DEVRIMLa sangre nunca ha sido mi fuerte, no es que me dé miedo, pero su color rojo siempre me ha parecido demasiado tétrico, es como saber que el mal está en mis venas, o como si un ente endemoniado te visitara por las noches, y ahora mismo, hilos rojos de mi propia sangre manchan mi pierna izquierda, el corte no es demasiado profundo como para dejarme sin vida en cuestión de segundos, pero si como para que todo se cubra de ese color rojo que tan detesto. El corte en mi muslo es escandaloso, doloroso y me recuerda la realidad a la que me empujaron sin pedirlo, yo solo quería una vida normal, común y corriente como la de cualquier chica de mi edad, pero en lugar de eso, me regalaron en uno de mis cumpleaños, el ser la hermana menor de uno de los mafiosos más temidos de toda la Bratva, Alisha Sokolov, un miembro importante, al que rendían la misma pleitesía que al Boss, Maxim Ivanov. El mismo hermano que me enseñó a andar en bicicleta, que siempre se tomaba parte de su tiempo para re
DEVRIMEl rubio de ojos azules se ve mayor que yo, no tanto, es decir, no es como que fuese un viejo de cincuenta u ochenta años, pero sí me lleva gran edad, es alto, apuesto, delgado, pero fornido, ojos de un azul demasiado claro que bien podría pasar como gris, lleva unos jeans oscuros, botas militar, una playera negra que hace juego con el resto de outfit y una cazadora del mismo color para hacer el remate perfecto del mafioso hijo de perra. —No salgo con extraños —me cruzo de brazos esperando su siguiente movimiento. Algo que me enseñó mi hermano, es a nunca mostrar mi debilidad, esa parte de mí que cualquiera pudiera ver y luego usar a su antojo, siempre dijo que mientras le muestre el miedo al lobo, lo haría divertido para él, no para mí, los Sokolov tenemos esa vena de diversión latente. —¿Es lo que te enseñó, papi? —se mofa dibujando una amplia sonrisa en sus labios. Muerdo mi mejilla interna, odio que mencionen a mi familia, no importa lo mierda que hayan sido con Alisha
MAXIMNo he podido pensar con claridad desde que Devrim ha llegado a la fortaleza, les dejé en claro que la vigilaran, al parecer, están oxidados y necesitan seguir con más rapidez mis órdenes, en especial cuando el hermano de Ana; Raze, está viviendo bajo el mismo techo, ese gusano fue más hábil que cualquiera de mis hombres, Ilenko me avisó hace media hora que ella no estaba, y cuando otro me confirmó que tampoco Raze, las piezas encajaron a la perfección. Y ahora, viendo como Vladimir Grees, un mafioso ruso que se cree independiente y que llegó a tener una amistad corta con Alisha, está tocando a esa malcriada. Sus ojos se abren como platos al verme, no hay miedo en ellos, sino, rabia, confusión, no me interesa, lo cierto es que bien podría dejarla de lado, mandarla a la mierda, pero cada que la veo, es como estar frente al reflejo de Alisha antes de morir, de la promesa que me hizo hacerle. Dejarla morir no es una opción aunque eso es lo que quisiera. —Maxim Ivanov —sisea mi no
DEVRIMYo no quería estar aquí, detesto el mundo de la mafia y jamás me sentiría a gusto de tratar con gente de la organización más sangrienta que hay en el mundo, sin embargo, cuando me enteré de que Maxim Ivanov había ordenado que me encerraran en mi habitación, no solo eso, que me dieran la comida como a los perros, con una bandeja que subió una sumisa, y para rematar, diciéndole a todos que soy una cría, mi sangre comenzó a hervir. Así que me puse un vestido de los pocos que traje conmigo, elegante, ajustado, con un escote de infarto que resalta mis pechos, en forma de corazón, no solo eso, sino, que también dejé mi cabello suelto, alborotado y rebelde. Pude escabullirme sin presiones por la ventana, hasta que llegué al patio trasero. Mi idea general en cuanto entré al vestíbulo principal, era hacer mi gran entrada y cabrear a Maxim, pero tuve la mala suerte de encontrarme con alguien más, alguien no tan deseado por mi persona. —Devrim Sokolov —dice Vladimir. Mi espalda se ten
