Martini y eso se siente extraño, pero a la vez importante y me hace feliz, lo cierto es que su posesividad también incrementó desde que tengo su apellido, al igual que Emma. Nunca pierde la oportunidad de hacerse saber mi esposo, mostrando nuestros anillos, como si fuera una señal clara de que soy suya, cuando jamás dejé de hacerlo, ni siquiera cuando Maxim me borró parte de mi memoria, cuando lo olvidé y me casé con él pensando
BOSSEl gélido aire hace que mi cuerpo sienta que está vivo, ya no recuerdo lo que es sentir, lo que es respirar, el significado de la vida dejó de tener sentido mucho antes de que cumpliera cinco años, y la única persona que me mantenía con los pies sobre la tierra, ya no es mía, Dalila Sprouse, ella es la única mujer por la que me he permitido sentir algo, ninguna se compara con ella, ni siquiera de cerca. A lo largo de estos dos años, en los que he permanecido bajo las sombras, he intentado hacer que infinidad de mujeres con las que follo, se parezcan a ella, no lo logran, no importa que busque rubias con ojos grises, nadie es como ella, y ahora mismo, debe estar en su luna de miel con el imbécil de Renzo. Ya no es el capo, no es parte de la organización italiana, no que significa que bien podría hacer que lo desaparezcan, pero eso pondría triste a la mujer que siempre voy a amar, tienen una hija, Emma, sí, estoy al tanto de todo lo que tiene que ver con ella, con sus alrededores
El Boss ha regresado, y con él, una antigua deuda de sangre, una que arrastra a la inocencia de Devrim, hermana menor de a quien consideraría su mejor amigo; Alisha, quien dio la vida para que él viviera, prometió cuidar de ella, velar por su seguridad, pero cuando él está a punto de casarse y la lleva a vivir con él, trayendo el pecado y la perdición a su organización, solo hay dos problemas; su prometida la odia y Devrim busca su propia venganza, ¿podrá el Boss resistirse al encanto infernal personificado en una chica de 18 años?El Boss tiene una nueva reina roja.
BOSSHace mucho tiempo que solo estuve enamorado de una mujer, y aunque el destino nunca jugara a mi favor y ahora ella esté al lado de ese hombre que ella ama, formando una nueva familia, en un hecho claro que ella siempre formará parte de mí, se llevó mi corazón con ella, aunque no lo quiera, Dalila es la mujer que siempre voy a desear, que siempre voy a querer, y la mujer que nunca podré tener a mi lado, ya que prefirió a Renzo Martini, el padre de su hija. Emma, de quien sé por qué Ilenko sigue velando por ella. Me parece que se ha tomado el papel de tío muy en serio, hay ocasiones en las que sigo envidiando a Renzo por tener lo que yo siempre quise, pero ahora he vuelto a ser el Boss y eso es lo único que me importa, y como el líder, tengo responsabilidades, errores que no pienso volver a cometer, como el que está pasando ahora, un Boss necesita una reina, y aunque por votación quisieron que regresara, es obvio que sigo bajo la mirada de muchos de los miembros más importantes de
DEVRIMLa sangre nunca ha sido mi fuerte, no es que me dé miedo, pero su color rojo siempre me ha parecido demasiado tétrico, es como saber que el mal está en mis venas, o como si un ente endemoniado te visitara por las noches, y ahora mismo, hilos rojos de mi propia sangre manchan mi pierna izquierda, el corte no es demasiado profundo como para dejarme sin vida en cuestión de segundos, pero si como para que todo se cubra de ese color rojo que tan detesto. El corte en mi muslo es escandaloso, doloroso y me recuerda la realidad a la que me empujaron sin pedirlo, yo solo quería una vida normal, común y corriente como la de cualquier chica de mi edad, pero en lugar de eso, me regalaron en uno de mis cumpleaños, el ser la hermana menor de uno de los mafiosos más temidos de toda la Bratva, Alisha Sokolov, un miembro importante, al que rendían la misma pleitesía que al Boss, Maxim Ivanov. El mismo hermano que me enseñó a andar en bicicleta, que siempre se tomaba parte de su tiempo para re
DEVRIMEl rubio de ojos azules se ve mayor que yo, no tanto, es decir, no es como que fuese un viejo de cincuenta u ochenta años, pero sí me lleva gran edad, es alto, apuesto, delgado, pero fornido, ojos de un azul demasiado claro que bien podría pasar como gris, lleva unos jeans oscuros, botas militar, una playera negra que hace juego con el resto de outfit y una cazadora del mismo color para hacer el remate perfecto del mafioso hijo de perra. —No salgo con extraños —me cruzo de brazos esperando su siguiente movimiento. Algo que me enseñó mi hermano, es a nunca mostrar mi debilidad, esa parte de mí que cualquiera pudiera ver y luego usar a su antojo, siempre dijo que mientras le muestre el miedo al lobo, lo haría divertido para él, no para mí, los Sokolov tenemos esa vena de diversión latente. —¿Es lo que te enseñó, papi? —se mofa dibujando una amplia sonrisa en sus labios. Muerdo mi mejilla interna, odio que mencionen a mi familia, no importa lo mierda que hayan sido con Alisha