DEVRIMEs una pesadilla, eso es lo primero en lo que pienso cuando me doy cuenta de algo, que fui una ingenua que estuvo de acuerdo con entregarme al primer mafioso que se me puso encima, pero Maxim tuvo un efecto en mí que nunca nadie había logrado, así que fue con mi consentimiento, sabiendo que él tenía prometida, que es tan hermosa como letal, se van a casar, y que un Boss como él, jamás se fijaría en una chica como yo. Las piernas me pesan cuando subo cada uno de los escalones de la inmensa escalera, ahora mismo, me siento como si esto fuera una terrible pesadilla, al llegar al último escalón, tengo la intención de mirar por encima de mi hombro para verificar que él me sigue como ayer, no, no hay rastro de él, mucho menos del sonido de sus pasos, lo que me hace estremecer. —Tonta —me susurro a mí misma. Camino directo, alentando mis pasos, hacia la habitación que me han asignado, me encierro colocando el pestillo, sin importarme el hecho de que pueda derribar la puerta como la
BOSSNinguna de las palabras que le dije a Devrim, las sentí, solo había sido el coraje del momento, porque desde que la hice sangrar, no he dejado de pensar en ella ni un solo momento, y eso es lo que más me cabrea, el hecho de que una mocosa como ella, sin experiencia en el sexo, se haya infiltrado no solo en mi sistema, sino, hasta en mi piel, cuando me encontró con Ana haciéndome una mamada, me sentí victorioso, quería lastimarla, quería herirla para no sentirme de este modo. Pero lo único que logré, es que después de que ella se diera la media vuelta, me corrí, pero no porque Ana hubiese hecho un gran trabajo, sino, porque en todo momento estaba pensando en ella, en Devrim, en los sonoros y suaves gemidos de dolor que brotaban de su boca, en cómo me clavaba las uñas ante el dolor que le causaba mi polla al expandir sus paredes internas. En mí, entre sus piernas, bombeando su coño, uno que nunca nadie había probado, solo yo, el primero, así que cuando le dije toda esa mierda, so
DEVRIMMinutos antes… No tengo ánimos ni ganas de estar aquí, mucho menos de acompañar a una mujer que me detesta y que solo me invitó porque no quiere tener problemas con Maxim. —Estoy tan emocionada —miente mientras estamos en el auto. Ni siquiera me atrevo a mirarla a los ojos, me da náuseas solo de pensar en ella con Maxim, el hijo de perra de quien tengo que vengarme, tengo un objetivo, una misión, y no voy a permitir que nadie me lo arruine. Mucho menos el mismo Boss. —¿Te sientes bien? —me pregunta ella.Resignada, le veo de soslayo, sabiendo que no puedo evitarla más, y que si lo hago, ella solo va a seguir insistiendo, le pongo la atención que tanto me ruega. —Sí —respondo sin ánimos.—No lo parece. Me muerdo el labio inferior, coloco sobre mi rostro la mejor máscara de amabilidad e inocencia que tengo, y suelto un largo suspiro. —Es que es incómodo, no te conozco, y si te soy honesta, ni siquiera tengo amigos tan cercanos porque no me gusta relacionarme mucho con la g
DEVRIMHa pasado una semana desde que Maxim me propuso ser la segunda opción, su amante, o como yo prefiero llamarlo, su puta personal, está equivocado, no le di una respuesta, solo me estoy tomando mi tiempo para mandarlo a la mierda, lo que lo ha tenido de mal humor, no dejo que me toque, mucho menos que me bese, los dos primeros días se escabullía en mi habitación por las noches, me follaba en toda clase de posiciones, para después recordarme que se iba a casar, y que por supuesto, quería incluso darme una de sus propiedades en donde nos podríamos ver de vez en cuando. En todo caso, una amante a quien esconde del resto, y le da una mansión que es una jaula, en donde no podría hacer nada sin su consentimiento, no podría follarme a nadie más, mucho menos enamorarme de nadie, pero él sí podría follar a Ana, mientras se prepara para llegar a ser la madre de sus hijos. Lo cierto es que el estómago se me revuelve con solo pensar en eso. —No, gracias —me miro en el espejo. Me estoy en